Ya sé, ya sé !! :( :( :( Lo siento tanto !! Nunca les avisé ni les dije nada al respecto... pero... damas y caballeros... Éste es el último capítulo de la historia !! Aquí termina la larga travesía de Σs’κα y la princesa Καητσ... Aquí se acaba la larga historia que si no mal recuerdo comencé a publicar exactamente hace un año. No saben lo triste que me pone terminar las historias, pero a la vez me pone feliz !! Porque de las que he escrito, muy pocas he terminado, pero las que logro terminar son mi orgullo :P Aquí siempre me gusta agradecerles a todas por su apoyo y ésta no va a ser la excepción. Gracias por seguir el blog y acompañarme por esta travesía, que si no fuera por ustedes, estoy segura que esta historia nunca hubiera llegado a su fin :')
Así que, disfruten el último capítulo !!
-¡Σs’κα!-
grité buscándolo con la mirada.
-¡Καητσ!-
escuché a lo lejos.
Cerré
los ojos lentamente y busqué auras entre las paredes, que pudieran delatar su
paradero. El lugar estaba desierto.
Comencé
a correr por un largo pasillo, que después torcía a la derecha cuando sentí la
presencia de su aura roja en la distancia.
Aceleré
mis pasos hasta que se volvieron tan largos como los saltos de una gacela,
torciendo por distintos caminos hasta que la noté al otro lado de una pared a
mi costado derecho e impulsándome con los pies, fui intercalando mis pasos,
saltando de una pared a otra, hasta que llegué a la superficie deseada y abrí
los ojos, encontrando a Σs’κα a mis pies, junto a su ΞřțσΚ, que yacía inerte en la tierra.
Di un salto y caí
de una voltereta a su lado. Descubriéndome en una arena gigantesca.
Miré a Σs’κα con
la duda dibujada en el rostro.
-Ponte en guarda-
me advirtió cuando sentí una presencia más.
Me volví
lentamente y me encontré con un rostro humano que nos miraba salvaje, como
queriendo atacar. De lejos parecía de un tamaño promedio, pero, al acercarnos,
cautelosos, descubrí que en realidad podía ser incluso tres veces más grande
que yo, Fornido, pero de piernas largas y ligero, armado con una espada, un
escudo y un arco cruzado en su pecho. Sus ojos eran negros como el asabache y
no necesité cerrar los ojos para percibir la amenaza que representaba en
realidad.
Σs’κα desenfundó
sus espadas y me miró sonriente, ávido por la pelea. Pero su entusiasmo no se
me contagió como me hubiera gustado. Una espada se materializó a mi lado.
Mis manos
comenzaron a temblar ¡Nunca en mi vida había aprendido cómo manejar una espada!
Y como si alguien
hubiera escuchado mis miedos, la espada se transformó en una lanza.
A pesar de la
considerable mejora de mi arma de protección, mis manos no dejaban de temblar
cuando la sostuvieron.
Cerré los ojos
lentamente y di el primer paso que comenzó a acortar la distancia.
Σs’κα me
imitó, pero aquellos lentos movimientos parecieron impacientar a nuestro
contrincante, que comenzó a correr gritando con fuerza, como queriendo
intimidarnos, lo cual funcionó, por lo menos en mi caso.
Entonces se
materializaron dos escudos frente a nosotros.
Σs’κα
tomó el suyo. No podía ver el verdadero color, pero por la fuerza iluminadora
de sus auras, entendí que aquellos escudos eran invencibles, impenetrables.
Aún
así no tomé el que se me ofrecía... Sólo entorpecería mis movimientos.
Comencé a percibir la energía
corriendo por mi cuerpo, mi marca iluminándose, y sentí la urgencia de imitar al
guerrero y gritar con todas mis fuerzas.
Respiré hondo y
solté un grito, vigorizándome de energía. Σs’κα fue el primero en arremeter.
