miércoles, 20 de febrero de 2013

La despedida


Ya sé, ya sé !! :( :( :( Lo siento tanto !! Nunca les avisé ni les dije nada al respecto... pero... damas y caballeros... Éste es el último capítulo de la historia !! Aquí termina la larga travesía de Σs’κα y la princesa Καητσ... Aquí se acaba la larga historia que si no mal recuerdo comencé a publicar exactamente hace un año. No saben lo triste que me pone terminar las historias, pero a la vez me pone feliz !! Porque de las que he escrito, muy pocas he terminado, pero las que logro terminar son mi orgullo :P Aquí siempre me gusta agradecerles a todas por su apoyo y ésta no va a ser la excepción. Gracias por seguir el blog y acompañarme por esta travesía, que si no fuera por ustedes, estoy segura que esta historia nunca hubiera llegado a su fin :')

Así que, disfruten el último capítulo !!








Σs’κα!- grité buscándolo con la mirada.

Καητσ!- escuché a lo lejos.

Cerré los ojos lentamente y busqué auras entre las paredes, que pudieran delatar su paradero. El lugar estaba desierto.

Comencé a correr por un largo pasillo, que después torcía a la derecha cuando sentí la presencia de su aura roja en la distancia.

Aceleré mis pasos hasta que se volvieron tan largos como los saltos de una gacela, torciendo por distintos caminos hasta que la noté al otro lado de una pared a mi costado derecho e impulsándome con los pies, fui intercalando mis pasos, saltando de una pared a otra, hasta que llegué a la superficie deseada y abrí los ojos, encontrando a Σs’κα a mis pies, junto a su ΞřțσΚ, que yacía inerte en la tierra.

Di un salto y caí de una voltereta a su lado. Descubriéndome en una arena gigantesca.

Miré a Σs’κα con la duda dibujada en el rostro.

-Ponte en guarda- me advirtió cuando sentí una presencia más.

Me volví lentamente y me encontré con un rostro humano que nos miraba salvaje, como queriendo atacar. De lejos parecía de un tamaño promedio, pero, al acercarnos, cautelosos, descubrí que en realidad podía ser incluso tres veces más grande que yo, Fornido, pero de piernas largas y ligero, armado con una espada, un escudo y un arco cruzado en su pecho. Sus ojos eran negros como el asabache y no necesité cerrar los ojos para percibir la amenaza que representaba en realidad.

Σs’κα desenfundó sus espadas y me miró sonriente, ávido por la pelea. Pero su entusiasmo no se me contagió como me hubiera gustado. Una espada se materializó a mi lado.

Mis manos comenzaron a temblar ¡Nunca en mi vida había aprendido cómo manejar una espada!

Y como si alguien hubiera escuchado mis miedos, la espada se transformó en una lanza.

A pesar de la considerable mejora de mi arma de protección, mis manos no dejaban de temblar cuando la sostuvieron.

Cerré los ojos lentamente y di el primer paso que comenzó a acortar la distancia. 

Σs’κα me imitó, pero aquellos lentos movimientos parecieron impacientar a nuestro contrincante, que comenzó a correr gritando con fuerza, como queriendo intimidarnos, lo cual funcionó, por lo menos en mi caso.

Entonces se materializaron dos escudos frente a nosotros. 

Σs’κα tomó el suyo. No podía ver el verdadero color, pero por la fuerza iluminadora de sus auras, entendí que aquellos escudos eran invencibles, impenetrables. 

Aún así no tomé el que se me ofrecía... Sólo entorpecería mis movimientos.

Comencé a percibir la energía corriendo por mi cuerpo, mi marca iluminándose, y sentí la urgencia de imitar al guerrero y gritar con todas mis fuerzas.

Respiré hondo y solté un grito, vigorizándome de energía. Σs’κα fue el primero en arremeter. Ambos filos chocaron con fuerza. Di un salto, impulsándome sobre la cabeza del hombre pared que teníamos en frente y estando a sus espaldas, me encargué de buscar sus puntos débiles entre su armadura, hasta que finalmente los encontré, pero estaba tan bien protegido, que me demoré más de lo que debía y antes de que pudiera reaccionar, recibí un fuerte codazo en el estómago que me sacó volando hacia atrás.

Mi capa se rasgó, cuando comencé a sentir un líquido caliente que no dudé que fuera mi sangre.

El guerrero, se volvió hacia mí, gruñendo como lo hacen los osos y se acercó, soltando un grito grave.

Supe que Σs’κα había logrado herirlo, porque pronto su concentración volvió a él. Dejando que yo me pudiera incorporar. Calculé en su espalda, justo donde debía estar por delante su corazón y la lancé con fuerza, pero como me temía, la lanza a duras penas desgarró la primera capa de lo que era su armadura, volviendo el daño nulo.

Ni siquiera notó mi acometida. Continuaba peleando con Σs’κα, que a su vez, manejaba la espada con una rapidez que parecía inhumana y una agilidad gatuna, pero el guerrero no se quedaba atrás. Sólo era cuestión de que uno cometiera un error para que el otro cayera.

