martes, 7 de febrero de 2012

Miedos y espíritus

Creoo que está un poco largo :3 hahaha pero ¡Discúlpenme! Me inspiré un pocoo... ^.^ además de que he tenido los últimos días libres... :D :D Les aviso que ¡¡YA CASI LLEGA MI PARTE FAVORITA!! ;) En el siguiente capítuloo :D hahahaha Ya no les adelantoo más. Sólo les diré que después de este capítulo viene el último de "Esclavos de las sombras" hehehe y después mi capítulo favorito de la novela. Y el avisoo de la muerte temporal :P hahaha ¡Sí, moriré por una semana! O mejor dicho, no publicaré en una o dos semanas, todavía no estoy segura, pero es que tengo que hacer una práctica social y bueno... quién sabe si me dé tiempo de publicar. A parte de eso, quiero comentar dos cosas más; la primera es una pregunta ¿Están de acuerdo con que ponga "¿Cuándo publico, en tres días, en una semana, etc...?"? Explico rápidamente, si le dan click por ejemplo a "en tres días" entonces, publicaré tres días después de haber publicadoo el capítulo, porque en realidad no sé cuándo le dieron click y no puedo depender de ello :/. Y como segundo punto, pues, pronto me voy a llevar la historia de Danny y Any, para que no haya tantas cosas en el archivero. Veré de qué manera puedo dejarla a su alcance, por si algún día tienen antojo de volverla a leer ;)

No saben cuánto me encantaría saber su opinión de lo que ha estado ocurriendo en estos capítulos. Es que nunca pensé llegar a decir estoo... pero siento que le escriboo al aire y es por eso, que, por un poco de caridad para la escritora ¡Les pido un comentario! El que sea y de quien sea. Y como último, les doy la bienvenida a las nuevas dos seguidoras y como a todas, esperoo que se diviertan conociendo a Es'ka y la princesa Kanto.


Después de aquel pequeño encuentro, hicimos un pequeño recorrido por las grutas con Μεπεσ y alguno de sus guerreros como guías. Σs’κα ni siquiera se molestó en prestar atención, sino que nos siguió con la mirada ausente, recalcando que estaba allí por obligación y no por gusto. Pasamos por varias habitaciones, por un pequeño almacén de provisiones y conocimos el baño de la comunidad, además de una pequeña cocina y la salida de emergencias.

-La salida no se ha usado desde hace varias generaciones- comentó uno de los guerreros, al tiempo que la mirada de Σs’κα por un momento se posaba sobre la dura piedra frente a nosotros.

Coloqué una mano sobre las rocas y la pasé por los resquicios y las ranuras, esperando encontrar un hoyo o alguna posible puerta, pero la pared parecía sellada.

-¿Seguro que no estamos en la cámara equivocada?- pregunté en medio del silencio.

La humedad era palpable en todos lados. Podía sentir el sudor perlado en mi frente y las olas del calor húmedo chocar contra mi rostro como si estuviéramos en un verdadero horno.

Μεπεσ sonrió al tiempo que colocaba su mano sobre la mía. Mis mejillas se sonrojaron… Seguramente era el calor…

-Un poco más abajo- me susurró suavemente al oído mientras llevaba mi mano bajo una pequeña fisura en la piedra.

Contuve la respiración, al tiempo que un extraño cosquilleo proveniente de mi mano llevaba una oleada de calor por todo mi cuerpo.

Cerré los ojos, sintiendo finalmente el símbolo de airgua tallado en la roca.

-Necesita de energía…

-Para ser abierta- terminé por él, escuchando el eco de mi voz en el silencio.

Abrí los ojos de golpe ¡Sabía lo que tenía que hacer!

Canalicé las fuerzas dentro de mí y esperé a que las corrientes que parecían eléctricas cruzaran por mi brazo hasta mi mano. Justo en el instante que la energía rozó el símbolo de airgua, la marca en mi brazo brilló con intensidad, despidiendo aces de luz que atravesaban la delgada tela de mi capa negra sin problema alguno. Mi luz recorrió la piedra, develando escrituras antiguas a una velocidad vertiginosa. Pronto toda la cámara estaba iluminada; el techo, las paredes, el propio suelo… El silencio se convirtió en voces y las voces en música. Una melodía que parecía guardar un secreto profundo, escondido en lo más recóndito de aquella habitación. Escuché maravillada.