Ambos filos chocaron con fuerza. Di un salto, impulsándome sobre la cabeza del
hombre pared que teníamos en frente y estando a sus espaldas, me encargué de
buscar sus puntos débiles entre su armadura, hasta que finalmente los encontré,
pero estaba tan bien protegido, que me demoré más de lo que debía y antes de
que pudiera reaccionar, recibí un fuerte codazo en el estómago que me sacó
volando hacia atrás.
Mi capa se rasgó,
cuando comencé a sentir un líquido caliente que no dudé que fuera mi sangre.
El guerrero, se
volvió hacia mí, gruñendo como lo hacen los osos y se acercó, soltando un
grito grave.
Supe que Σs’κα
había logrado herirlo, porque pronto su concentración volvió a él. Dejando que
yo me pudiera incorporar. Calculé en su espalda, justo donde debía estar por
delante su corazón y la lancé con fuerza, pero como me temía, la lanza a duras
penas desgarró la primera capa de lo que era su armadura, volviendo el daño
nulo.
Ni siquiera notó
mi acometida. Continuaba peleando con Σs’κα, que a su vez, manejaba la espada
con una rapidez que parecía inhumana y una agilidad gatuna, pero el guerrero no
se quedaba atrás. Sólo era cuestión de que uno cometiera un error para que el
otro cayera.
Desenfundé mi
cuchillo y me incorporé, desatando mi capa. Corrí con pies ligeros, intentando
no llamar su atención. Busqué las ataduras de su armadura y con rapidez, las
corté de un tajo, encontrándolas en cada uno de sus costados. A pesar de su
grosor, sedieron con facilidad y su cuerpo quedó desprotegido, dejando sus hombros
y su espalda al descubierto.
El guerrero
comenzó una ardiente lucha contra ambos. Protegiéndose de las acometidas de uno
e intentando al mismo tiempo dar conmigo, que me movía un instante antes de que
su espada pudiera tocarme. Pasé bajo sus piernas y espalda con espalda, me
impulsé hacia atrás y chocando cabeza con cabeza, coloqué mis manos sobre sus
hombros y arremetí contra sus puntos débiles. Sus brazos quedaron inútiles,
pero al caer sentí sus manos rodear mi cuello y empezar a estrangularlo. Su
fuerza descomunal me dio la sensación de que rompía todos mis huesos.
Pero Σs’κα no se quedó
atrás. Provocó una profunda herida en el antebrazo del guerrero, que finalmente
cedió. Caí al piso de rodillas, agradecida de recuperar el aire.
Me di cuenta de que
los brazos del guerrero recuperaron la mobilidad cuando vi su sombra sobre mí y
rodé rápidamente hacia la izquierda. Su espada se encajó en la tierra. Me
acunclillé y di dos vueltas hacia delante, encontrando mi lanza detrás del
guerrero. Σs’κα se disponía a arremeter contra su espalda cuando, de
improvisto, éste logró desencajar la suya y volverse con una rapidez inhumana
para refrenar el ataque. El choque de ambos filos fue estridente. Como dos
poderosos truenos.
El escudo de Σs’κα
cayó al suelo justo en el instante que me incorporé y corrí por mi lanza.
El guerrero se
percató de mis intenciones y sin previo aviso y para desconcierto de ambos, su
espada se encajó en mi estómago, lo que fue distracción suficiente para que
Σs’κα, a su vez, encajara su espada en el corazón del guerrero, que cayó de
rodillas, mirando hacia el cielo.
Desde ese momento
todo pareció ocurrir en cámara lenta. Σs’κα soltó un grito lastimero, encajando
un poco más la espada, mientras la sangre comenzaba a salir a borbotones. El guerrero
abrió la boca, como queriendo decir algo, pero ningún sonido salió de ésta. Y
en el instante que el dolor en mi estómago se intensificó, nuestro contrincante
cayó inerte sobre la tierra, sin vida ya. Su luz se apagó.
