Ya, lo quería hacer más largo, pero me di cuenta que hasta allí podía ser un buen final porque viene una parte completamente distinta a la que ocurrirá. Seguramente ahorita no me entienden, pero cuando lean el próximo capítulo sabrán de qué estoy hablando ;)
Qué lindos comentarios, Lau, Cami, Mindy :D muchas gracias. A ti, Lau, te prometo que el próximo será más largo :D Y Mindy ¡¡Ya vi que publicaste!! Ya me pasaré.
Para todos los demás, que les gusta pasarse por el blog a leer ;) Espero que les guste el capítulo.
-Mujer,
dile a Μηεη que prepare agua caliente para la… el- se corrigió Œητια’τοηι-
invitado.
-¡Oh!
Viejo, ya lo he hecho y para ambos cazadores.- dijo Œητια’τοηα con
despreocupación.- Ya les hemos preparado una habitación.
Œητια’τοηι
se acercó a su mujer y le dio un beso en la mejilla.
-Mi
inmortal y hermosa mujer siempre anticipándose.- dijo con gran cariño.
Œητια’τοηα
lo alejó suavemente con una sonrisa en el rostro y continuó cocinando.
-¿Irán
de caza?- preguntó más concentrada en la comida.
-¡Por
supuesto! Nos deleitarán con su caza.- aseguró Œητια’τοηι dándole unas
palmaditas en el hombro a Σs’κα con entusiasmo, quizás más fuerte de lo normal,
porque provocó que éste se atragantara con la comida.
-¿Cuándo
salen?- preguntó Σs’κα con los ojos llorosos.
Tuve
que cubrir mi boca para no terminar riendo.
-Mañana
por la mañana, así que será mejor que descansen.- informó Œητια’τοηι.
-¿Dormiremos
en la misma habitación?- preguntó Σs’κα metiéndose cuidadosamente otro bocado.
-Sí-
dijo Œητια’τοηα sacando pan del horno.
Entonces
me atraganté yo con la comida ¡¿Juntos?!
-¡Amorcito!-
intervino Œητια’τοηι- Mejor dales un cuarto por separado, digo… si no es mucha
molestia.
-¡Si
de por sí ya vivimos apretados!- se quejó Œητια’τοηα- Y debemos hacer un
espacio más… No insistas, viejo, si sabes que es toda la comodidad que les
podemos dar a pesar de que le tengas mucho aprecio a Σs’κα.
-Claro…-
se acercó Œητια’τοηι a mí bajando la voz- ya lo arreglaré, no te preocupes.
-¿Qué
susurras, viejo granuja?- lo reprochó su mujer volviéndose rabiosa hacia él.
-Nada,
querida. Sólo les decía que tú eres la mejor cocinera del mundo.- mintió
Œητια’τοηι con una sonrisa inocente.
Œητια’τοηα
lo miró inquisitiva antes de volverse nuevamente hacia el horno.
-¡Madre!-
exclamó alguien entrando repentinamente a la cocina- El agua está lista.
Parecía
que ella era Μηεη. Era a penas más alta que Nöη, pero su rostro era risueño y
mayor. Nos miró a Σs’κα y a mí con curiosidad.
-Perfecto,
hija, conduce a los invitados a su habitación- le ordenó Œητια’τοηα.
La
jovencita asintió lentamente y con un movimiento de cabeza nos indicó que la
siguiéramos.
-Gracias,
τοηα, ambos comimos muy rico- agradeció Σs’κα.
Asentí
en señal de acuerdo, pero guardé silencio.
Los
dos nos incorporamos y seguimos a Mηεη, que nos condujo por las escaleras y nos
dio el paso en la primer puerta a la derecha.
-El
agua está caliente y si tienen frío durante la noche, sólo díganme. Estoy en la
habitación de enfrente- nos instruyó con una disimulada sonrisa pícara antes de
cerrar la puerta.
¿Frío
durante la noche? ¡Pero esta casa era tan sorprendente! Desde el momento que
entramos, parecía que el clima se había adaptado a nuestras necesidades.
Me
quité la capucha y miré a mí alrededor. Había un pequeño banquito en la esquina
de la habitación con una tina llena de agua, junto a la cual había una cubeta.
-¿Crees
que le puedas pedir a Œητια’τοηα hiervas medicinales?- le pedí a Σs’κα.
Él
asintió lentamente. Desde que habíamos llegado su aspecto había mejorado
notablemente. Aquello no me pasaba desapercibida.
-¿De
cuáles?