-Las voces de nuestros ancestros- murmuré en un susurro a penas perceptible.

Pero justo en aquel instante, la música desapareció de improvisto y la luz de las escrituras antiguas se fundió en una en el centro de la habitación, formando un la silueta uniforme de un guerrero de mirada severa, a pesar de que en su rostro hubiera dos cuencas en lugar de ojos.

Mis latidos se aceleraron a mil por hora. Sentí el peligro en el aire. Porque, a pesar de que el espíritu no tuviera ojos, yo sabía que su mirada severa se dirigía a mí.

De repente sentí que el aire me faltaba y el frío me invadía hasta tal punto, que percibí cómo mis huesos empezaron a congelarse. Era como estar sin vida, mis brazos no me obedecían y mis manos parecían muertas. El miedo me invadió con rapidez ¡¿Qué era lo que sucedía?! No podía quitar la vista del espíritu, que observaba mi metamorfosis sin ademán de ayudarme. Más bien parecía disfrutarlo. La noción del tiempo y del espacio de repente desapareció para mí. La falta de aire empezaba a hacerse evidente. Mis pulmones parecían pedirlo a gritos, pero no podía pedir ayuda, porque no lograba ver ni a Σs’κα, ni a Μεπεσ, ni a los guerreros. Era como si hubieran desaparecido, aumentando mi desesperación. El vacío parecía comerme por dentro, la soledad era mi enemiga y mi cuerpo y mente echaban la compañía en falta. Era agobiante y por un momento, deseé la muerte.

Y cuando aquellos pensamientos cruzaron por mi apenas consciente cabeza, el espíritu sonrió horriblemente. Esperé su movimiento, ya que no tenía nada más qué hacer. Monstruoso, inminente, con un cuerpo traslúcido cuya procedencia parecía imposible de explicar. Así era como veía a aquel espíritu. El miedo era palpable en cada célula de mi cuerpo. Nunca había sentido aquel vacío.

-Eres culpable- dijo el espíritu acercándose- eres culpable por tus acciones.

Quería llorar, gritar, moverme siquiera, pero mis huesos seguían congelados y no parecían querer ceder. Mis pulmones parecieron dar el último respiro al tiempo que la culpa me carcomía por dentro.

-No puedes salir por esta puerta- sentenció finalmente el espíritu, acercando sus manos traslúcidas a mí.

Me resigné a lo que pudiera pasar. Pero cuando pensé que me atacaría, éste desapareció de improvisto y el aire llegó de nuevo a mis pulmones, al tiempo que recuperaba la movilidad.

El miedo permaneció allí.

Miré la piedra, al tiempo que me dejaba caer al suelo de rodillas. Usé mis manos para apoyarme. Mis pulmones agradecían el aire devuelto. Pero la imagen del espíritu seguía allí presente, sin lograr quitarme aquel vacío del todo. Parpadeé varias veces.

-¡Princesa!- escuché detrás de mí.

Pero mis ojos se quedaron clavados en el suelo. Las lágrimas amenazaban con desbordarse por mis mejillas. Opté por tranquilizar mi respiración. Ni siquiera el calor del aire parecía poder calentar mi cuerpo.

-No quiero ver al espíritu de nuevo…- dije con la voz quebrada- me matará… porque…

Μεπεσ se hincó frente a mí.

-¿Estás bien?- preguntó preocupado.

-Me va a matar, Μεπ, me va a matar…- sollocé soltando finalmente las lágrimas.- Me va a matar porque le fallé a mi pueblo, me va a matar…

Me tomó ligeramente de los hombros. Pero mantuve la vista clavada en el suelo. Recordaba detalladamente cómo el frío me había invadido.

-Princesa ¿Te hizo daño?

-Debí matar al leopardo, debí cumplir con mi deber. Lo tuve tan cerca, pero no podía- dije aún metida en el trance- me salvó. No debía…

-¡Princesa!- insistió Μεπεσ tomándome por la barbilla.

Pero su tacto me era indiferente. Las imágenes pasaban por mi mente como si aún estuviera congelada.

-¿Qué sucede? ¿Por qué no reacciona?- preguntó uno de los guerreros.

