martes, 12 de junio de 2012

El agua tiene dos caras


Bueno, soy muy breve, porque ahora sí que no tengo tiempo... Muchísimas gracias por los comentarios (Livia, me alegra tanto haber visto tu comentario y me alegra tanto que te guste la historia ;) :D :D). Y bueno, espero que les guste el capítulo, que va a ser un poco corto.


-¿Trajiste las cosas, Šhřιη?- fue lo primero que dijo.
Šhřιη frunció el ceño.
-Hola, me fue bien y sí, salí ileso, tomando en cuenta que me atacaron dos guerreros de la tribu de los mακăħατ. Te agradezco de corazón tu preocupación- murmuró lanzándole el saco.
Σs’κα reaccionó de inmediato, atrapándolo con firmeza. Lo abrió y rebuscó en su interior, sonriendo con satisfacción.
-Eres el mejor, Šhřιη. Gracias.
Šhřιη soltó una carcajada.
-Eso no funciona conmigo, amigo. Ya sabes lo que pido a cambio- repuso incorporándose con el avecita entre sus manos- ¿Tienes hambre?
Σs’κα sonrió al tiempo que cerraba sus manos en puños y de la nada, los abría, dejando entrever dos objetos circulares y planos que parecían ser de una piedra muy preciosa, que brillaba sorprendentemente a la luz del sol. Jugueteó con los objetos antes de pasárselos a Šhřιη. Me pregunté maravillada de dónde los había sacado…
Šhřιη le entregó la comida a cambio. Σs’κα le dio un mordisco y sonrió de oreja a oreja. El rostro de Šhřιη estaba deformado por la sorpresa, sosteniendo ahora los objetos entre sus manos.
-Üϖρrεņ… ¿Es en serio?
Σs’κα asintió sonriendo con su típica altanería.
Rodé los ojos al tiempo que comía el último pedazo de mi desayuno.
-No está mal, no está mal…
Aunque en mi fuero interior me preguntaba todavía que rayos eran aquellas cosas. Todavía podía ver el asombro en el rostro de Šhřιη.
Σs’κα se volvió hacia mí.
-Pensé que me dirías si pasaba algo…
-No me pareció oportuno despertarte por la llegada de Šhřιη- dije a la defensiva.
Σs’κα parecía a punto de replicar, pero Šhřιη se le adelantó.
-No entiendo por qué no le hablas de usted a la princesa ¡Qué falta de respeto!
Levanté los brazos hacia el cielo.
-¡Hasta que al fin alguien me entiende!- exclamé molesta.
-Tiene tanto de princesa como yo de dios.- repuso.
-Osea todo.
-En realidad ella debería hablarme de usted.- continuó ignorando mi comentario.
Šhřιη soltó una carcajada.
-Te rebajaron a su protector…- dijo entre risas.
Σs’κα sonrió levemente lanzándome una mirada cómplice que me tomó por sorpresa.
-Si tú no me hablas de usted, entonces yo tampoco lo haré contigo- lo previne.
Su sonrisa se ensanchó.
-Me parece justo.
Correspondí a su sonrisa al tiempo que desviaba la mirada.
Šhřιη se desternilló de risa en el suelo y Σs’κα rió sacudiendo su cabello. No pude evitar sonreír ante la escena. Pasó un largo rato antes de que Šhřιη pudiera ponerse de nuevo en pie y guiarnos por el bosque.
-¿A dónde vamos?- pregunté.
Nadie contestó a mi pregunta.
Suspiré intentando aceptar a regañadientes que junto a Σs’κα tendría que acostumbrarme a las sorpresas. Pero después de cruzar matorrales y helechos, llegamos a un camino que se abría paso hasta un lago de aguas transparentes y finalmente Šhřιη llenó el silencio con sus chistosas anécdotas. Σs’κα, como siempre, iba más bien concentrado en afilar su cuchillo o dejar marcas en los árboles, ensimismado en sus pensamientos.
Šhřιη se acercó a la orilla del lago y bebió un poco de agua. Me coloqué a su lado y lo imité, mirando atentamente mi reflejo. Mi rostro seguía cubierto por la capucha, pero podía intercambiar miradas con mi reflejo. Podía ver la nostalgia en mis ojos y el dolor que reinaba en mi alma.
