lunes, 24 de septiembre de 2012

Los guardianes de las puertas


¡Nunca en mi vida había tenido tanto trabajo como ahora! ;) Pero lo bueno es que siempre encuentro un rato para publicar :D :D :D :D Ahora seré breve porque tengo que estudiar para mi examen de biología, pero Lau, Cami, gracias por sus comentarios y a todos, discúlpenme por la tardanza. Haré todo lo posible para lograr publicar por lo menos una vez a la semana ;) 

Liz, qué lindo ver que te pases por el blog. 

Ya más por costumbre, les diré, que disfruten la lectura, que para eso está. 




Σs’κα entró a la casa y se dirigió directamente hacia una habitación que parecía cerrada. Tocó suavemente.

-Me esperas aquí ¿Entendido?- me ordenó.

Asentí lentamente.

-No hables con nadie ni te quites la capa- me instruyó cuando un hombre gigantesco, pero de aspecto noble le dio el paso a la habitación.

-¡Σs’κα!- se escuchó que decía el hombre.

La puerta se cerró después de esas palabras.

Me pegué a la pared, esperando poder escuchar algo de lo que hablaban, pero lo único que alcancé a escuchar fueron voces.

Entonces salió un niño pequeño de una habitación y me miró atentamente.

Se acercó con cautela.

-¿Quieres escuchar?- preguntó con una voz dulce de infante.

Me limité a asentir con la cabeza.

El niñito me tomó de la mano y me condujo por unas escaleras al segundo piso. Caminamos por un largo pasillo hasta entrar a una habitación que estaba vacía por completo. El niño fue al fondo de la habitación y recargó su cabecita en el piso. Lo imité.

-Sé que traes a la princesa…- dijo el hombre en un susurro.

Los ojos del niño se abrieron de par en par. Descubrí lentamente mi rostro y poniendo un dedo sobre mis labios, le supliqué que guardara el secreto. El niño puso una mano sobre mi corazón y sonrió de oreja a oreja sin musitar palabra. Con sólo ver sus ojos, supe que a pesar de su inocencia, guardaría el secreto.

Le correspondí con otra sonrisa y nuevamente cubrí mi rostro con la capucha.

-¿Cómo sabes? Œητια’τοηι… se supone que nadie debía saber eso.- dijo Σs’κα mostrando cierta sorpresa.

Su voz era fría.

-Tu madre vino hace poco. Venía apurada. Dijo que vendrías con la princesa Καητσ para cumplir el deseo de los dioses y que nadie más debía saberlo. Me pidió que te ayudara a esconder la identidad de ella.- contó el hombre Œητια’τοηι- te diré que a ti y a tu madre les tengo mucho aprecio. Tú venías de pequeño a jugar con mis hijas e hijos… seguramente todavía recordarás a Šοŗα. Ustedes iban de caza juntos hasta que te desterraron.

¿Šοŗα y Σs’κα? En ese instante mi corazón se aceleró… ¿Sería ella la compañera de la que me había hablado en las cuevas?

-¡Claro que la recuerdo!- dijo Σs’κα sonriente.

Sacudí la cabeza y me concentré en las palabras de ambos hombres.

-… la Diosa Νíηƒαġυš vendrá en dos días.- decía Œητια’τοηι- Tú y la princesa se irán de caza con mis hijos sin que ellos sepan la identidad de la princesa. Y no porque no confíe en ellos, sino porque son aún jóvenes y no saben el peligro que representa enterar a la diosa. Cuando la diosa se vaya ustedes aún no habrán vuelto, pero cuando lo hagan mis hijas la atenderán con gusto y sabrán guardar el secreto. De hecho, hijo mío, has llegado justo a tiempo para la celebración de Šοŗα de su madurez.

-Estoy seguro que podremos quedarnos para la celebración antes de partir. Sería bueno volverla a ver.- aseguró Σs’κα con una leve inclinación de cabeza.

-Ahora la enviamos al pueblo con varias de sus hermanas para que trajeran algunos preparativos, pero será una grata sorpresa para cuando vuelva.- dijo Œητια’τοηι abrazando fuertemente a Σs’κα.- ¿Puedo conocer a la princesa? Me gustaría comprobar con estos viejos y cansados ojos todas las habladurías que he escuchado de ella.

Σs’κα soltó una carcajada.

-¡Pero si no has envejecido ni una pizca!- exclamó divertido.

Rápidamente me incorporé, tomando al niño de la mano. Corrimos sigilosamente por el pasillo y bajamos las escaleras. Œητια’τοηι y Σs’κα me miraron atentamente ya fuera de la habitación. Uno con cariño y otro con reproche.

Œητια’τοηι abrió sus brazos y cobijó al niño.