Desenfundé mi cuchillo y me incorporé, desatando mi capa. Corrí con pies ligeros, intentando no llamar su atención. Busqué las ataduras de su armadura y con rapidez, las corté de un tajo, encontrándolas en cada uno de sus costados. A pesar de su grosor, sedieron con facilidad y su cuerpo quedó desprotegido, dejando sus hombros y su espalda al descubierto.

El guerrero comenzó una ardiente lucha contra ambos. Protegiéndose de las acometidas de uno e intentando al mismo tiempo dar conmigo, que me movía un instante antes de que su espada pudiera tocarme. Pasé bajo sus piernas y espalda con espalda, me impulsé hacia atrás y chocando cabeza con cabeza, coloqué mis manos sobre sus hombros y arremetí contra sus puntos débiles. Sus brazos quedaron inútiles, pero al caer sentí sus manos rodear mi cuello y empezar a estrangularlo. Su fuerza descomunal me dio la sensación de que rompía todos mis huesos.

Pero Σs’κα no se quedó atrás. Provocó una profunda herida en el antebrazo del guerrero, que finalmente cedió. Caí al piso de rodillas, agradecida de recuperar el aire.

Me di cuenta de que los brazos del guerrero recuperaron la mobilidad cuando vi su sombra sobre mí y rodé rápidamente hacia la izquierda. Su espada se encajó en la tierra. Me acunclillé y di dos vueltas hacia delante, encontrando mi lanza detrás del guerrero. Σs’κα se disponía a arremeter contra su espalda cuando, de improvisto, éste logró desencajar la suya y volverse con una rapidez inhumana para refrenar el ataque. El choque de ambos filos fue estridente. Como dos poderosos truenos.

El escudo de Σs’κα cayó al suelo justo en el instante que me incorporé y corrí por mi lanza.

El guerrero se percató de mis intenciones y sin previo aviso y para desconcierto de ambos, su espada se encajó en mi estómago, lo que fue distracción suficiente para que Σs’κα, a su vez, encajara su espada en el corazón del guerrero, que cayó de rodillas, mirando hacia el cielo.

Desde ese momento todo pareció ocurrir en cámara lenta. Σs’κα soltó un grito lastimero, encajando un poco más la espada, mientras la sangre comenzaba a salir a borbotones. El guerrero abrió la boca, como queriendo decir algo, pero ningún sonido salió de ésta. Y en el instante que el dolor en mi estómago se intensificó, nuestro contrincante cayó inerte sobre la tierra, sin vida ya. Su luz se apagó.

Intenté respirar hondo, pero el aire me parecía insuficiente.

Entonces sentí sus fuertes manos acudir en mi auxilio con desesperación y desencajar la espada de mi estómago. Aullé de dolor, abriendo los ojos de golpe. El guerrero me miraba ya sin vida desde su incómoda posición.

Nuevamente intenté respirar hondo, pero las fuerzas me flaquearon y las lágrimas se desbordaron por mis ojos, nublando mi vista.

Σs’κα me acunó entre sus brazos, mirándome con la sincera preocupación dibujada en el rostro.

Respiraba con dificultad, perlado de sudor.

Acarició mi frente con frénesi.

-Καητσ…- murmuró con voz grave.

Sonreí aliviada al escuchar su voz.

-El juego ha terminado, Σs’κα- dije débilmente cayendo en la cuenta de mis palabras.

Σs’κα negó con la cabeza, mientras sus bellos ojos azules se anegaban por primera vez desde que nos habíamos conocido de lágrimas. Ver aquella imagen de aquel perfecto dios, derramando lágrimas, con el rostro deformado por el sufrimiento, me causó un dolor incluso más intenso.

Se me hizo un nudo en la garganta.

-Καητσ… no te vayas. No ahora.- me suplicó mientras una solitaria lágrima se derramaba por su mejilla.

Sentí la necesidad de limpiársela, pero mi brazo no me respondía.

-No tengas miedo.- musité- Nunca me iré. Siempre estaré contigo. Seré todo. Ahora lo entiendo.

Él volvió a negar con la cabeza, mirándome con incomprensión.

-Aún hay esperanza- insistió.

Sonreí mientras una nueva carga de lágrimas se derramaba por mi rostro. Aquello provocó que me contorcionara con dolor.

Pero a pesar de todo, sus siempre cálidas y fuertes manos me sostuvieron con firmeza.

-Ahora ya no seré un obstáculo para Šôrα… Podrás vivir plenamente con ella como siempre quisiste.- intenté consolarlo aunque por dentro, mis propias palabras me consumieran lentamente.

Entonces se derramó una segunda lágrima por su rostro.

-No quiero perderte…- tragó saliva cerrando los ojos- no mueras… - dijo entre dientes- me di cuenta tan tarde, pero a quien quiero a mi lado es a ti. Puedes ser el imán de peligros más extremo que he conocido. La princesa más testaruda y orgullosa con la que jamás me haya topado, pero…- su voz se quebró.

Sus ojos me miraban con una súplica a la que no podía resistirme, así que guardé mis palabras, mordiéndome el labio con fuerza. Ya era muy tarde para sobrevivir.