-El agua tiene dos caras, pero la superficie siempre te dirá la verdad- murmuró Šhřιη, agitando el agua al tiempo que desaparecía mi reflejo.
Sonreí ante sus palabras.
-Hagamos un juego…- dijo Šhřιη repentinamente, al tiempo que sus ojos se iluminaban como si hubiese tenido la mejor de todas las ideas.
Lo miré curiosa, pero bajo la capucha, no se percató, sino que se incorporó con agilidad y se dirigió hacia Σs’κα, que nos miraba recargado contra un árbol como la noche pasada.
-¿Recuerdas? Veremos quién llega más lejos- le dijo Šhřιη mirando hacia el otro lado del lago.
-No creo que la princesa lo logré…- repuso burlón, dirigiéndome una mirada cargada de sorna- No ha demostrado tener muy buena puntería.
“Es sólo para provocarte…” me repetía una y otra vez para mí misma, mordiéndome el labio con fuerza. “Es sólo para provocarte…”
Šhřιη soltó una carcajada y se volvió hacia Σs’κα.
-¿Quién cazó tu desayuno ayer en la noche, cabeza dura?- dijo a mi defensa con diversión.
Sonreí de oreja a oreja al ver que Σs’κα apretaba los dientes y guardaba silencio. Pero, como si yo hubiera hecho aquel comentario, se volvió hacia mí y me miró desafiante. Dio unos pasos hacia delante.
-Hay mejores- musitó extendiendo su mano en dirección al lado opuesto del lago y dejando que una llama de fuego tan delgada como su dedo, diera contra la corteza de uno de los árboles.
Mi orgullo me hizo dar dos pasos hacia delante y desenfundar el arco y una flecha. Lo tensé y apunté con cuidado. Σs’κα se movió con impaciencia, pero lo ignoré. La corteza chamuscada todavía ardía, el perfecto círculo de cenizas era mi claro objetivo. Sentí cómo la energía recorría mis brazos, saliendo de mi pecho, y hacía la conexión con el arco cuando toda la fuerza se concentró en la flecha y ésta salió volando con la rapidez de un rayo por encima de las tranquilas aguas y daba por debajo del blanco.
Σs’κα rió quedamente con una mezcla de burla y triunfo a la vez.
-Mi turno.- dijo arrebatando el arco de mis manos y tomando una flecha de mi aljaba.
Lo miré rabiosa, deseando febrilmente que errara el tiro. Pero para mi desconcierto, en la mitad de tiempo en la que yo tardaba en calcular, la flecha ya había salido volando y daba limpiamente en el centro del punto negro. Y como si mi arco no fuera más que una rama de árbol, se lo lanzó a Šhřιη, que lo cachó sin aparente esfuerzo. Se acercó a mí, tomó una flecha más y se la entregó.
Y Šhřιη, con la misma agilidad que su compañero, tensó el arco en dos parpadeos míos y soltó la flecha, pero, a diferencia de la de Σs’κα, la suya quedó al lado del centro.
-κræmm…- dijo al tiempo que Σs’κα sonreía con suficiencia.
-Sigo siendo el mejor- dijo con una indiferencia que hizo que la sangre hirviera dentro de mí.
Tomé el arco de manos de Šhřιη y sin pensarlo dos veces saqué una flecha y cerré los ojos. Era como si a mi vista se le abrieran nuevas puertas. Podía percibir los leves temblores del agua y el viento que soplaba. Apunté, viendo las cenizas en el árbol y solté la flecha, que pasó con una rapidez inhumana el agua, dejando una estela de viento tras de sí y atravesando a continuación la propia flecha de Σs’κα, hundiéndose hasta la mitad de su delicado cuerpo en el tronco.
Abrí los ojos. Šhřιη miraba boquiabierto, al tiempo que le daba palmaditas a Σs’κα en el hombro, intentando disimular una sonrisa burlona.  