-Es mi tátara nieto Νöη.- nos presentó.

Incliné levemente la cabeza.

-¿Qué hacías allá arriba?- me reprochó Σs’κα.

Abrí la boca.

-Le mostraba el hogar, abuelito- dijo el niño jugando con el cráneo calvo de su joven tátara abuelo.

Entonces cerré la boca con alivio.

El hombre rió observando al niño con un cariño paterno.

-Qué educado, bien hecho, Nöη- lo elogió.

Él niño sonrió.

Y el miedo hizo mella en mí ¿Diría Nöη algo sobre mí? Pero su boquita no se abrió ni un ápice, era como si todo lo que había escuchado nunca hubiera pasado. Reía jugando a taparle los ojos a su tátara abuelo que parecía encantado.

-Entonces, Σs’κα…- dijo Œητια’τοηι sosteniendo las manitas de Nöη- ¿No me vas a presentar a tu compañero?

-Claro…- dijo rápidamente Σs’κα.

Œητια’τοηι dejó al niño en el piso y le dio unas palmaditas en la espalda para que se fuera. El niño corrió a mí, abrazó mis piernas y se metió a la habitación de la que había salido.

-¡Qué niño más travieso!- comentó invitándonos a pasar a su habitación con una seña de la mano.

Tenía unas manos impresionantemente grandes, al igual que todo en él. Si le llevaba una cabeza a Σs’κα… ¡¿Cuánto me llevaba a mí?! Después de escuchar por tanto tiempo de un hombre que había vivido miles de ciclos lunares no me imaginaba encontrarme con uno calvo, fornido y de aspecto intimidante, que tuviera una mirada joven que proyectaba un espíritu que parecía no terminar de saciarse con las maravillas de nuestro mundo. Incluso al sonreír no había ni rastro de arrugas. Lo que más bien esperaba… era un hombre pequeñito y marchito por la edad.

Σs’κα me tomó del brazo.

Me sacudí violentamente sin musitar palabra y entré a la habitación.

Œητια’τοηι fue el último en entrar, cerrando la habitación tras de sí.

-Bienvenida, princesa Καητσ, es un placer tenerte en mi hogar y con mis hijos.- dijo Œητια’τοηι abriendo sus brazos.

Asentí lentamente.

-Muchas gracias por su hospitalidad, Œητια’τοηι- agradecí.

El hombre me miró con sorpresa.

-¿Sabes mi nombre?- preguntó.

Me di cuenta de que había metido la pata.

-En mi tribu hablan mucho de usted- mentí.

Σs’κα me miró con sospecha, pero no dijo nada.

-Déjame ver tu rostro, hija mía- pidió humildemente Œητια’τοηι a pesar de que su voz seguía siendo estridente y penetrante- no necesitamos más formalidades si ya sabes mi nombre y yo sé el tuyo.

Sonreí mientras me quitaba la capucha. Mi rostro quedó al descubierto. Œητια’τοηι se limitó a observarme.

-Disculpa mi atrevimiento, princesa, pero ¿Es cierto que tienes la marca plateada de un cazador de la realeza?- preguntó con curiosidad.

Me volví rápidamente hacia Σs’κα con la interrogación dibujada en el rostro.

Él hizo un leve asentimiento de cabeza.

Entonces me volví hacia Œητια’τοηι y descubrí la marca de mi brazo.

-¡Vaya!- susurró- ¿Puedo?- pidió acercándose lentamente hacia mí.

Extendí cautelosamente mi brazo.

Sus toscas y gigantescas manos tomaron suavemente mi brazo, con la experiencia de quien lleva años cuidando niños. Le dio cuidadosamente la vuelta y soltó algunas exclamaciones de asombro.

-Ni la belleza ni la marca son mentira, princesa- me elogió.
Sonreí.

-Gracias.

-Me figuro que necesitarás un baño y comida. Pero antes que nada, quiero decirte que no puedes revelar tu identidad. No todavía. En unos días vendrá la diosa de las estaciones, Νíηƒαġυš y por obvias razones de seguridad, ella no debe saber de tu presencia, por lo tanto deberás acompañar a mis hijos en la caza.- explicó.

Ciertamente Œητια’τοηι era de porte muy noble. Erguido y de aire sabiondo. Nada dentro de mí me impedía confiar en él. Me recordaba mucho a mi padre a pesar de que físicamente eran completamente contrarios. En sus palabras era donde descubría su gran experiencia y su saber ganado con el tiempo.

-Será un placer seguir sus órdenes.- dije inclinándome hacia delante.

Œητια’τοηι sonrió, hizo que me irguiera y me abrazó como si fuera una de sus hijas.

