¡Nunca en mi vida había tenido tanto trabajo como ahora! ;) Pero lo bueno es que siempre encuentro un rato para publicar :D :D :D :D Ahora seré breve porque tengo que estudiar para mi examen de biología, pero Lau, Cami, gracias por sus comentarios y a todos, discúlpenme por la tardanza. Haré todo lo posible para lograr publicar por lo menos una vez a la semana ;)
Liz, qué lindo ver que te pases por el blog.
Ya más por costumbre, les diré, que disfruten la lectura, que para eso está.
Σs’κα
entró a la casa y se dirigió directamente hacia una habitación que parecía
cerrada. Tocó suavemente.
-Me
esperas aquí ¿Entendido?- me ordenó.
Asentí
lentamente.
-No
hables con nadie ni te quites la capa- me instruyó cuando un hombre gigantesco,
pero de aspecto noble le dio el paso a la habitación.
-¡Σs’κα!-
se escuchó que decía el hombre.
La
puerta se cerró después de esas palabras.
Me
pegué a la pared, esperando poder escuchar algo de lo que hablaban, pero lo
único que alcancé a escuchar fueron voces.
Entonces
salió un niño pequeño de una habitación y me miró atentamente.
Se
acercó con cautela.
-¿Quieres
escuchar?- preguntó con una voz dulce de infante.
Me
limité a asentir con la cabeza.
El
niñito me tomó de la mano y me condujo por unas escaleras al segundo piso. Caminamos por un largo pasillo hasta entrar a una habitación que estaba vacía
por completo. El niño fue al fondo de la habitación y recargó su cabecita en el
piso. Lo imité.
-Sé
que traes a la princesa…- dijo el hombre en un susurro.
Los
ojos del niño se abrieron de par en par. Descubrí lentamente mi rostro y
poniendo un dedo sobre mis labios, le supliqué que guardara el secreto. El niño
puso una mano sobre mi corazón y sonrió de oreja a oreja sin musitar palabra.
Con sólo ver sus ojos, supe que a pesar de su inocencia, guardaría el secreto.
Le
correspondí con otra sonrisa y nuevamente cubrí mi rostro con la capucha.
-¿Cómo
sabes? Œητια’τοηι… se supone que nadie debía saber eso.- dijo Σs’κα mostrando
cierta sorpresa.
Su
voz era fría.
-Tu
madre vino hace poco. Venía apurada. Dijo que vendrías con la princesa Καητσ
para cumplir el deseo de los dioses y que nadie más debía saberlo. Me pidió que
te ayudara a esconder la identidad de ella.- contó el hombre Œητια’τοηι- te
diré que a ti y a tu madre les tengo mucho aprecio. Tú venías de pequeño a
jugar con mis hijas e hijos… seguramente todavía recordarás a Šοŗα. Ustedes
iban de caza juntos hasta que te desterraron.
¿Šοŗα
y Σs’κα? En ese instante mi corazón se aceleró… ¿Sería ella la compañera de la
que me había hablado en las cuevas?
-¡Claro
que la recuerdo!- dijo Σs’κα sonriente.
Sacudí
la cabeza y me concentré en las palabras de ambos hombres.
-… la
Diosa Νíηƒαġυš vendrá en dos días.- decía Œητια’τοηι- Tú y la princesa se irán
de caza con mis hijos sin que ellos sepan la identidad de la princesa. Y no
porque no confíe en ellos, sino porque son aún jóvenes y no saben el peligro
que representa enterar a la diosa. Cuando la diosa se vaya ustedes aún no
habrán vuelto, pero cuando lo hagan mis hijas la atenderán con gusto y sabrán
guardar el secreto. De hecho, hijo mío, has llegado justo a tiempo para la
celebración de Šοŗα de su madurez.
-Estoy
seguro que podremos quedarnos para la celebración antes de partir. Sería bueno
volverla a ver.- aseguró Σs’κα con una leve inclinación de cabeza.
-Ahora
la enviamos al pueblo con varias de sus hermanas para que trajeran algunos
preparativos, pero será una grata sorpresa para cuando vuelva.- dijo Œητια’τοηι
abrazando fuertemente a Σs’κα.- ¿Puedo conocer a la princesa? Me gustaría
comprobar con estos viejos y cansados ojos todas las habladurías que he
escuchado de ella.
Σs’κα
soltó una carcajada.
-¡Pero
si no has envejecido ni una pizca!- exclamó divertido.
Rápidamente
me incorporé, tomando al niño de la mano. Corrimos sigilosamente por el pasillo
y bajamos las escaleras. Œητια’τοηι y Σs’κα me miraron atentamente ya fuera de
la habitación. Uno con cariño y otro con reproche.
Œητια’τοηι
abrió sus brazos y cobijó al niño.
