martes, 2 de octubre de 2012

Un cuarto para dos...


Ya, lo quería hacer más largo, pero me di cuenta que hasta allí podía ser un buen final porque viene una parte completamente distinta a la que ocurrirá. Seguramente ahorita no me entienden, pero cuando lean el próximo capítulo sabrán de qué estoy hablando ;) 

Qué lindos comentarios, Lau, Cami, Mindy :D muchas gracias. A ti, Lau, te prometo que el próximo será más largo :D Y Mindy ¡¡Ya vi que publicaste!! Ya me pasaré.

Para todos los demás, que les gusta pasarse por el blog a leer ;) Espero que les guste el capítulo.


-Mujer, dile a Μηεη que prepare agua caliente para la… el- se corrigió Œητια’τοηι- invitado.

-¡Oh! Viejo, ya lo he hecho y para ambos cazadores.- dijo Œητια’τοηα con despreocupación.- Ya les hemos preparado una habitación.

Œητια’τοηι se acercó a su mujer y le dio un beso en la mejilla.

-Mi inmortal y hermosa mujer siempre anticipándose.- dijo con gran cariño.

Œητια’τοηα lo alejó suavemente con una sonrisa en el rostro y continuó cocinando.

-¿Irán de caza?- preguntó más concentrada en la comida.

-¡Por supuesto! Nos deleitarán con su caza.- aseguró Œητια’τοηι dándole unas palmaditas en el hombro a Σs’κα con entusiasmo, quizás más fuerte de lo normal, porque provocó que éste se atragantara con la comida.

-¿Cuándo salen?- preguntó Σs’κα con los ojos llorosos.

Tuve que cubrir mi boca para no terminar riendo.

-Mañana por la mañana, así que será mejor que descansen.- informó Œητια’τοηι.

-¿Dormiremos en la misma habitación?- preguntó Σs’κα metiéndose cuidadosamente otro bocado.

-Sí- dijo Œητια’τοηα sacando pan del horno.

Entonces me atraganté yo con la comida ¡¿Juntos?!

-¡Amorcito!- intervino Œητια’τοηι- Mejor dales un cuarto por separado, digo… si no es mucha molestia.

-¡Si de por sí ya vivimos apretados!- se quejó Œητια’τοηα- Y debemos hacer un espacio más… No insistas, viejo, si sabes que es toda la comodidad que les podemos dar a pesar de que le tengas mucho aprecio a Σs’κα.

-Claro…- se acercó Œητια’τοηι a mí bajando la voz- ya lo arreglaré, no te preocupes.

-¿Qué susurras, viejo granuja?- lo reprochó su mujer volviéndose rabiosa hacia él.

-Nada, querida. Sólo les decía que tú eres la mejor cocinera del mundo.- mintió Œητια’τοηι con una sonrisa inocente.

Œητια’τοηα lo miró inquisitiva antes de volverse nuevamente hacia el horno.

-¡Madre!- exclamó alguien entrando repentinamente a la cocina- El agua está lista.

Parecía que ella era Μηεη. Era a penas más alta que Nöη, pero su rostro era risueño y mayor. Nos miró a Σs’κα y a mí con curiosidad.

-Perfecto, hija, conduce a los invitados a su habitación- le ordenó Œητια’τοηα.

La jovencita asintió lentamente y con un movimiento de cabeza nos indicó que la siguiéramos.

-Gracias, τοηα, ambos comimos muy rico- agradeció Σs’κα.

Asentí en señal de acuerdo, pero guardé silencio.

Los dos nos incorporamos y seguimos a Mηεη, que nos condujo por las escaleras y nos dio el paso en la primer puerta a la derecha.

-El agua está caliente y si tienen frío durante la noche, sólo díganme. Estoy en la habitación de enfrente- nos instruyó con una disimulada sonrisa pícara antes de cerrar la puerta.

¿Frío durante la noche? ¡Pero esta casa era tan sorprendente! Desde el momento que entramos, parecía que el clima se había adaptado a nuestras necesidades.

Me quité la capucha y miré a mí alrededor. Había un pequeño banquito en la esquina de la habitación con una tina llena de agua, junto a la cual había una cubeta.

-¿Crees que le puedas pedir a Œητια’τοηα hiervas medicinales?- le pedí a Σs’κα.

Él asintió lentamente. Desde que habíamos llegado su aspecto había mejorado notablemente. Aquello no me pasaba desapercibida.

-¿De cuáles?