-Dejémonos de formalidades.- pidió.- le pediré a Μηεη que te prepare agua caliente mientras mi mujer te hace algo de comer…

-La coartada- lo interrumpió Σs’κα- es que somos compañeros de viaje ¿Entendido?

Al soltar a Œητια’τοηι me puse la capucha, volviéndome hacia Σs’κα.

-Será mejor que me la expliques después.- dije lentamente.

Œητια’τοηι soltó una carcajada.

-Lo que la princesa ordene, Σs’κα. Tienes ánimo de cazadora, hija mía- dijo riendo.

Me pasó un brazo por los hombros y me condujo fuera de la habitación. Entramos a la cocina de la casa. El horno era de barro, nada que ver con la mesa y las sillas en el centro de la cocina, que eran de madera. El olor hizo que mi estómago temblara. La boca se me hizo agua.

-Mi esposa, tan inmortal como yo, es la mejor cocinera de todas- dijo Œητια’τοηι.

Una mujer sacaba carne del horno junto con algunos extraños vegetales que jamás en me vida había visto. Tan grande como su esposo, pero bella, con cabellos dorados que caían hasta su cintura.

-Tenemos la suerte de cultivar semillas de los dioses. A esto se le llama papa y a lo de acá se le llama jitomate- dijo Œητια’τοηι señalando las verduras… se veían algo grotescos, pero decidí guardar silencio.- los dioses dividen las tierras y para diferenciarlas, les ponen diferente vegetación, pero por mis privilegios de guardián, nuestras tierras son fértiles para cualquier semilla.

-Bienvenidos, cazadores errantes- dijo la mujer colocando la comida sobre la mesa- este viejo ya me había dicho que tendríamos visitas. Soy Œητια’τοηα.- se presentó.

Hice una inclinación de cabeza.

-¡Qué bueno volver a verte, Τοηα!- exclamó Σs’κα abrazándola.

-¡Σs’κα!- saludó Œητια’τοηα riendo suavemente.- ¿Qué te trae por aquí? ¡Ya eres tan grande que no te reconozco! ¡No me imagino cómo lo tomará Šοŗα!

Šοŗα. Se soltaron.

-Traigo a mi compañero con los dioses…- se limitó Σs’κα a contestar.

-¡Oh!- exclamó Œητια’τοηα mirándome con atención- ¿Cometiste alguna barbaridad como este muchacho?

Asentí lentamente, pero no hablé, temerosa de que mi voz me delatara.

-Insultó la estatua de un dios- contestó Σs’κα por mí.

Œητια’τοηα rió.

-Eso es meterse en terreno peligroso ¿Por qué no comes algo…?

-Đακαř- terminó Σs’κα por ella.

-Claro, Đακαř… ¿Por qué no comes algo? Habrán hecho un viaje muy largo sin comer nada.- dijo invitándome a sentarme en una de las sillas de madera.- Además de que tienes que probar nuestra comida. Mis hijas son mágicas con sus sembradíos.

Su mirada pícara me dio a entender que a partir de aquel momento, formaba parte de los posibles candidatos que pudieran acompañar a una de sus hijas el resto de su existencia… Reí para mis adentros ¡Si tan sólo supiera que no era hombre! Pero a pesar de todo, sus palabras surtieron efecto, pues me entró una curiosidad gigantesca por conocer a sus hijas y sus mágicos sembradíos. Comí con tanto gusto. Después de tanto tiempo esto era en realidad un manjar y por primera vez no tendría que estar vigilante.


3 comentarios:

  1. NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO COMO VAS A DEJAR HASTA AHÍ EL CAPÍTULO DDDDDDDDDDD: ES INJUSTO NESSY -.- yo quería que sora llegara y ver que pasaba :) pero no importa el cap. estuvo *______________________* como siempre y como siempre me dejas con ganas de más y me toca esperar hasta que vuelvas a publicar -.- cada día estoy mas enganchada con tu blog ^-^ PUBLICA PRONTO!!! :D

    Besos Cami

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  2. aigoo¡¡ Cuando no las madres buscandole parejo a las hijas¡¡ jajjajaj Me alegra que hayas podido publicar¡¡¡ yo estoy haciendo todo lo posible por hacerlo tambn¡¡ espero que pronto te pases de nuevo por mi blog¡¡
    Besitos¡¡

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  3. Hey Nessy! Linda! Me encantó el capitulo, un poco corto, tenía ganas de leer más, pero está muy interesante... espero que esa tal Šοŗa no sea un amor de Es'ka, porq me gusta la pareja que hace con la Princesa Kanto.... sigue escribiendo y publica pronto linda!
    Un Abrazo
    Lau

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¡Me encantan los comentarios! Agradezco que te hayas pasado unos minutos.