sábado, 14 de julio de 2012

La vida en el bosque


Finalmente he encontrado otro hueco para poder escribir y publicar!! Espero que todavía quede alguien por allí que se pase por el blog, porque no me extrañaría que después de tanto tiempo de no haber publicado ya nadie me lea :P Sólo les digo que lo lamento mucho, pero desde hace un año ya no he estado tan metida en eso de la escritura y mi tiempo se ha reducido mucho, lo más probable es que el próximo capítulo llegue en tres semanas, pero de que llega, llega, porque esta historia quiero terminarla... No quiero dejarla a medias. Ya si después dejo de escribir, eso ya será otra cosa. Aún así les agradezco mucho por los comentarios de la entrada pasada :D :D :D :D :D 

Mindy, finalmente pude pasarme por tu blog ¡¡Ya publicaste el primer capítulo!! :3 Me encantó ;) :D :D Ya comenté para que sigas publicando, ehhh ;) hahaha

Y Livia, me encanta que hayas hecho una cuenta :D :D :D hahaha Ya hasta te tengo contada entre las seguidoras del blog ¿Sabes? A mí también me gustan los chicos malos :D Peroo que tengan su lado suavecito :P 

Y bueno, anónimo, que sigues siendo anónimo porque sigo sin saber tu nombre, ya he visto tus comentarios en las otras entradas y te agradezco tus aportaciones ;) La verdad es que en varios capítulos no me he preocupado por la ortografía y si los nombres están escritos en griego fue porque al principio del año encontré esa aplicación de letras en mi computadora y las letras griegas me parecen tan bonitas, que no dudé en utilizarlas para la historia. De hecho ellas son las culpables de que toda esta trama de la cazadora haya comenzado hahaha

Espero que les guste el capítulo ;) 




-Σs’κα…- comenzó Šhřιη cuando cruzábamos un helecho que me llegaba hasta la cintura.

El aludido se volvió hacia Šhřιη con irritación.

-¿Qué?- espetó.

-Ya sé que están molestos, pero… las hiervas medicinales están todavía frescas y creo que no estaría mal para la herida de la princesa- instintivamente escondí mi brazo entre las gasas del vestido.

El rostro de Σs’κα se mantuvo inexpresivo, pero supe que meditaba sobre las palabras cuando se detuvo entre las ramas de los helechos.

Miró fugazmente mi brazo sin dedicarme otra mirada siquiera y quitándose el saco se lo lanzó a Šhřιη, que había salido de entre las ramas.

Éste lo cachó con agilidad.

-Yo no voy a hacer nada por ella- dijo fríamente al tiempo que continuaba con su camino.

Muy en el fondo, sus palabras hicieron mella en mí, pero continué caminando abriéndome paso entre los helechos, hasta que llegué junto a Šhřιη que me miró con una sonrisa entusiasta en el rostro.

-Ignórelo, princesa, es el orgullo.- susurró guiñándome un ojo.

Sonreí al tiempo que extendía mi brazo.

Rápidamente dejó el saco sobre el húmedo suelo y rebuscó, sacando finalmente unas hiervas envueltas en una hoja más grande que mi propia mano.

-Si me muestra su herida, princesa.- me pidió.

Asentí lentamente al tiempo que desenvolvía el pedazo de tela de la capa de Σs’κα y dejaba al descubierto la larga herida que recorría casi todo mi antebrazo.

-¡Ampárenos los Dioses! ¿Pero cómo ocurrió?- preguntó Šhřιη tomando mi brazo con extremado cuidado.

-Fue con un cuchillo- fue todo lo que me vi capaz de contestar.

No es que no confiara en Šhřιη, era sencillamente que no quería que nadie supiera de la existencia del cuchillo de cυκŭητε, nadie más que los que ya la conocían.

Šhřιη frunció el ceño. De repente la luz del Sol se filtró entre los árboles, iluminando las cejas doradas de Šhřιη y su largo cabello.

-¿No te estorba en las peleas?- pregunté curiosa.

Šhřιη lo sacudió frunciendo el ceño.

-No hasta el momento.-contestó lentamente limpiando la herida con un poco de hiervas.- me salvó la vida una vez.

Intenté imaginármelo en una situación crítica y me pregunté cómo era que su cabello le había salvado una vez la vida, pero cuando sentí el ardor de las hiervas sobre mi piel, mi mente no pudo centrarse en ningún otro pensamiento.

Miré a mí alrededor intentando distraerme con otra cosa. Los árboles eran tan altos y sus ramas eran tan largas que bloqueaban casi por completo la luz del Sol. Era un ciclo eterno de la naturaleza. Las gotas de la lluvia de hacía varias lunas todavía caían ocasionalmente de las hojas de los árboles, humedeciendo la tierra e hidratando a las plantas que crecían en ella. Aquel olor era húmedo, fresco. Sentía incluso la tierra bajo mis pies descalzos, fría, viva.

Cerró los ojos percibiendo cómo las ágiles manos de Šhřιη continuaban con su trabajo. Sujetando las hiervas con la hoja y asegurándola con una cuerda de fibras de árbol.

Respiré hondo.

-¿Cómo el cabello te puede salvar la vida?- pregunté finalmente.

Šhřιη rió quedamente.

-Me quedé enredado en la rama de un árbol antes de caer por una cascada. Mi enemigo no pudo frenar a tiempo y cayó.- explicó.

Entonces me vi distraída al percibir una manada de algún tipo de animal cuadrúpedo. Sus pisadas eran fuertes. Debían ser grandes…

Eran tantas las sensaciones que mi cuerpo apreciaba. Un escalofrío cruzó mi espalda cuando el viento sopló en dirección contraria a mi rostro. Las hojas del suelo se amontonaron débilmente en mi entrepierna.