jueves, 7 de junio de 2012

Consejos para el desayuno


No sé sí me desperté por el hecho de que hacía frío o por la luz del sol que empezaba a abrirse paso entre las hojas de los árboles. Me costó un rato orientarme. Pero cuando recordé todo lo sucedido la noche anterior, me incorporé desconcertada mirando a mí alrededor. No había nadie en el claro y la fogata estaba a punto de extinguirse. Era de aquellos días que la energía parecía haberse esfumado en mí a pesar de lo bien que había dormido, pero podía percibir la presencia de alguien en la cercanía.

Respiré hondo antes de cerrar los ojos y concentrarme en el movimiento del bosque.

Sentía la tierra húmeda bajo mis pies y la vida que había en ésta. Colmenas, arañas, un pájaro que parecía recoger su desayuno. Y con movimientos suaves, descubrí una figura humana sobre la rama de un árbol.

Abrí los ojos lentamente y me encontré con unos ojos azules que me miraban fijamente desde la altura.

-Buenos días, princesa ¿Dormiste bien?- preguntó Σs’κα con voz cansina.

-La verdadera pregunta es si tú dormiste…- repuse.

Σs’κα sonrió divertido.

-¿Dónde está Šhřιη?

Con un movimiento ágil, se colgó de la rama e impulsándose, saltó al suelo, cayendo de cuclillas. Se acercó lentamente hacia mí.

-Fue por unas cosas que le encargué.- se limitó a contestar.

Lo miré de pies a cabeza, descubriendo su aspecto en realidad deplorable. Con su capa quemada de las puntas y su cabello castaño desordenado. No faltaban sus facciones cansadas y su mirada perdida, que sustituía a su acostumbrada expresión de superioridad que tanto me sacaba de quicio. Y a pesar de eso, en sí, se veía bien. La tierra en su rostro hacía que sus ojos azules se vieran más claros y su sonrisa más brillante. Se veía tan perfecto como un dios después de un combate.

-Σs’κα, descansa, me toca vigilar- dije lentamente.

Él negó con la cabeza sin un ápice de burla en el rostro.

-¿Cómo está tu brazo?

Si no hubiera preguntado, nunca hubiera recordado que mi brazo izquierdo aún seguía vendado y lastimado.

-Nada que no se pueda arreglar…- musité.

Rápidamente me senté sobre el tronco caído y desenvolví la venda improvisada. A pesar de que fuera de la capa roja de Σs’κα, la sangre seca era mucho más oscura. La herida tenía un aspecto nauseabundo y el hedor de la sangre no mejoraba la situación, pero no dije nada.

Σs’κα se sentó a mi lado y recargó ambos brazos sobre sus rodillas, mirando hacia la fogata, como si no pudiera ver la herida. Un sentimiento de culpabilidad se desdibujaba en sus facciones.

-Le pedí a Šhřιη que trajera algunas hiervas para ayudarte con la herida.- informó.

Σs’κα diciendo eso, debía ser obviamente un sueño… ¡Tal vez todavía estaba dormida! Sacudí la cabeza y recargué mi mano marcada sobre su hombro.

-Descansa, te despierto si pasa algo…- insistí.

Σs’κα sonrió con amargura al tiempo que se volvía hacia mí y tomaba mi brazo lastimado para examinar la herida. Aquella suavidad todavía me seguía sorprendiendo sobremanera.

-Te dije que no volvieras a disculparte por lo que dijiste…- comenzó con una suavidad abrumadora- pero… princesa…

Aquellas palabras me estaban tomando por sorpresa ¿Qué quería decir? Tal vez la incertidumbre, tal vez la curiosidad, no sé lo que provocó que los latidos de mi corazón se aceleraran.

-Fui un estúpido por lanzar el cuchillo...- dijo finalmente- discúlpame.

Sonreí conmovida mientras bajaba la mirada.

-No tienes por qué disculparte, no sabíamos para qué servía el cuchillo… no lo hiciste con intención- repuse quitando suavemente su mano cálida de mi herida.

Lo encaré por un instante. Sentí como si mi mundo se fuera de cabeza. Todavía había algo en esa mirada, un misterio, algo que lo hacía ver amenazante pero a la vez seguro.

Me sonrojé al darme cuenta de que él no soltaba mi mirada.

Entreabrí mis labios. No entendía por qué de repente tenía los nervios de punta.

-Descansa, Σs’κα. Lo necesitas- dije evidenciando con mi mirada las marcas moradas bajo sus ojos.

Su expresión se volvió fría.

-¿Ya te había dicho que eres la persona más terca que he conocido en toda mi existencia?- musitó burlón.

Fruncí el ceño.

-¿Y eso debo tomarlo como un cumplido?- repuse.

