lunes, 2 de mayo de 2011

almas distancias

¡Yay! A ver si puedo recuperar la continuidad, ahora que volvemos a clases, la perspectiva me parece muy complicada ;) Pero me aplicaré ¡Es que ahora estoy tan atrasada! Perdón si no he comentando en ningún blog, pero ahora sí que estoy perdida en varias historias ;) Si me dan un rato más, me acostumbraré. Por ahora, aquí les dejo el capítulo y como siempre ¡Muchas gracias por su apoyo! :D :D :D :D :D :D


-¡Hasta que llegan, tortolitos!- exclamó Miranda más airada que por teléfono.

-Lo siento, tuvimos algunos problemas en el camino- se disculpó Jack guiñándome un ojo con disimulo.

Reí entre dientes y abracé a Miranda.

-¡Tranquila! Ya estamos aquí...

-¡Muchachos!- exclamó ahora una voz tan familiar, que los pelos se me pusieron de punta.

Lentamente solté a Miranda y me volví hacia Sora, que sonreía de oreja a oreja con aquella calidez tan propia de ella.

Corrí a sus brazos y la estreché con fuerza.

-¡Sora!- grité emocionada.

Ambas dimos brinquitos de felicidad.

Varias personas en el café posaron su atención en nosotras.

Entonces me di cuenta de cuánto la había extrañado. Mi buena amiga de la infancia estaba frente a mí.

-¿Cómo te ha ido?- preguntamos ambas al unísono.

Soltamos dos carcajadas.

-Bien- contestó ella.

-¡Qué bueno!

-¿Y a ti?- preguntó con sincera curiosidad y preocupación.

-Mejor que nunca- mentí intentando ser lo más convincente posible.

Contuve el aire, temerosa de ver su reacción.

-¡Me alegro! ¡Y también me alegro de que hayas recibido mi carta!- dijo contenta.

Supe que no había notado nada y me sentí aliviada.

-¡Vaya que tú siempre me sorprendes! Primero una carta y ahora tú en persona- comenté juguetona.

Ella rió por lo bajo.

-¿Y en algún momento me vas a presentar a tu nuevo novio?- preguntó evaluando a Jack con la mirada.

Supe que en cuanto tuviera la oportunidad me hablaría sobre él con lujo de detalles.

Me volví lentamente hacia Jack y sonreí.

-Sora, él es Jack- tomé su mano- Jack, ella es Sora, otra amiga de la infancia.

Jack, con su mano libre, estrechó la mano de Sora.

-Es un placer, Sora- dijo diplomáticamente.

Reí para mis adentros. Jack siempre tan caballeroso.

Entonces me volví hacia Miranda. Allí me percaté de que su expresión mostraba preocupación.

Solté a Jack, dejándolo en el principio de una conversación que parecía se volvería muy animada.

-¿Ocurre algo?- murmuré escrutándola con la mirada.

Ella negó con la cabeza.

-No es nada- mintió notablemente nerviosa.

Coloqué una mano sobre su hombro.

-¿Y Roger?- dije dando en el blanco.

Su expresión se descompuso de golpe.

-No quiso venir cuando supo que venía Jack- explicó lentamente.

Solté un hondo suspiro.

-Ya será para otra- intenté consolarla.

Ella se encogió de hombros con indiferencia, pero, al ver sus ojos, supe que aquello le dolía más de lo que aparentaba.

-Esperaba que hoy sí quisiera venir.- comentó con un hilo de voz.

Sus ojos se anegaron de lágrimas.

-Ya lo conoces, cancela al último momento.

Ella negó rotundamente con la cabeza.

-No es eso... es que hace más de dos semanas que ha estado indispuesto. No habla por teléfono, no nos dirige la palabra en el colegio. Sencillamente no lo entiendo, somos mejores amigos- sollozó.

La rodeé suavemente con los brazos.

-Hablaré con él ¿Te parece?- propuse.

Ella asintió, escondiendo su rostro en mi hombro.

Aunque por dentro sabía que sería una platica complicada, casi imposible.





Otra vez nos viene a contar Danny ;) Hay una parte en la que Danny dice: "Celebro el cumpleaños de mi novia", pero no le hagan caso, es solo una excusa. Janet no cumple ese día.

Janet manchó mi nariz con el chocolate del fondue.

Ambos reímos a carcajadas.

Rematé con un pedazo de fresa sobre su pómulo izquierdo, que luego besé saboreando el dulce aroma frutal de Janet.

-No debimos venir por chocolate ¿Ya te diste cuenta de cómo nos mira el gerente?- se quejó Janet entre risas.

Reí con ella y sacudí mi cabello, que salpicó chocolate en su rostro.

-¡Basta!- exclamó divertida.

El hombre nos miraba desde un rincón apartado de las mesas llenas de comensales. Por primera vez dejó su posición y se acercó a nosotros con aire autoritario.

-Con todo respeto, jovencitos. La comida es para comer, no para jugar- dijo sacando un pañuelo del bolsillo de su saco y limpiando el chocolate vertido sobre la mesa.

Ambos paramos de reír lentamente.

-Lo lamento, señor- dije recobrando la compostura.- Celebro el cumpleaños de mi novia.

El gerente puso una mueca rabiosa.

-Pues celébrelo en casa si van a jugar con comida- murmuró.

Saqué mi cartera de la chaqueta.

-Nos podría traer la cuenta, por favor- se adelantó Janet, conteniendo la risa.

El hombre la miró inquisitivo antes de dar la vuelta y desaparecer entre meseros.

Ambos soltamos nuevamente carcajadas y nos tomamos de la mano.

-Me gustó mi cumpleaños- comentó escrutándome con la mirada, sus ojos azules me miraban intensamente.

Mis labios se contrajeron en una sonrisa torcida, antes de desviar la mirada. Sentí un leve dolor en el pecho... y a pesar de saber a qué se debía, decidí ignorarlo.

Un mesero colocó la cuenta sobre la mesa ¡Qué rápido había llegado! ¡Vaya que nos querían fuera!

Coloqué la cantidad exacta sobre la mesa y unas cuantas monedas para el mesero, que agradeció vagamente y se llevó el dinero consigo.

Me volví hacia Janet.

-¿Quieres ir caminando?- pregunté desafiante.

Janet soltó mi mano y colocó sus manos dramáticamente sobre su vientre.

-Hacer ejercicio nos podría ayudar con la digestión- bromeó.

-¡Vamos, princesita!- la apremié incorporándome.

Ella puso pucheros.

-¿Y si me caigo?- preguntó con fingida tristeza.

Me acerqué lentamente a ella. Nuestros rostros quedaron a pocos centímetros.

-Te llevaría cargando, si es necesario- la consolé besando suavemente sus labios.

Y por un momento... por un momento deseé que aquellos fueran los labios de Any y a quien tuviera que cargar fuera a ella. Entonces me sentí culpable.

1 comentario:

¡Me encantan los comentarios! Agradezco que te hayas pasado unos minutos.