-Necesito hacer un ungüento para tu herida, estoy segura que con que le digas eso, será suficiente para que te entregue lo necesario- le instruí.
Entonces Σs’κα salió de la habitación cerrando la puerta tras de sí.

Junto al banquito había dos camas improvisadas con dos mantas cada una. Parecían en realidad acogedoras. No más acogedoras que las camas que tenía en casa, pero a estas alturas, después de haber dormido sobre el duro suelo durante tanto tiempo, algo así, era una maravilla. Justo al otro extremo, había una segunda tina con agua. Como había dicho Œητια’τοηα, había preparado agua para los dos. Cargué la tina con extremado cuidado y la coloqué sobre el piso. Me percaté entonces de que había un trapito dentro de un recipiente de madera de pino con una agarradera. Me pareció un invento tan ingenioso. Era más práctico que nuestras canastas de fibra de tronco. Pero al intentar tomar el trapo...

-¡Au!- musité.

¡Estaba hirviendo!

Me quité la capa, desamarrando el cordel de mi cuello. La coloqué un poco apartada de las camas y el agua, esperando que volviera Σs’κα. Mi mente empezaba a vagar… imaginaba cómo sería Šοŗα… La habían mencionado tantas veces. Pero por ella estábamos aquí y nos quedábamos aquí en lugar de continuar. Era lo que él quería y, después de todo lo que había hecho por mí, era lo menos que podía darle. Al pensar en ella me recordaba con tanta fuerza a Μεπ. Mi Μεπ. Del cual no sabía nada.

¿Sería ella de cabello negro?... Tal vez laceo hasta un poco más debajo de sus hombros. Con una sonrisa traviesa y una mirada atenta. Y si ella estuviera aquí, curaría a Σs’κα…

¡¿Pero qué pensamientos cruzaban por mi cabeza?! ¿A mí qué me importaba cómo se veía Šοŗα?

Sacudí la cabeza y decidí entonces que me lavaría. Crucé al otro lado de la habitación y empecé a quitarme el arco, la funda del cuchillo y el vestido, seguido de las botas. Sentí el otro cuchillo cerca de mi muslo, dentro de su funda y suspiré, desabrochándolo con lentitud ¡Me daba tantos problemas! Me quité la tiara y deshice mi trenza. Mi broche y mi tiara los escondí en mi vestido junto con el cuchillo de čυκŭητε. Con aquella invención de madera de pino mojé mis brazos, mis piernas, limpiando las heridas en mis muñecas y en mis tobillos. Después seguí con la espalda. Aquello era lo que llevaba esperando tanto tiempo. Mis miembros se destensaron y cuando el agua se había terminado, tomé un camisón bajo el banco y me lo puse. Era para hombre, ciertamente… pero era mejor eso a mi destrozado vestido blanco.

Aquello me recordó a Μεπ y a mi familia. Normalmente durante las noches comíamos juntos y platicábamos hasta que mi padre daba el toque de queda y todos íbamos a la cama. A veces los músicos nos acompañaban y después de entrar a la cama, yo solía escaparme de mis aposentos, descalza, en la fría piedra del templo, corría por los corredores hasta llegar al patio trasero y practicaba con el arco.

Dejé mis pensamientos antes de que las lágrimas amenazaran con salir y me pregunté por qué Σs’κα tardaría tanto. Quizás cuando le había dicho a Œητια’τοηα que tenía una herida, ella había insistido en curarlo o quizás no encontraba las plantas necesarias.

Empecé a hacer mi trenza desde la raíz de mi cabello. Pero me vi interrumpida cuando alguien abrió la puerta. Rápidamente tomé la capa e intente ponérmela.

-Tranquila…- dijo Σs’κα- soy yo…

La capa cayó de mis manos. Lo poco que llevaba de mi trenza se deshizo.

-¿Por qué no tuviste la amabilidad de tocar la puerta?- pregunté molesta.

-Discúlpeme, princesa, había olvidado que mi compañero de viaje es mujer- dijo sarcástico.

-Se supone que eres un caballero.

-Con las mujeres.

-Soy mujer.

-No desde hace un rato…

-¿Conseguiste las hiervas?- fue todo lo que pude preguntar.

-Y más- aseguró mostrándome un plato de madera con un extraño ungüento rosado.- me dijo que aquí había mejores remedios que con la gente del agua, pero que si nos daba las hiervas no sabríamos cómo mezclarlas.

-¿Y trajiste…?