Intenté respirar
hondo, pero el aire me parecía insuficiente.
Entonces sentí sus
fuertes manos acudir en mi auxilio con desesperación y desencajar la espada de
mi estómago. Aullé de dolor, abriendo los ojos de golpe. El guerrero me miraba
ya sin vida desde su incómoda posición.
Nuevamente intenté
respirar hondo, pero las fuerzas me flaquearon y las lágrimas se desbordaron
por mis ojos, nublando mi vista.
Σs’κα me acunó
entre sus brazos, mirándome con la sincera preocupación dibujada en el rostro.
Respiraba con
dificultad, perlado de sudor.
Acarició mi frente
con frénesi.
-Καητσ…- murmuró
con voz grave.
Sonreí aliviada al
escuchar su voz.
-El juego ha
terminado, Σs’κα- dije débilmente cayendo en la cuenta de mis palabras.
Σs’κα negó con la
cabeza, mientras sus bellos ojos azules se anegaban por primera vez desde que
nos habíamos conocido de lágrimas. Ver aquella imagen de aquel perfecto dios,
derramando lágrimas, con el rostro deformado por el sufrimiento, me causó un
dolor incluso más intenso.
Se me hizo un nudo
en la garganta.
-Καητσ… no te
vayas. No ahora.- me suplicó mientras una solitaria lágrima se derramaba por su
mejilla.
Sentí la necesidad
de limpiársela, pero mi brazo no me respondía.
-No tengas miedo.-
musité- Nunca me iré. Siempre estaré contigo. Seré todo. Ahora lo entiendo.
Él volvió a negar
con la cabeza, mirándome con incomprensión.
-Aún hay
esperanza- insistió.
Sonreí mientras
una nueva carga de lágrimas se derramaba por mi rostro. Aquello provocó que me
contorcionara con dolor.
Pero a pesar de
todo, sus siempre cálidas y fuertes manos me sostuvieron con firmeza.
-Ahora ya no seré
un obstáculo para Šôrα… Podrás vivir plenamente con ella como siempre
quisiste.- intenté consolarlo aunque por dentro, mis propias palabras me
consumieran lentamente.
Entonces se
derramó una segunda lágrima por su rostro.
-No quiero
perderte…- tragó saliva cerrando los ojos- no mueras… - dijo entre dientes- me
di cuenta tan tarde, pero a quien quiero a mi lado es a ti. Puedes ser el imán
de peligros más extremo que he conocido. La princesa más testaruda y orgullosa
con la que jamás me haya topado, pero…- su voz se quebró.
Sus ojos me
miraban con una súplica a la que no podía resistirme, así que guardé mis
palabras, mordiéndome el labio con fuerza. Ya era muy tarde para sobrevivir.
Entonces me mostró
una pequeña pieza de madera en su mano. Era la bella figura tallada de un puma.
Tan diminuta, que me parecía imposible que una mano adulta pudiera haberla
tallado.
-¿Recuerdas
aquella mañana, después de tu incidente con el cuchillo, cuando rompiste el
jarrón?
Asentí a duras
penas con la cabeza, recordando que aquella noche me había protegido, a pesar
de que a la mañana siguiente nos habíamos peleado, cuando lo descubrí tallando
un pedazo de madera con mi cuchillo.
-En aquel momento
quería que supieras… lo que sentía por ti, pero me lo negué una y otra vez,
porque mi deber era regresar junto a Šôrα… Así que lo tallé, decidido a dártelo
cuando nos fuéramos a separar, aunque nunca supieras lo que sentía por ti.
Una combinación de
sentimientos me empezó a embargar por dentro. Felicidad de escuchar aquellas
palabras, pero dolor por ver su rostro, roto, asustado, y dolor por tener que
partir. Por tener que dejar aquellas manos, aquellos labios y dejar de ver
aquellos ojos.
-Σs’κα, ayúdame…-
le pedí- no puedo mover mi brazo.