-Es
mi tátara nieto Νöη.- nos presentó.
Incliné
levemente la cabeza.
-¿Qué
hacías allá arriba?- me reprochó Σs’κα.
Abrí
la boca.
-Le
mostraba el hogar, abuelito- dijo el niño jugando con el cráneo calvo de su joven tátara abuelo.
Entonces
cerré la boca con alivio.
El
hombre rió observando al niño con un cariño paterno.
-Qué
educado, bien hecho, Nöη- lo elogió.
Él
niño sonrió.
Y el
miedo hizo mella en mí ¿Diría Nöη algo sobre mí? Pero su boquita no se abrió ni
un ápice, era como si todo lo que había escuchado nunca hubiera pasado. Reía
jugando a taparle los ojos a su tátara abuelo que parecía encantado.
-Entonces,
Σs’κα…- dijo Œητια’τοηι sosteniendo las manitas de Nöη- ¿No me vas a presentar
a tu compañero?
-Claro…-
dijo rápidamente Σs’κα.
Œητια’τοηι
dejó al niño en el piso y le dio unas palmaditas en la espalda para que se
fuera. El niño corrió a mí, abrazó mis piernas y se metió a la habitación de la
que había salido.
-¡Qué
niño más travieso!- comentó invitándonos a pasar a su habitación con una seña
de la mano.
Tenía
unas manos impresionantemente grandes, al igual que todo en él. Si le llevaba
una cabeza a Σs’κα… ¡¿Cuánto me llevaba a mí?! Después de escuchar por tanto
tiempo de un hombre que había vivido miles de ciclos lunares no me imaginaba
encontrarme con uno calvo, fornido y de aspecto intimidante, que tuviera una
mirada joven que proyectaba un espíritu que parecía no terminar de saciarse con
las maravillas de nuestro mundo. Incluso al sonreír no había ni rastro de
arrugas. Lo que más bien esperaba… era un hombre pequeñito y marchito por la
edad.
Σs’κα
me tomó del brazo.
Me
sacudí violentamente sin musitar palabra y entré a la habitación.
Œητια’τοηι
fue el último en entrar, cerrando la habitación tras de sí.
-Bienvenida,
princesa Καητσ, es un placer tenerte en mi hogar y con mis hijos.- dijo Œητια’τοηι
abriendo sus brazos.
Asentí
lentamente.
-Muchas
gracias por su hospitalidad, Œητια’τοηι- agradecí.
El
hombre me miró con sorpresa.
-¿Sabes
mi nombre?- preguntó.
Me di
cuenta de que había metido la pata.
-En
mi tribu hablan mucho de usted- mentí.
Σs’κα
me miró con sospecha, pero no dijo nada.
-Déjame
ver tu rostro, hija mía- pidió humildemente Œητια’τοηι a pesar de que su voz
seguía siendo estridente y penetrante- no necesitamos más formalidades si ya
sabes mi nombre y yo sé el tuyo.
Sonreí
mientras me quitaba la capucha. Mi rostro quedó al descubierto. Œητια’τοηι se
limitó a observarme.
-Disculpa
mi atrevimiento, princesa, pero ¿Es cierto que tienes la marca plateada de un
cazador de la realeza?- preguntó con curiosidad.
Me
volví rápidamente hacia Σs’κα con la interrogación dibujada en el rostro.
Él
hizo un leve asentimiento de cabeza.
Entonces
me volví hacia Œητια’τοηι y descubrí la marca de mi brazo.
-¡Vaya!-
susurró- ¿Puedo?- pidió acercándose lentamente hacia mí.
Extendí
cautelosamente mi brazo.
Sus
toscas y gigantescas manos tomaron suavemente mi brazo, con la experiencia de
quien lleva años cuidando niños. Le dio cuidadosamente la vuelta y soltó
algunas exclamaciones de asombro.
-Ni
la belleza ni la marca son mentira, princesa- me elogió.
Sonreí.
-Gracias.
-Me
figuro que necesitarás un baño y comida. Pero antes que nada, quiero decirte
que no puedes revelar tu identidad. No todavía. En unos días vendrá la diosa de
las estaciones, Νíηƒαġυš y por obvias razones de seguridad, ella no debe saber
de tu presencia, por lo tanto deberás acompañar a mis hijos en la caza.-
explicó.
Ciertamente
Œητια’τοηι era de porte muy noble. Erguido y de aire sabiondo. Nada dentro de
mí me impedía confiar en él. Me recordaba mucho a mi padre a pesar de que
físicamente eran completamente contrarios. En sus palabras era donde descubría
su gran experiencia y su saber ganado con el tiempo.
-Será
un placer seguir sus órdenes.- dije inclinándome hacia delante.
Œητια’τοηι
sonrió, hizo que me irguiera y me abrazó como si fuera una de sus hijas.