Entonces me mostró una pequeña pieza de madera en su mano. Era la bella figura tallada de un puma. Tan diminuta, que me parecía imposible que una mano adulta pudiera haberla tallado.

-¿Recuerdas aquella mañana, después de tu incidente con el cuchillo, cuando rompiste el jarrón?

Asentí a duras penas con la cabeza, recordando que aquella noche me había protegido, a pesar de que a la mañana siguiente nos habíamos peleado, cuando lo descubrí tallando un pedazo de madera con mi cuchillo.

-En aquel momento quería que supieras… lo que sentía por ti, pero me lo negué una y otra vez, porque mi deber era regresar junto a Šôrα… Así que lo tallé, decidido a dártelo cuando nos fuéramos a separar, aunque nunca supieras lo que sentía por ti.

Una combinación de sentimientos me empezó a embargar por dentro. Felicidad de escuchar aquellas palabras, pero dolor por ver su rostro, roto, asustado, y dolor por tener que partir. Por tener que dejar aquellas manos, aquellos labios y dejar de ver aquellos ojos.

-Σs’κα, ayúdame…- le pedí- no puedo mover mi brazo.

Primero, colocó cariñosamente el collar alrededor de mi cuello… y luego,  tomó mi mano con delicadeza y la besó lentamente. Moví toscamente mis dedos acariciando su piel por última vez.

Sonreí ante aquella delicia, a lo que él correspondió con una media sonrisa.

-Es hermoso…- aseguré, pero él pareció ignorar mis palabras.

-Fallé…- susurró- lo siento tanto, fallé…

Negué débilmente con la cabeza.

-Estoy en las manos correctas. Ganamos…- contradije.

-¡Maldita sea! ¡No digas eso!- dijo con la respiración aún más agitada- No ganamos, no ganamos, sino no estarías así…

Mis lágrimas se volvieron más insistentes. Su rostro se suavizó al notar el dolor que me causaban sus palabras.

-Σs’κα, hazme un último favor.- tragué saliva- el cuchillo…- él negó con la cabeza- de cυκŭητε- sus ojos se dilataron por la sorpresa.

-Claro…- murmuró esperanzado- debo encajárselo al guerrero… y así, te salvaremos…

Lo buscó en mi cinturón y lo desenfundó con cuidado, pero con una fuerza inhumana paré su ímpetu, tomando su mano.

-No- articulé lentamente.

Él entendió por dónde iba el rumbo de mis pensamientos y palideció por completo.

Gemí débilmente.

-Sólo…- el aire comenzó a faltarme- sólo dime...- dije con voz ahogada- que todo va a estar bien.

-Entonces… ¿No hay esperanza?

Cerré los ojos, negando con la cabeza. No quería ver su rostro demacrado por el sufrimiento cuando todo ocurriera. Me era suficiente con sentir su cálida respiración sobre mis ojos, su nariz rozando la mía…

-Princesa…- murmuró con repentina dulzura, pero aquello no fue suficiente para esconder su dolor- todo va a estar bien…

Sus labios rozaron los míos, disparando todo mi cuerpo, aunque pareciera a punto de morir. Mi reacción fue automática y mis labios se movieron al ritmo de los suyos. Fue un beso mojado, pero el mejor de todos. Su ímpetu y su pasión me dejaron exhausta, pero deseaba que el momento no acabara nunca… aunque fuera tonto desear.

Se separó lentamente de mí.

Abrí los ojos, encontrándome con los suyos, que por un momento reflejaron la felicidad de los míos. Su azul pareció destellar con un cariño desconocido para mí, pero que me provocó mariposas en mi ya de por sí adolorido y descuartizado estómago.

“Te amo” decían sus ojos.

Sonreí ya sin fuerzas.

-Todo va a estar bien…- aseguró por segunda vez, cuando sentí el cuchillo encajarse en mi corazón.

Fue rápido. No sentí nada. Pero sabía que había hecho lo correcto. Ya no tenía miedo. Era mi deber.

Y ahora… yo lo era todo. 

2 comentarios:

  1. TT_TT tuuu.. el... ayyyyyy *se limpia las lagrimas* Nessy, me ah encantado¡¡ fue tan tierno y romantico, y no fue el final feliz de siempre ni el final desastroso, me encanto esta historia y espero seguir leyendo tus creaciones¡¡ Eres mi blogger preferida :D sigue trabajando tu talento y nunca dejes de hacer aquello que amas


    Besos

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  2. Por alguna razón ya me esperaba este final y aun que me prepare para leerlo no fue suficiente. Me has hecho llorar (cosa que es difícil) y me has dejado con la sensación de saber que pasara después y eso para mi es que tu historia ha sido una de las mejores que he leído y que ha calado en mi. Te felicito por la gran historia que has concluido, extrañare mucho a esos dos personajes que ya se habían ganado mi cariño pero en fin, espero no dejar de leer tus creaciones. Eres una magnifica escritora.

    Saludos y muchos éxitos.

    Luciana

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¡Me encantan los comentarios! Agradezco que te hayas pasado unos minutos.