Las voces me parecían tan lejanas.

-Fue mi culpa…- se lamentó Μεπεσ- nunca pensé que aquello pudiera ponerla en peligro.

Entonces por primera vez me percaté de que mis ojos ausentes se reflejaban en los suyos. Y la vista de mi rostro asustado me sacó bruscamente de mis recuerdos.

Nos miramos por un momento. Él parecía querer comprobar que todo había vuelto a la normalidad y yo esperaba que el reflejo en sus ojos se viera más tranquilo.

-¿Princesa?- susurró Μεπεσ escrutándome con la mirada.

Su tacto finalmente pareció hacer efecto. Me sentía segura a su lado y sin pensarlo ni un momento más, me eché en su regazo y sollocé en silencio. Él pareció sorprendido, pero al poco tiempo, su brazo rodeó mi cintura y su mano acarició mi cabello con suavidad.

-Ya pasó- intentó consolarme- Ya pasó, princesa. Te prometo que nunca más te pondré en un peligro así. Soy un estúpido.

Mis sollozos no lograron calmarse, pero el calor empezó a invadirme lentamente. Me aferré a él con fuerza.

-¡Preparen un baño caliente para la princesa!- ordenó Μεπεσ a sus hombres.

Escuché pasos que se alejaban.

-Μεπεσ…- susurré intentando atar cabos.

-¿Qué sucede?- me preguntó.

-Nadie ha abierto la puerta desde hace generaciones porque debes estar libre de culpas- expliqué riendo con la voz entrecortada- creo que ya descubrimos ese misterio.

-Pues fuiste valiente, princesa- me elogió Μεπεσ con cariño.

-¿Valiente?- inquirió una voz conocida cerca de nosotros- Más bien diría que fue innecesario y estúpido…

-¿Dirías eso si te hubiera ocurrido lo mismo que a la princesa?- repuso Μεπεσ con molestia en la voz.

-Ponerse en tal peligro nunca se me hubiera pasado por la cabeza- contestó Σs’κα con sequedad.

-¿Y sabías tú la magnitud de la situación? ¡Porque yo no te vi reaccionar!- dijo Μεπεσ levantando la voz.

-Yo no fui el que la incitó a abrir la puerta- contradijo Σs’κα con su voz gutural.

De repente las palabras del espíritu empezaron a cobrar sentido “Eres culpable por la destrucción de tu pueblo”. No por haberles fallado, era porque podía fallarles…

-¿Qué hubieras hecho tú? ¿Sacarla tan rápido como entraron?- preguntó Μεπεσ sarcástico.

Yo no debía volver a casa…

-Ni siquiera le hubiera mostrado la cámara- contestó Σs’κα.

Tenía que acompañar a Σs’κα…

-Pero no hiciste nada de eso ni nos detuviste, a pesar de que sabías que había un “aparente” peligro. Yo no creo que estés aquí para proteger a la princesa- remató Μεπεσ rabioso.

La pelea empezaba a llegar a sus límites. Debía pararla.

-Μεπ…- susurré descubriendo mi rostro.

Cuando mis ojos se encontraron con los suyos, su respiración se tranquilizó. Los dos guardaron silencio.

Pude descubrir de reojo, cómo una sonrisa de suficiencia se dibujaba en el rostro de Σs’κα, adelantándose a mis palabras.

Entonces Μεπ me cargó con una mano bajo la antepierna y con otra bajo el cuello, como un padre cargando a su hijo recién nacido.

Escuchar sus latidos me tranquilizaba notablemente, por lo que puse mis manos alrededor de su cuello y me aferré a él.

-Volver a casa es lo que más deseo…- comencé lentamente, buscando las palabras adecuadas- pero… con todo esto, me di cuenta de que sería un error. Mi deber está en…

-Ir con los dioses- terminó él por mí, desviando la mirada, al tiempo que su flequillo se agitaba.

Mis mejillas se ruborizaron… ¡Estaba entre sus brazos! Aquello era lo que más me abrumaba, era tan perfecto, que por un momento había olvidado lo sucedido hacía un rato.

Me encaró.

-Contra usted no puedo argumentar nada, princesa- dijo dulcemente, acelerando mis latidos, pero algo en su mirada me partió el corazón por la mitad.