Primero, colocó
cariñosamente el collar alrededor de mi cuello… y luego, tomó mi mano con delicadeza y la besó
lentamente. Moví toscamente mis dedos acariciando su piel por última vez.
Sonreí ante
aquella delicia, a lo que él correspondió con una media sonrisa.
-Es hermoso…-
aseguré, pero él pareció ignorar mis palabras.
-Fallé…- susurró-
lo siento tanto, fallé…
Negué débilmente
con la cabeza.
-Estoy en las
manos correctas. Ganamos…- contradije.
-¡Maldita sea! ¡No
digas eso!- dijo con la respiración aún más agitada- No ganamos, no ganamos,
sino no estarías así…
Mis lágrimas se
volvieron más insistentes. Su rostro se suavizó al notar el dolor que me
causaban sus palabras.
-Σs’κα, hazme un
último favor.- tragué saliva- el cuchillo…- él negó con la cabeza- de cυκŭητε-
sus ojos se dilataron por la sorpresa.
-Claro…- murmuró
esperanzado- debo encajárselo al guerrero… y así, te salvaremos…
Lo buscó en mi
cinturón y lo desenfundó con cuidado, pero con una fuerza inhumana paré su
ímpetu, tomando su mano.
-No- articulé
lentamente.
Él entendió por
dónde iba el rumbo de mis pensamientos y palideció por completo.
Gemí débilmente.
-Sólo…- el aire
comenzó a faltarme- sólo dime...- dije con voz ahogada- que todo va a estar
bien.
-Entonces… ¿No hay
esperanza?
Cerré los ojos,
negando con la cabeza. No quería ver su rostro demacrado por el sufrimiento
cuando todo ocurriera. Me era suficiente con sentir su cálida respiración sobre
mis ojos, su nariz rozando la mía…
-Princesa…-
murmuró con repentina dulzura, pero aquello no fue suficiente para esconder su
dolor- todo va a estar bien…
Sus labios rozaron
los míos, disparando todo mi cuerpo, aunque pareciera a punto de morir. Mi
reacción fue automática y mis labios se movieron al ritmo de los suyos. Fue un
beso mojado, pero el mejor de todos. Su ímpetu y su pasión me dejaron exhausta,
pero deseaba que el momento no acabara nunca… aunque fuera tonto desear.
Se separó
lentamente de mí.
Abrí los ojos,
encontrándome con los suyos, que por un momento reflejaron la felicidad de los
míos. Su azul pareció destellar con un cariño desconocido para mí, pero que me
provocó mariposas en mi ya de por sí adolorido y descuartizado estómago.
“Te amo” decían
sus ojos.
Sonreí ya sin
fuerzas.
-Todo va a estar
bien…- aseguró por segunda vez, cuando sentí el cuchillo encajarse en mi
corazón.
Fue rápido. No
sentí nada. Pero sabía que había hecho lo correcto. Ya no tenía miedo. Era mi
deber.
Y ahora… yo lo era
todo.
TT_TT tuuu.. el... ayyyyyy *se limpia las lagrimas* Nessy, me ah encantado¡¡ fue tan tierno y romantico, y no fue el final feliz de siempre ni el final desastroso, me encanto esta historia y espero seguir leyendo tus creaciones¡¡ Eres mi blogger preferida :D sigue trabajando tu talento y nunca dejes de hacer aquello que amas
ResponderEliminarBesos
Por alguna razón ya me esperaba este final y aun que me prepare para leerlo no fue suficiente. Me has hecho llorar (cosa que es difícil) y me has dejado con la sensación de saber que pasara después y eso para mi es que tu historia ha sido una de las mejores que he leído y que ha calado en mi. Te felicito por la gran historia que has concluido, extrañare mucho a esos dos personajes que ya se habían ganado mi cariño pero en fin, espero no dejar de leer tus creaciones. Eres una magnifica escritora.
ResponderEliminarSaludos y muchos éxitos.
Luciana