miércoles, 18 de mayo de 2011

La visita

¡Hola a todas! :/ :/ :/ Perdón que no haya publicado antes, pero... la inspiración no ha querido volver hasta ahora. Ya sé que ha pasado mucho tiempo ¡¡Y discúlpenme por eso!! En realidad que lo siento. No sé si ahora mi inspiración sea continua y tampoco sé si puedo prometerles que regularizaré las publicaciones. Intentaré en lo posible publicar ;) Ya estamos en vacaciones y tengo tiempo de sobra :D :D :D :D Pronto me voy a ir a estudiar a Alemania, y no sé cómo vaya a estar la cosa por allá, pero intentaré publicar ;) espero que les guste el capítulo, la historia está a punto de llegar a su fin.


Miré a mí alrededor, impregnándome de la tristeza. El aire repentinamente me pareció frío.

Me acerqué a la recepción con cierto recelo.

-Buenas tardes, jovencita.- saludó amablemente la señora.

Sonreí tímidamente.

-Estoy buscando al señor Fontana.- expliqué lentamente.

-¿Sabes en qué habitación se encuentra?- preguntó la señora.

Maldije para mis adentros ¡Había olvidado preguntarle a Fabián!

-No...- contesté.- Deme un minuto, por favor.

La señora sonrió cálidamente.

-Tarda lo que necesites, cariño.

Saqué mi celular de mi bolsillo y marqué el número rápidamente.

Un pitido.

Dos pitidos.

Tres pitidos.

¡Y aquella vocecita femenina que informaba que mi llamada sería transferida al buzón!

Suspiré pesarosa y metí el celular de vuelta a mi bolsillo.

-No sé en qué habitación se...

-En la 415- informó alguien detrás de mí.

Me volví lentamente, desconcertada por volver a escuchar aquella voz ¡Fabián y Danny eran en realidad muy parecidos en varios aspectos!

Sonreí y lo abracé.

-¡Fabián!- exclamé conteniendo la emoción.

Él me rodeó suavemente con sus brazos.

-No pensé que te aparecerías después de lo que pasó con mi hermano- comentó.

Reí por lo bajo al soltarlo.

-Vendré si me lo piden ustedes. Que tenga problemas con tu hermano, no significa que a ustedes dos no los quiera- me excusé.

Fabián sonrió débilmente.

Traía un semblante cansado y adolorido.

Bajé mi mirada hacia mis pies, intentando no cruzarme con la suya. Sus ojos estaban demacrados, ya fuera por el cansancio o el sufrimiento. Todo en él dejaba un dejo de tristeza.

-¿Cómo está...- contuve el aire antes de continuar- ¿Cómo está tu padre?

Fabián no contestó de inmediato.

Lentamente levanté la cabeza y lo escruté con la mirada.

-Recién operado del corazón... a penas despertó hace unas horas- se limitó a contestar.

Tuve que inclinarme forzosamente hacia él para poder escuchar sus palabras.

Lo pensé por un momento.

-¿Puedo verlo?- pregunté finalmente.

Se dibujó una diminuta sonrisa en la comisura de sus labios.

-¡Para eso estás aquí!

-Disculpe, señorita- nos interrumpió la recepcionista.

Me volví lentamente.

-¿Trae identificación?

Negué con la cabeza.

La señora me miró con sincera preocupación.

-¿Qué edad tiene usted?

-17 años- contesté lentamente.

La señora negó con la cabeza.

-Por regla general, aquella área está restringida para los jóvenes menores de 18 años.- se disculpó la señora.

-¡Oh, no!- murmuré.

-El paciente será transferido a otra habitación en unas cuántas horas, las visitas serán de siete a ocho de la noche.- informó.

Aquellas palabras me dieron de golpe. Faltaban tres horas.

Di un suspiré.

-Gracias- dije con un hilo de voz.

Fabián pasó su brazo por mis hombros y me llevó directamente a un asiento de la sala de espera.

-¿Qué te parece si te invito un café mientras esperamos?- propuso.

Reí y recordé que acababa de tomarme uno.

-¿Qué te parece si mejor es una dona?- contesté con otra pregunta.

Fabián coreó mi risa.

