miércoles, 10 de octubre de 2012

Todo va a estar bien, aunque ya lo sepas.


Últimamente he estudiado como loca, entonces, no he encontrado tiempo para escribir. Pero ¡Lo logré! Amo este capítulo, en serio que es mi favorito ;) Ya verán por qué :D :D Muchas gracias, Mindy, por el comentario de la entrada pasada. Y gracias a todos por continuar leyendo, como siempre. Aquí les dejo el capítulo.






La oscuridad empezó a reinar en la estancia. El lugar estaba callado, no se escuchaba nada. Tantos hijos e hijas y ninguno parecía estar, pero entonces escuché voces en el piso inferior. Y aquello robó toda mi concentración. Bajé la escaleras con la cautela de una pantera y observé atenta a mí alrededor. Parecía que todas las voces provenían de la cocina. Y cuando me asomé, pude ver que toda, absolutamente toda la familia ~a excepción de los que habían ido al pueblo~ estaba reunida allí. Desde bebés hasta mujeres y hombres viejos, todos miraban hacia la mesa de madera, donde se sentaba  Œητια’τοηα con un bebé entre su regazo.

-Madre, el hombre encapuchado es muy extraño- comentó un hombre que parecía rebasar los cincuenta años- no confío en él.

-Es enviado por los dioses, queridos, y si es así, no es de nuestra incumbencia saber más de lo pertinente- los reprochó Œητια’τοηα.

-¡Uno pidió hiervas medicinales!- comentaban unos.

-¿De dónde vendrán?- se preguntaban otros.

-¿Cuándo se van?- preguntó un muchacho que a penas alcanzaba a verse entre tanta gente.

-Después de la celebración de Šοŗα- contestó Œητια’τοηα.

Varios suspiraron con pesar, otros gritaron con molestia, pero a todos los calló Œητια’τοηα con un ademán.

-¡No dejaré que nos acompañen de caza si no nos explican lo que se traen entre manos!- exclamó uno.

Varios asintieron con la cabeza, soltando exclamaciones.

-¡Hijos! ¡Basta! Muchos de ustedes conocen a Σs’κα y saben que es un gran muchacho. Yo no sé qué se traiga Œητια’τοηι entre manos, porque de lo contrario, ya les hubiera dicho lo que sucede. Pero algo que sí les puedo decir, es que somos guardianes del camino y si los dioses les permitieron a  Σs’κα y al desconocido pasar por el camino, entonces, debemos tratarlos como es debido- sentenció Œητια’τοηα.

Esta vez, todos guardaron silencio. Y decidí que ya había escuchado lo suficiente. Lo único que me consolaba era que mañana salíamos de caza y eso era algo que disfrutaba yo mucho.

Subí las escaleras con desánimo. Quién sabe si Σs’κα ya hubiese abierto la puerta. Si era así, sabría que había bajado a espiar. Me decidí por tocar la puerta.

-Ya casi termino- se escuchó del otro lado.

Suspiré con alivio, recargándome de espaldas a la puerta y cayendo lentamente al piso. Si fuera mi hogar, todos me aceptarían.

Σs’κα abrió la puerta después de un rato que se me hizo eterno.

Me incorporé y entré sin mediar palabra.

-Cuando te acuestes, te pondré el ungüento- murmuré.

Σs’κα cerró la puerta tras de sí y se metió entre las cobijas. Me encargué de acercar el ungüento y las hojas, mientras me hincaba junto a él.

Automáticamente, lo primero que hice fue tocar su frente.

-Tu temperatura ha mejorado mucho- comenté.

-Acepta las consecuencias de escuchar a escondidas, princesa Καητσ- susurró.

Lo miré sorprendida.

-¿Cómo sabes?- susurré avergonzada.

-Lo supe las dos veces…- contestó mirándome con burla- Sólo te digo que tengas cuidado. A veces no te gustará lo que escuches.

Metí mi mano en el ungüento rosado y lo esparcí por la hoja del árbol desconocido.

Suspiré.

-Es sólo que no me gusta que la gente hable de mí a mis espaldas.- dije colocando la hoja sobre su herida.

Σs’κα cerró los ojos, como si estuviera conteniendo un gemido.

-Como si quisieras ser libre- coincidió entre dientes- sin nadie que controlara tu futuro.

Presioné un poco más.

-Es por eso que a veces desearía no ser princesa.- confesé- a veces, desearía sólo vivir, sin tener que encargarme de nada.

Descubrí que Σs’κα me miraba fijamente.

-¿Qué?- pregunté inquisitiva.

Él sonrió de oreja a oreja.