-Jefe…- dijo alguien entrando en la gruta- el baño está listo.

-Gracias, Πεκτσα- contestó Μεπεσ sin perderme de vista- en seguida vamos.

¡Cuánto deseaba consolarlo! ¡Cuánto deseaba decirle que al diablo con todo lo demás! Pero era imposible. Debía cumplir con mi deber o le fallaría a mi pueblo.

-¿Puedes caminar?- preguntó inesperadamente Σs’κα.

Μεπεσ me interrogó con la mirada antes de dejar mis piernas en el suelo. Mis pies se tambalearon, pero los fuertes brazos de Μεπεσ me salvaron de una caída.

Me sonrojé.

-Claro, es sólo cuestión de…-di unos pasos hacia delante, pero las fuerzas me fallaron y mi rostro estuvo a punto de dar contra el suelo, cuando otras manos me sostuvieron por la cintura.

Un escalofrío recorrió mi espalda.

-Σs’κα… por favor… yo puedo sola- insistí, evidenciando sus manos alrededor de mi cintura.

Sonrió divertido.

-Perdona, princesa, fue tregua momentánea, te ibas a caer- se excusó soltándome de golpe.

Perdí el equilibrio y el juego de manos continuó con Μεπεσ.

-Obviamente no puedes caminar, princesa- comentó al tiempo que me aferraba a su cuello con ambas manos.

Nuevamente me cargó como a un bebé y salimos de la gruta con Σs’κα pisándonos los talones.

La oscuridad era inminente. Me era imposible ver siquiera el rostro de Μεπεσ. Pero, acurrucada en su regazo no me preocupe por que pudiéramos caer o que pudiera ocurrir algo por el estilo, sino que me mantuve concentrada en su acompasada respiración y en el calor que emanaba su cuerpo.

-Mañana saldremos todos por la mañana.- dijo Μεπ, al parecer, expresando sus cavilaciones en voz alta.

-Nada más que cada uno por diferentes caminos- musité con pesar, aferrándome inconscientemente un poco más a él.

Sus cálidos brazos me apretaron con cariño.

-Pero nos volveremos a ver- aseguró.

Aunque algo dentro de mí me dijera lo contrario, me limité a guardar silencio.

Entonces las primeras antorchas iluminaron el recinto lo suficiente como para distinguir los colores y las siluetas. Al mirar hacia delante, el camino parecía interminable, pero, al mirar hacia atrás, me encontré con los ojos de Σs’κα y con su gallarda silueta flanqueándonos. No pude evitar recordar el día que me salvó y el sigilo con el que apareció. Quizás no era un felino como su hermana, pero a mi parecer, se comportaba como uno. No sólo por su aire arrogante y su mirada desafiante, sino, por sus movimientos, sus pisadas silenciosas. Había algo en él que me causaba escalofríos y en cierto sentido me tenía intimidada y a la vez curiosa, porque podía verlo en sus ojos. Él tenía algo distinto a los demás, su historia parecía más oscura de lo que aparentaba.

Pero desvié la mirada al tiempo que me sonrojaba. Lo único que se escuchaba eran nuestras pisadas y en mi caso, la respiración de Μεπ, que me mantenía tranquila. Pasó un largo lapso de tiempo hasta que finalmente empezaron a escucharse voces en la lejanía.

-Lo había olvidado, pronto será tiempo de cenar.- nos informó Μεπεσ cuando salimos del pasillo y nos encontramos de nuevo en el recinto.

Por un instante me sentí aliviada.

2 comentarios:

  1. Bueno pues seré el/la primer@ en comentar ... yuhu!!! hehehe
    Me encantó tu blog! Sobre todo los últimos capítulos ^_^
    Por cierto, escribes muuy bien, te felicito :D

    Un saludo muy afectuoso ! :)

    Atte. Anónimo (hehehe)

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  2. Nessy, disculpa por no comentar antes, como dije estaba perdida en un lapsus horrible pero ahora regrese y quiero decirte que la historia y el relato pintan genial!! ya quiero leer la ultima parte de tu relato y llegar al siguiente capitulo de cazadora errante que me esta matando! publica pronto y suerte en todo.

    saludos,

    Lu

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¡Me encantan los comentarios! Agradezco que te hayas pasado unos minutos.