Él sonrió mirando hacia el cielo por un instante. Las nubes se reflejaron en sus ojos cuando me encaró.

-Tomando en cuenta que he vivido tanto como para que seas la primera tan terca, creo que sí, puedes tomarlo como un cumplido.- dijo desafiante.

Dejé que una sonrisa se dibujara en la comisura de mis labios y desvié la mirada.

-¿Descansarás?- insistí por cuarta vez.

Σs’κα se recostó a regañadientes sobre el tronco, recargando su cuerpo en la tierra y mirando nuevamente hacia el cielo. Puso sus manos bajo su nuca.

Ambos guardamos silencio, mirando hacia el cielo. A pesar de que el sol ya brillaba en todo su esplendor, todavía había estrellas en el cielo. Y justo entre un conjunto había una estela brillante. Tenía la forma de un ojo. Como si nos observaran desde arriba.

-¿Σs’κα?- lo llamé en un susurro.

-¿Huh…?- respondió con voz ronca.

-¿Los dioses nos observan?

Por un largo rato no hubo respuesta. Me volví hacia Σs’κα. Tenía los ojos cerrados y su respiración era acompasada.

-Hay tanto que ver desde allá arriba…- musitó.

-¿Y tu madre?

Sonrió sin abrir los ojos.

-Ésa es una de sus tareas. Pero sólo tiene la mejor vista durante la noche. En el día la vista le pertenece a los dioses aliados con Σπεητε-Τι, el dios del Sol…- respiró hondo- como mi padre. Es por eso que nunca verás un incendio en la noche. Los dioses tienen su forma de convivir a pesar de ser enemigos y respetan los límites.

Ver su rostro así era como ver a otro muchacho por completo. Era una expresión tan suave y dulce. Con su rostro relajado y sus ojos cerrados, de repente tenía la urgencia de pasar mis manos sobre aquellos cabellos castaños desordenados, aunque pareciera que estuvieran colocados en el lugar correcto.

Sacudí la cabeza y me concentré en envolver el pedazo de tela alrededor de la herida en mi brazo.

-Princesa…- me sobresalté al escuchar su voz ya casi en un susurro inaudible.

Me volví a mirarlo con la sensación de que mi corazón saldría de mi pecho… no es mi culpa que me haya asustado…

Sus ojos estaban abiertos y escrutaban mi mano con atención.

Respiró hondo.

-Siento lo de tu hogar…- dijo con un sufrimiento que me sorprendió sobremanera.- Sé cuánto te duele…

Y algo en su voz me hizo darme cuenta de que él en realidad lo sentía por mí.

Estaba tan sorprendida que no supe qué contestar. Pero para cuando me volví hacia él, sus ojos ya estaban cerrados y su respiración era tan acompasada que supe que finalmente se había quedado dormido. Quedé  con la sensación de que aquella había sido otra de nuestras treguas momentáneas y probablemente, después, volveríamos a actuar como hijo del fuego e hija del agua.

Arreglé la venda sumida en mis pensamientos. Incapaz de creer que ayer me hubieran sacado de mi hogar, una horda de bichos come humanos nos hubieran sacado, además, del soterra, y ahora la tranquilidad predominara en mi espíritu.

Respiré hondo.

Sólo había algo que no cuadraba del todo… y era la incertidumbre de cómo se encontraba Μεπ. Cada segundo pensamiento me llegaba el recuerdo de su rostro, de sus labios chocando contra los míos. Había sido una sensación tan vivida, que todavía cuando la recordaba, sentía escalofríos en mi espalda. Deseaba saber con todas mis fuerzas dónde estaba, saber más de él a parte de que se había salvado. Pero, al parecer, los dioses me tenían preparado un camino completamente distinto al suyo. Recordé las palabras de Σs’κα, “Por enamorado…”. Él lo había sabido desde el principio… tal vez si me lo hubiera insinuado antes. Quizás los de airgua sí estábamos ciegos. Ahora que estaba lejos de Μεπ me arrepentía de no haberle dicho que estaba enamorada de él antes.

Entonces me vi interrumpida por unos sigilosos pasos detrás de mí. Me incorporé de un salto y di una media vuelta, encarando a un Šhřιη que sonreía de oreja a oreja con aquella carisma tan propia de él.