-Creo entonces que yo sí tengo todo- dijo desviando la mirada.

Sonreí.

-¿Qué te hizo cambiar de opinión?- pregunté curiosa.

-Tengo esa libertad que pocos tienen.

-Por algo serás vuelo libre.- bromeé.

Ambos reímos, pero Σs’κα paró de improvisto después de soltar un gemido.

-Perdón- susurré.

El silencio reinó por largo segundos.

-¿Me harías un favor esta noche, princesa…?- preguntó  Σs’κα repentinamente serio.

Su mirada parecía perdida en la puerta de la habitación.

-¿Qué tipo de favor?- pregunté yo a la defensiva.

-Sólo dime que todo va a estar bien…- pidió.

Reí suavemente.

-¡Qué favor más extraño!- murmuré.

Σs’κα se volvió sonriente hacia mí. Dejé de presionar la hoja y tomé su rostro entre mis manos, obligándolo a verme a los ojos.

-Todo va a estar bien- aseguré inclinándome lentamente hacia él para besar su frente.

Y con la misma lentitud me fui incorporando. Sus ojos me tenían atrapada. Eran un azul tan hermoso… quizás por eso siempre me perdía.

Entonces repentinamente tomó mis dos brazos con una firmeza suave y me acostó junto a él.

Inconscientemente recargué mi cabeza sobre su pecho, caliente como siempre. Mis labios ardían al igual que mi cuerpo entero, pero no sabía si por el calor que él me daba o por aquella chispa en mi interior que a cada momento se encendía con mayor fervor. 

La habitación se oscureció cuando la luz en el pasillo se apagó. Los pasos de la familia se escuchaban sigilosos, seguramente todos ya iban a dormir.

-¿Šοŗα es la compañera de la que me hablaste?- murmuré.

Sentía su brazo alrededor de mi cintura, por lo que me costaba concentrarme en mis propias ideas.

Y a pesar de la penumbra, sentí cómo asentía con la cabeza.

-Es amiga de mi hermana y mía. Solíamos jugar en los establos de Œητια’τοηι junto a sus animales. Mina y Šοŗα aprendieron a cuidar de casa juntas y yo aprendí a cazar con los hermanos de Šοŗα. Mi madre siempre nos mandaba al atardecer, porque sabía que junto a Œητια’τοηα y Œητια’τοηι aprenderíamos más que escondidos en el hogar de los dioses.- contestó en un susurro.

Aquella respuesta no me tranquilizaba, sentía que me escondía algo más.

Pero cerré los ojos, disfrutando del momento.

-En mi hogar solía jugar con los niños del pueblo… - murmuré con nostalgia- Si mis padres supieran que estoy así, se deshonrarían.

Σs’κα me apretó con fuerza.

-Nadie tiene que enterarse- dijo encogiéndose de hombros.

Me incorporé y tomé una cobija de la cama continua. Tapé con ella mis piernas y las de Σs’κα. Me acurruqué nuevamente sobre su pecho y cerré los ojos.

-Todo va a estar bien- murmuré.

-Lo sé…- fue lo último que alcancé a escuchar antes de quedar profundamente dormida.


3 comentarios:

  1. ayyy tan bellos *_* me encanto este capitulo Nessy¡¡ fue muy lindo n.n espero que publiques pronto¡¡ besos¡¡

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  2. nessy! perdon por no ver antes tu comentario! es que estaba desaparecida de blogger ^^
    me da mucho gusto que tengas tantos seguidores y que sigas escribiendo! me da mucha felicidad de verdad :) y no tienes nada que agradecer, si no les hubiera gustado tu blog, por mas promocion que tuviera este, ellas nunca estarian aqui :D
    aurita ya no escribo nada mio en blogger, pero si sigo escribiendo :) pero se queda entre yo y mi word jajaja y una que otra amiga que van a la escuela conmigo :)
    y hablando de concursos... participe en uno de mi pais! espero que me vaya bien :D hay te aviso ^^ el 20 de oct dan los resultados :S

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  3. Nessy! El otro día estaba leyendo sobre el poder de la literatura... hablaban de como a través de ella, el buen escritor es capaz de crear un mundo autónomo y único en el que logra sumergir al lector haciéndole sentir y vivir lo que viven los personajes, eso es lo que hace que un escrito sea bueno... Y mientra leía eso, pensé en ti, en tus historias... Porque te juro que cada palabra que leo, la vivo, y tus letras hacen que me sumerja en la historia... y que la ame cada vez más
    Abrazos
    Lau

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¡Me encantan los comentarios! Agradezco que te hayas pasado unos minutos.