-Necesito
hacer un ungüento para tu herida, estoy segura que con que le digas eso, será
suficiente para que te entregue lo necesario- le instruí.
Entonces
Σs’κα salió de la habitación cerrando la puerta tras de sí.
Junto
al banquito había dos camas improvisadas con dos mantas cada una. Parecían en
realidad acogedoras. No más acogedoras que las camas que tenía en casa, pero a
estas alturas, después de haber dormido sobre el duro suelo durante tanto
tiempo, algo así, era una maravilla. Justo al otro extremo, había una segunda
tina con agua. Como había dicho Œητια’τοηα, había preparado agua para los dos.
Cargué la tina con extremado cuidado y la coloqué sobre el piso. Me percaté
entonces de que había un trapito dentro de un recipiente de madera de pino con
una agarradera. Me pareció un invento tan ingenioso. Era más práctico que
nuestras canastas de fibra de tronco. Pero al intentar tomar el trapo...
-¡Au!-
musité.
¡Estaba
hirviendo!
Me
quité la capa, desamarrando el cordel de mi cuello. La coloqué un poco apartada
de las camas y el agua, esperando que volviera Σs’κα. Mi mente empezaba a
vagar… imaginaba cómo sería Šοŗα… La habían mencionado tantas veces. Pero por
ella estábamos aquí y nos quedábamos aquí en lugar de continuar. Era lo que él
quería y, después de todo lo que había hecho por mí, era lo menos que podía
darle. Al pensar en ella me recordaba con tanta fuerza a Μεπ. Mi Μεπ. Del cual
no sabía nada.
¿Sería
ella de cabello negro?... Tal vez laceo hasta un poco más debajo de sus
hombros. Con una sonrisa traviesa y una mirada atenta. Y si ella estuviera
aquí, curaría a Σs’κα…
¡¿Pero
qué pensamientos cruzaban por mi cabeza?! ¿A mí qué me importaba cómo se veía
Šοŗα?
Sacudí
la cabeza y decidí entonces que me lavaría. Crucé al otro lado de la habitación
y empecé a quitarme el arco, la funda del cuchillo y el vestido, seguido de las
botas. Sentí el otro cuchillo cerca de mi muslo, dentro de su funda y suspiré,
desabrochándolo con lentitud ¡Me daba tantos problemas! Me quité la tiara y
deshice mi trenza. Mi broche y mi tiara los escondí en mi vestido junto con el
cuchillo de čυκŭητε. Con aquella invención de madera de pino mojé mis brazos,
mis piernas, limpiando las heridas en mis muñecas y en mis tobillos. Después
seguí con la espalda. Aquello era lo que llevaba esperando tanto tiempo. Mis
miembros se destensaron y cuando el agua se había terminado, tomé un camisón
bajo el banco y me lo puse. Era para hombre, ciertamente… pero era mejor eso a
mi destrozado vestido blanco.
Aquello
me recordó a Μεπ y a mi familia. Normalmente durante las noches comíamos juntos
y platicábamos hasta que mi padre daba el toque de queda y todos íbamos a la
cama. A veces los músicos nos acompañaban y después de entrar a la cama, yo
solía escaparme de mis aposentos, descalza, en la fría piedra del templo,
corría por los corredores hasta llegar al patio trasero y practicaba con el
arco.
Dejé
mis pensamientos antes de que las lágrimas amenazaran con salir y me pregunté
por qué Σs’κα tardaría tanto. Quizás cuando le había dicho a Œητια’τοηα que
tenía una herida, ella había insistido en curarlo o quizás no encontraba las
plantas necesarias.
Empecé
a hacer mi trenza desde la raíz de mi cabello. Pero me vi interrumpida cuando
alguien abrió la puerta. Rápidamente tomé la capa e intente ponérmela.
-Tranquila…-
dijo Σs’κα- soy yo…
La
capa cayó de mis manos. Lo poco que llevaba de mi trenza se deshizo.
-¿Por
qué no tuviste la amabilidad de tocar la puerta?- pregunté molesta.
-Discúlpeme,
princesa, había olvidado que mi compañero de viaje es mujer- dijo sarcástico.
-Se
supone que eres un caballero.
-Con
las mujeres.
-Soy
mujer.
-No
desde hace un rato…
-¿Conseguiste
las hiervas?- fue todo lo que pude preguntar.
-Y
más- aseguró mostrándome un plato de madera con un extraño ungüento rosado.- me
dijo que aquí había mejores remedios que con la gente del agua, pero que si nos
daba las hiervas no sabríamos cómo mezclarlas.
-¿Y
trajiste…?