-Relájese, princesa, sólo soy yo.- dijo mirando significativamente la mano que tenía sobre mi cinto.

Rápidamente la tensión abandonó mi cuerpo.

-Šhřιη ¡Volviste!- dije aliviada.

Su sonrisa se ensanchó al tiempo que dirigía su mirada hacia Σs’κα, que todavía dormitaba sobre el suelo.

-Vaya, vaya ¿De qué me perdí?- preguntó con cierta burla y alarma en la voz a la vez- ¿Lo noqueó?

Reí quedamente negando con la cabeza.

-Le dije que descansara.

Šhřιη asintió incrédulo.

-¿Y le hizo caso?- sacudió la cabeza- Obviamente…

Entonces por primera vez le puse atención al bulto que traía cargando. Fruncí el ceño.

Era un saco de piel.

Su sonrisa se volvió traviesa.

-Son cosas que…

-Te encargó Σs’κα, lo sé- lo interrumpí.

Šhřιη dio unos pasos hacia los restos de la fogata.

-¿Tiene hambre, princesa?- preguntó dejando las cosas sobre el suelo.

Se hincó junto a las cenizas y con dos piedras que tomó del suelo, prendió un pequeño fuego.

-Si Σs’κα estuviera despierto sería más fuerte.- murmuró sacando el cuerpecito del ave, que habíamos cazado ayer, del saco.

Meneé la cabeza.

-Eres de las únicas personas del agua que conoce su origen ¿Verdad?- pregunté hincándome a su lado.

Šhřιη degolló al avecita y cortó sus patitas.

-Además de usted, princesa, sí.- contestó con cierta diversión en la voz- ni los propios dioses saben de su procedencia y de sus habilidades.

Asentí con la cabeza.

-Σs’κα me contó algo por el estilo- coincidí con un hilo de voz- ¿Y desde cuándo se conocen?

Amarró el cuerpecito de una pequeña rama y la dejó al fuego.

-Si me permite preguntar, princesa…- comenzó lentamente, más bien concentrado en asar el ave, parecía como si las llamas repiquetearan en sus ojos- ¿Qué tanto conoce de la historia de Σs’κα?

-¿Por qué?- pregunté a la defensiva.

-Porque soy de esas personas que sólo continúan con historias y no las comienzan. Si hay algo que Σs’κα no le haya contado, entonces no quiero que usted lo sepa por mí, sin ofenderla, sólo no quiero darle una mala impresión del hijo del dios del fuego… Σs’κα ha vivido de todo.- y aquellas palabras sólo lograron acentuar mi curiosidad en lugar de prevenirme.

Guardamos silencio por un momento.

-Sé que está peleado con sus dos padres y que Mina fue transformada por su propio padre en un leopardo- contesté.

Šhřιη me dedicó una mirada seria, hasta que finalmente se volvió hacia las brazas del fuego, que lentamente iban cambiando el color del pellejo.

-Su padre lo encerró en una cueva y casualmente yo pasaba por allí cuando escuché sus gritos de furia. Lo saqué y desde entonces viajamos juntos por las extrañas tierras que deparan la custodia de los dioses. A nosotros se unió Mina un tiempo después.- contestó mi pregunta finalmente.

Pero por cada palabra que había pronunciado, sentía preguntas amontonarse en mi boca, trabando mi lengua.

-¿Entonces tú conociste a Mina como humana?- fue la primera pregunta que me llegó.

Šhřιη asintió con la cabeza.

-Era muy parecida a Σs’κα, sólo que sus ojos eran grises. Ella es mayor que Σs’κα ¿Sabía usted?

La verdad es que no me sorprendía escuchar aquellas últimas palabras, porque la verdad era que Mina me parecía mucho más experimentada y amable.

-¿Por cuánto tiempo?

Šhřιη me miró con el ceño fruncido, dejando que una sonrisa burlona asomara en la comisura de sus labios.

-El tiempo que le tomó a sus padres darse cuenta que era un error tener hijos.- se limitó a contestar.

Las brazas de fuego se intensificaron por un momento.

-No puedo imaginar qué tantos años debe tener Σs’κα- confesé- para todo lo que ha vivido… se necesita mucho tiempo.

Šhřιη rió, mostrando su total apoyo a la idea.