-Me dio estas extrañas hojas…- me interrumpió Σs’κα- y dijo que allí pusiera el ungüento y luego presionara sobre la herida… se cerrará para mañana si la dejo toda la noche.

Quedé asombrada con sus palabras. No conocía remedio que surtiera tal efecto.

Me incorporé y tomé el plato y las hojas con extremado cuidado.

-Quítate la armadura, tengo que limpiar la herida- le ordené obligándolo a sentarse en el banco.

Σs’κα obedeció sin rechistar. Se quitó la armadura, dejando al descubierto su esculpido abdomen. Intenté sacar el trapito por segunda vez, pero el agua estaba tan caliente como antes. Mordí mis dedos intentando quitar el ardor.

Σs’κα sonrió mientras metía su mano y sacaba el trapo con tanta facilidad como si fuera agua fría.

Correspondí a su sonrisa.

-Gracias…- murmuré mientras exprimía el trapo y limpiaba suavemente su herida.

-Aún no entiendo por qué sigues cuidando de mí- comentó Σs’κα observando atentamente mi trabajo.

-Es mi culpa que tengas esta herida…- fue todo lo que pude contestar.

Rió suavemente, haciendo que su abdomen se pusiera duro como una piedra.

-¡Quédate quieto!- lo reproché divertida.

-Lo siento…- se disculpó seriamente.

Fruncí el ceño.

-Ya no es tan profunda como antes.- comenté.- Me sorprende que sanes tan rápido.

Mi mirada se perdió en las perfectas líneas que se trazaban en su duro abdomen.

-Es una de las ventajas de ser hijo de un dios- dijo encogiéndose de hombros.

-Quieto- lo reproché por segunda vez- ya voy a terminar…

Exprimí el trapo por segunda vez. La sangre se arremolinaba con el agua.

-¿Por qué no aprovechas lo que tienes?- pregunté después de un largo silencio.

-Porque no tengo nada.- contestó fríamente.

Por primera vez pasé mi concentración a sus ojos.

-Te equivocas, Σs’κα, tienes todo- repuse lentamente.

-¿Con todo te refieres a poder?- preguntó sarcástico.

Sus ojos azul electrizante refulgieron desafiantes. Me concentré en la herida.

-No, a una familia, a valor…- murmuré buscando algún hilito de sangre que me hubiera faltado.

-Mis padres me niegan, no tengo hogar…

-No creo que tus padres te nieguen, es sólo que tú, negando tu naturaleza, no puedes tener un hogar.- lo interrumpí.

-¿Y tú qué sabes, princesa? También estás desterrada…- repuso.

Bajé la mirada.

-No sé si quieras enjuagarte tú. Si es así, me pondré la capa y esperaré afuera.- dije intentando tragarme mi orgullo, indispuesta a replicarle... Quizás porque tenía razón.

Soltó un hondo suspiro.

-Vi que al entrar te estabas haciendo la trenza… Puedo hacértela yo si lo deseas.- dijo cambiando drásticamente su tono de voz a uno dulce.

Subí la mirada. Pero inesperadamente su rostro estaba a centímetros del mío. Sus ojos se encontraron con los míos y como la primera vez que los vi. Me perdí en ellos, encontrando algo más que sólo cariño.

-Esperaré afuera- dije con la voz entrecortada.

¿Por qué mi respiración se aceleraba? Mis mejillas se ruborizaron. Σs’κα me soltó del hechizo que era su mirada, mientras la bajaba hacia el suelo y luego me volvía a encarar.

-Mañana saldremos de caza- me recordó.

Asentí lentamente mientras me incorporaba y tomaba la capa. Después de ponérmela, le dediqué una última mirada antes de salir de la habitación.

Sólo había una razón por la que me había negado a que me hiciera la trenza y ésa era que deshonraría a mis padres si supieran que voluntariamente dejé que el hijo del dios enemigo me hiciera la trenza. Él y yo debíamos ser enemigos, ésa era nuestra naturaleza. Pero aquel instante había sido tan extraño. Mi corazón todavía no se recuperaba de la conmoción…

1 comentario:

  1. ME ENCANTO ME ENCANTO ME ENCANTO ME ENCANTO ME ENCANTO¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ AHHHHHHHHHH lo sabia¡¡ esos dos se traen algo entre manos XD
    Publica pronto nessy porfis¡¡¡¡¡no me dejes con las dudas
    Besitos¡¡

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¡Me encantan los comentarios! Agradezco que te hayas pasado unos minutos.