-Me
dio estas extrañas hojas…- me interrumpió Σs’κα- y dijo que allí pusiera el
ungüento y luego presionara sobre la herida… se cerrará para mañana si la dejo
toda la noche.
Quedé
asombrada con sus palabras. No conocía remedio que surtiera tal efecto.
Me
incorporé y tomé el plato y las hojas con extremado cuidado.
-Quítate
la armadura, tengo que limpiar la herida- le ordené obligándolo a sentarse en
el banco.
Σs’κα
obedeció sin rechistar. Se quitó la armadura, dejando al descubierto su
esculpido abdomen. Intenté sacar el trapito por segunda vez, pero el agua
estaba tan caliente como antes. Mordí mis dedos intentando quitar el ardor.
Σs’κα
sonrió mientras metía su mano y sacaba el trapo con tanta facilidad como si
fuera agua fría.
Correspondí
a su sonrisa.
-Gracias…-
murmuré mientras exprimía el trapo y limpiaba suavemente su herida.
-Aún
no entiendo por qué sigues cuidando de mí- comentó Σs’κα observando atentamente
mi trabajo.
-Es
mi culpa que tengas esta herida…- fue todo lo que pude contestar.
Rió
suavemente, haciendo que su abdomen se pusiera duro como una piedra.
-¡Quédate
quieto!- lo reproché divertida.
-Lo
siento…- se disculpó seriamente.
Fruncí
el ceño.
-Ya
no es tan profunda como antes.- comenté.- Me sorprende que sanes tan rápido.
Mi
mirada se perdió en las perfectas líneas que se trazaban en su duro abdomen.
-Es
una de las ventajas de ser hijo de un dios- dijo encogiéndose de hombros.
-Quieto-
lo reproché por segunda vez- ya voy a terminar…
Exprimí
el trapo por segunda vez. La sangre se arremolinaba con el agua.
-¿Por
qué no aprovechas lo que tienes?- pregunté después de un largo silencio.
-Porque
no tengo nada.- contestó fríamente.
Por
primera vez pasé mi concentración a sus ojos.
-Te
equivocas, Σs’κα, tienes todo- repuse lentamente.
-¿Con
todo te refieres a poder?- preguntó sarcástico.
Sus
ojos azul electrizante refulgieron desafiantes. Me concentré en la herida.
-No,
a una familia, a valor…- murmuré buscando algún hilito de sangre que me hubiera
faltado.
-Mis
padres me niegan, no tengo hogar…
-No
creo que tus padres te nieguen, es sólo que tú, negando tu naturaleza, no puedes tener un hogar.- lo interrumpí.
-¿Y
tú qué sabes, princesa? También estás desterrada…- repuso.
Bajé
la mirada.
-No
sé si quieras enjuagarte tú. Si es así, me pondré la capa y esperaré afuera.-
dije intentando tragarme mi orgullo, indispuesta a replicarle... Quizás porque
tenía razón.
Soltó
un hondo suspiro.
-Vi
que al entrar te estabas haciendo la trenza… Puedo hacértela yo si lo deseas.-
dijo cambiando drásticamente su tono de voz a uno dulce.
Subí
la mirada. Pero inesperadamente su rostro estaba a centímetros del mío. Sus
ojos se encontraron con los míos y como la primera vez que los vi. Me perdí en
ellos, encontrando algo más que sólo cariño.
-Esperaré
afuera- dije con la voz entrecortada.
¿Por
qué mi respiración se aceleraba? Mis mejillas se ruborizaron. Σs’κα me soltó
del hechizo que era su mirada, mientras la bajaba hacia el suelo y luego me
volvía a encarar.
-Mañana
saldremos de caza- me recordó.
Asentí
lentamente mientras me incorporaba y tomaba la capa. Después de ponérmela, le
dediqué una última mirada antes de salir de la habitación.
Sólo
había una razón por la que me había negado a que me hiciera la trenza y ésa era
que deshonraría a mis padres si supieran que voluntariamente dejé que el hijo
del dios enemigo me hiciera la trenza. Él y yo debíamos ser enemigos, ésa era
nuestra naturaleza. Pero aquel instante había sido tan extraño. Mi corazón
todavía no se recuperaba de la conmoción…
ME ENCANTO ME ENCANTO ME ENCANTO ME ENCANTO ME ENCANTO¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ AHHHHHHHHHH lo sabia¡¡ esos dos se traen algo entre manos XD
ResponderEliminarPublica pronto nessy porfis¡¡¡¡¡no me dejes con las dudas
Besitos¡¡