-Entonces una dona será.- accedió guiñándome un ojo.

Fueron tres largas horas de un plática agradable que me recordó los viejos tiempos, cuando nos sentábamos Danny, Fabián, su padre y yo a platicar hasta llegada la madrugada. Habláramos de lo que habláramos, siempre era agradable y divertido. Aquello me dio tanta nostalgia, extrañaba terriblemente a Danny... por más que lo negara, pero ¡Era la realidad! Lo extrañaba. Empezaba a arrepentirme de mi decisión... y entonces recordé a Mateus. Había sido lo correcto.

Pronto Fabián y yo caminábamos por un pasillo de piso de mármol con paredes llenas de ventanas que daban a la tranquila calle. Pasamos por la habitación 410... luego por la puerta de la habitación 413... y allí estaba la 415.

Me volví dudosa hacia Fabián, que puso la mano sobre la perilla y la giró lentamente, como si quisiera aumentar los nervios que empezaban a carcomerme por dentro. Había una sola pregunta que no dejaba de rondar por mi cabeza... ¿Cómo se vería? Mi pregunta se respondió al entrar a aquella habitación tan comercial, de piso de madera y paredes blancas, con una cama a mi lado derecho y un sillón en la pared de enfrente, bajo una ventana que daba hacia la calle. El papá de Fabián dormitaba sobre la cama, con una expresión de profundo dolor en el rostro, surcado en arrugas. Sus brazos reposaban a ambos costados de su cuerpo.

Me acerqué lentamente y me senté en el borde izquierdo de la cama, sin quitarle la vista de encima. Aquel hombre era tan parecido a sus dos hijos. Sus labios eran rellenos y rosados como los de sus hijos, mientras que sus pómulos marcados resaltaban sus ojos verdes, que en aquel momento no podía contemplar.

Lentamente tomé su mano y la estreché con suavidad.

-Es un hombre cansado...- comentó Fabián- Después de perder a mamá y... bueno...- carraspeó- perderte a ti... no ha vuelto a ser el mismo. La enfermedad lo está consumiendo lentamente.

Asentí pesarosa, incapaz de encontrar palabras ¿Qué pasaba si Danny y Fabián se quedaban huérfanos de padre y de madre? Cierto que ambos podían cuidarse perfectamente y ya eran mayores de edad, pero, era un golpe fuerte. Dos personas que representan tanto en tu vida cotidiana y que un día desaparezcan sin la oportunidad de volver ¡Que una conexión tan fuerte se rompiera, era en realidad doloroso!

Y entonces sus ojos se abrieron. Se veía cansado, en realidad. A pesar de que su respiración era acompasada, él sufría.

El silencio reinó por un largo rato mientras una sonrisa se iba dibujando en la comisura de sus labios.

1 comentario:

  1. Nessy :) hola! jajaja
    pues solo gracias por tu comentario :) te juro que me llego! :')
    no te preocupes por no haber comentado... de verdad no me voy por eso (aunque tener mas comentarios tampoco hace mal jajaja) es por lo que tu me dijiste eso de publicar por obligacion. bueno yo no lo sabia hasta que me lo dijiste jajaja pero sentia que publicar ya no era lo mismo que era diferente y a veces pues la inspiracion no aparece y yo me obligaba a escribir porque tampoco me gustaba dejar abandonado el blog y `pues escribir no se trata de eso :) como tu me dijiste
    eso escritora que conociste tiene razon, si no escribes para ti no vale la pena escribir... muy sabia! jajaja de verdad
    y yo ya me di cuenta (bueno ya lo habia hecho desde hace tiempo jaja) que el horario de mi inspiracion es en la noche! jajaja sisis como a las 11 o 12 :/ jajaja que mas se le va a hacer? de seguro la luna me inspira :p jajaja pero no me gusta que sea tan tarde porque a esa hora ya tengo sueño o no tengo ganas de hacer nada o salgo pff
    y pues solo te queria decir gracias :) no se, tu cometario me llego de verdad =) fuiste una de mis mejores seguidoras! hasta el final :') jajaja ya me estoy poniendo cursi... pero gracias :D
    me gustaria seguir en contacto contigo :)
    bye!

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