-El suficiente tiempo para pasar su niñez con los dioses y con los guardianes de las puertas. Ser desterrado por su propio padre de la casa de los dioses y ser enviado a la tierra, encontrar a un bandolero del bosque y viajar con él durante ciclos lunares enteros…- tomó aire- y no sabe todavía todo lo que sigue.

Lo miré boquiabierta ¿”Ser desterrado de la casa de los dioses por su propio padre”?

-¿A él también lo…?

-desterraron- terminó Šhřιη por mí, sacando el cuerpecito asado de entre las brazas de fuego.- sí, aunque por razones mucho menos nobles que las suyas.

Lo extendió hacia mí.

-Gracias- murmuré al tiempo que tomaba un pedazo y empezaba a comer.

Šhřιη asintió sencillamente con la cabeza, mordiendo el cuerpecito.

-¿Es por eso que odia a sus padres?- se me escapó de entre los dientes- ¿Pero por qué? ¿Es por eso que tú y él se conocieron? ¿Sigue desterrado…?

-Oiga, princesa- me detuvo Šhřιη mirándome con una paciencia infinita- no puedo contestar a todas sus preguntas. En primera, porque ya me perdí y en segunda, no me corresponde contarle esa parte de la historia…- calló por un instante- usted es muy curiosa por lo que veo, princesa.

Me sonrojé levemente mientras le daba otro mordisco a mi pedazo de carne.

-Es que ahora hay muchas cosas que empiezan a encajar desde que conocí a Σs’κα…

Aunque me abstuve de añadir que lo había conocido a penas hace dos lunas. Ya tenía la sensación de haber viajado ciclos lunares enteros en su compañía… pero todavía quedaban esos huecos que le daban un aire misterioso a su procedencia.

-Σs’κα me mataría si le doy tanta información…- murmuró.

-¿Por qué?-repuse frunciendo el ceño.

Šhřιη calló.

Suspiré.

-Porque no le simpatizo ¿Verdad?- contesté a mi propia pregunta.

Šhřιη miró hacia otro lado.

-Él dijo que ustedes son enemigos, pero que están obligados a viajar juntos.- dijo encogiéndose de hombros, se volvió para dar otra mordida- Si me pregunta a mí, yo pienso que muy en el fondo, Σs’κα le tiene aprecio, princesa. Así que si me permite, déjeme aconsejarle un poco…- masticó con extremada lentitud- Si quiere saber las respuestas a tantas preguntas, le está preguntando a la persona equivocada- miró hacia Σs’κα-… pregúntele a él…

Tragué saliva. La sola idea de intentarlo me causaba escalofríos.

Šhřιη sonrió ante mi reacción.

-Dese cuenta, princesa. Hay un lazo muy fuerte que los une a ustedes dos y tardo o temprano se tienen que dar cuenta.- dejó el cuerpecito del ave sobre su regazo, mirándome con gravedad.

-¿Que nos une?- murmuré confundida.

-Aquí le va otro consejo…- respondió lentamente, bajando el volumen de su voz- Si no es simpatía, entonces Σs’κα le tiene respeto, princesa, porque los dos perdieron su hogar. Y ésa puede ser la llave de todas las respuestas…

Pensé en sus palabras. Para mí Σs’κα seguía siendo el enemigo… pero por un lado… porque por el otro le debía mi vida después de que me la había salvado dos veces.

Antes de que siquiera pudiera expresar mis cavilaciones en voz alta, Σs’κα pareció despertar de su siesta. Se despereció con extremada lentitud y finalmente se volvió hacia nosotros.

-¿Trajiste las cosas, Šhřιη?- fue lo primero que dijo.


Bueno, pues aquí estoy de vuelta y me disculpo por haberme tardado tanto, pero, es que, empiezo a tener la sensación de que nadie lee el blog (Creo que muchos de ustedes han llegado a sentir esa sensación si tienen un blog y su sueño es llegar a tener muchos seguidores que lean la historia). Y bueno, me pareció, que si en realidad era así, entonces no valía la pena continuar publicando. Y la verdad es que nunca he pedido que comenten (Porque luego es horrible que te pidan que comentes si ni siquiera sabes qué comentar) y ahora tampoco les voy a pedir que me comenten, pero... necesito que me de alguien por favor una razón para continuar con la historia. Porque no tiene sentido continuar publicándola si nadie la lee.