-Dejémonos
de formalidades.- pidió.- le pediré a Μηεη que te prepare agua caliente
mientras mi mujer te hace algo de comer…
-La
coartada- lo interrumpió Σs’κα- es que somos compañeros de viaje ¿Entendido?
Al
soltar a Œητια’τοηι me puse la capucha, volviéndome hacia Σs’κα.
-Será
mejor que me la expliques después.- dije lentamente.
Œητια’τοηι
soltó una carcajada.
-Lo
que la princesa ordene, Σs’κα. Tienes ánimo de cazadora, hija mía- dijo riendo.
Me
pasó un brazo por los hombros y me condujo fuera de la habitación. Entramos a
la cocina de la casa. El horno era de barro, nada que ver con la mesa y las
sillas en el centro de la cocina, que eran de madera. El olor hizo que mi
estómago temblara. La boca se me hizo agua.
-Mi
esposa, tan inmortal como yo, es la mejor cocinera de todas- dijo Œητια’τοηι.
Una
mujer sacaba carne del horno junto con algunos extraños vegetales que jamás en
me vida había visto. Tan grande como su esposo, pero bella, con cabellos
dorados que caían hasta su cintura.
-Tenemos
la suerte de cultivar semillas de los dioses. A esto se le llama papa y a lo de
acá se le llama jitomate- dijo Œητια’τοηι señalando las verduras… se veían algo
grotescos, pero decidí guardar silencio.- los dioses dividen las tierras y para
diferenciarlas, les ponen diferente vegetación, pero por mis privilegios de
guardián, nuestras tierras son fértiles para cualquier semilla.
-Bienvenidos,
cazadores errantes- dijo la mujer colocando la comida sobre la mesa- este viejo
ya me había dicho que tendríamos visitas. Soy Œητια’τοηα.- se presentó.
Hice
una inclinación de cabeza.
-¡Qué
bueno volver a verte, Τοηα!- exclamó Σs’κα abrazándola.
-¡Σs’κα!-
saludó Œητια’τοηα riendo suavemente.- ¿Qué te trae por aquí? ¡Ya eres tan
grande que no te reconozco! ¡No me imagino cómo lo tomará Šοŗα!
Šοŗα.
Se soltaron.
-Traigo
a mi compañero con los dioses…- se limitó Σs’κα a contestar.
-¡Oh!-
exclamó Œητια’τοηα mirándome con atención- ¿Cometiste alguna barbaridad como
este muchacho?
Asentí
lentamente, pero no hablé, temerosa de que mi voz me delatara.
-Insultó
la estatua de un dios- contestó Σs’κα por mí.
Œητια’τοηα
rió.
-Eso
es meterse en terreno peligroso ¿Por qué no comes algo…?
-Đακαř-
terminó Σs’κα por ella.
-Claro,
Đακαř… ¿Por qué no comes algo? Habrán hecho un viaje muy largo sin comer nada.-
dijo invitándome a sentarme en una de las sillas de madera.- Además de que
tienes que probar nuestra comida. Mis hijas son mágicas con sus sembradíos.
Su
mirada pícara me dio a entender que a partir de aquel momento, formaba parte de
los posibles candidatos que pudieran acompañar a una de sus hijas el resto de
su existencia… Reí para mis adentros ¡Si tan sólo supiera que no era hombre!
Pero a pesar de todo, sus palabras surtieron efecto, pues me entró una curiosidad
gigantesca por conocer a sus hijas y sus mágicos sembradíos. Comí con tanto
gusto. Después de tanto tiempo esto era en realidad un manjar y por primera vez
no tendría que estar vigilante.
NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO COMO VAS A DEJAR HASTA AHÍ EL CAPÍTULO DDDDDDDDDDD: ES INJUSTO NESSY -.- yo quería que sora llegara y ver que pasaba :) pero no importa el cap. estuvo *______________________* como siempre y como siempre me dejas con ganas de más y me toca esperar hasta que vuelvas a publicar -.- cada día estoy mas enganchada con tu blog ^-^ PUBLICA PRONTO!!! :D
ResponderEliminarBesos Cami
aigoo¡¡ Cuando no las madres buscandole parejo a las hijas¡¡ jajjajaj Me alegra que hayas podido publicar¡¡¡ yo estoy haciendo todo lo posible por hacerlo tambn¡¡ espero que pronto te pases de nuevo por mi blog¡¡
ResponderEliminarBesitos¡¡
Hey Nessy! Linda! Me encantó el capitulo, un poco corto, tenía ganas de leer más, pero está muy interesante... espero que esa tal Šοŗa no sea un amor de Es'ka, porq me gusta la pareja que hace con la Princesa Kanto.... sigue escribiendo y publica pronto linda!
ResponderEliminarUn Abrazo
Lau