-¿Y luego cómo…- respiré hondo, intentando ignorar el repentino ardor- cómo te zafaste?

-Me tomé de la rama con ambas manos y comencé a desenredar mi cabello, hasta que pude sentarme sobre la rama y tomar un respiro.- hizo una pequeña pausa- Desde entonces me prometí que nunca lo cortaría.

Se escucharon sonidos provenientes de entre los árboles. Ζēκδ’æ. Animales de la montaña.

Abrí los ojos lentamente y me encontré con los de Šhřιη, que me observaban atentamente. Sus cejas estaban suavemente fruncidas.

-¿Cómo funciona eso de la visión áurica?- preguntó curioso.

Sonreí.

-Es cuestión de percepción, mi padre siempre dijo que se ve mejor con el corazón- contesté lentamente, colocando una mano sobre mi pecho.- y ahora estoy de acuerdo con él. Los ojos engañan, pero el corazón nunca.

-Ya hemos terminado- informó Šhřιη sonriente, mirando con orgullo mi herida recién tratada.

Observé la hoja de textura áspera con atención, esperando a que aquel incómodo ardor se minimizara antes de incorporarme.

-No se preocupe, cazadora princesa, cuando la luna suba a su lugar, el ardor habrá desaparecido, se lo digo por experiencia.- aseguró guiñándome un ojo. – ahora a encontrar al malhumorado hijo del fuego.

Solté inevitablemente un suspiro hastiado.

Šhřιη rió.

-Es difícil de soportar ¿O me equivoco?

Bufé.

-Ni te imaginas. No entiendo cómo es posible que de una protectora tan noble como Mina, me mandaran a alguien como él ¡No congeniamos en nada!- contesté con pesar mientras comenzábamos a caminar.

Šhřιη rió con ganas, guiándome entre los árboles.

-No me diga, le ha salvado tres veces la vida y aún así no se soportan mutuamente- adivinó Šhřιη tan certeramente, que terminé mirándolo con la boca abierta.

-¿Cómo…?

-Lo he vivido dos veces… quiero decir, no es la primera vez que Σs’κα se encuentra en una situación así. Lo único que me sorprende es que haya seguido las instrucciones de su madre. Él nunca escucha a sus padres… pero sus padres no tienen tiempo para preguntarse qué hicieron mal, porque su tarea no es sólo amparar a sus hijos, sino también a los ŋöη’καπ.

Recordé las palabras de Σs’κα aquel día en el soterra.

-Viene por su compañera… quiere volver a verla.- murmuré.

Šhřιη sonrió con una nostalgia que me confundió.

-Cuando lo desterraron de casa pensaba casarse con ella ¿Sabía usted eso, princesa? Se iban a unir frente a los dioses.

Aquellas palabras me tomaron por sorpresa. Lo miré perpleja.

-¿Y por qué ella no escapó con él?- pregunté preguntándome qué clase de amante no corría tras de ti hasta las cascadas infinitas.

Šhřιη soltó una carcajada.

-Pregúntele a él, ya se lo dije, princesa- dijo sonriente.

Bufé mientras me concentraba en la húmeda textura de las cortezas de los árboles. El viento estaba impregnado de aquel olor tan propio de las hojas verdes después de la lluvia.

Guardamos silencio por un largo rato, mientras yo cerraba los ojos y buscaba a Σs’κα. Su nombre seguía siendo el perfecto para él, además de ser rebelde, era imposible encontrar sus pies en el suelo. Un pequeño animalito se cruzó por nuestro camino, escondiéndose tras un arbusto intrincado a un árbol, que por su tamaño y su ancho, se veía ancestral. Su corteza estaba tan arrugada como la piel de los sabios de airgua y al mirar hacia delante, descubrí la cegadora luz del Sol intentando infiltrarse entre los troncos de los árboles. Aquello significaba que nos acercábamos a un claro del bosque.

La tierra tembló bajo mis pies y supe que nos acercábamos a la manada de Ζēκδ’æ. Sus llamados eran tan fascinantes. Era un sonido estridente, que provocaba que el bosque se estremeciera. Tan grave que parecía una voz inhumana, otro idioma que a la gente del agua se nos tuviera privado.

Lentamente empezaba a dominarme la inseguridad al pensar en mi hogar y en el largo viaje que me quedaba por delante, cuando salimos al claro y el viento sopló con una fuerza devastadora, dirigiendo mi mirada hacia un precipicio, que mostraba la grandeza de la montaña sobre la que nos encontrábamos. 

3 comentarios:

  1. I love it!! Me fascino este capitulo!! Aahhh no puedo esperar haber que resulta!! Pobre princesa que ya no puede volver a su tierra :S sabes?? Creo que utilizare estos personajes para una pequeña leyenda en mi historia :D claro! Si tu me permites obviamente!!
    Espero con ansias algun correo tuyo!!
    Besos
    Mindy

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  2. Pues a mí me fascinó la idea de poner letras griegas, le da un toque más misterioso y se ve con estilo.
    Cuenta que yo sigo leyendo tus capítulos. Después, si quieres, te mando el link de mi blog para que le eches un vistazo :)

    Saludos!!!

    Anónimo (jeje)

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  3. Yyyyyyy.... Otra vez como anónimo!!!! Estuvo muy bueno, aunque lo de el pelo devio doler!!! Perdon q sea corto y tarde el comentario, pero GOOGLE NO ME DEJA INICIAR!!!! Y ahhhhhhhhh!!!!!!! Me pone muy mal!!!!!
    Sory, por la explicación innecesaria.
    Besotes, Livia.

    Pd: tranqui, tomate el tiempo q necesites!!!

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¡Me encantan los comentarios! Agradezco que te hayas pasado unos minutos.