domingo, 3 de febrero de 2013

Ilusiones y serpientes marinas


“El hogar es donde tú sientas calidez y seguridad…” Automáticamente me volví hacia el Σs’κα que estaba de espaldas y continué corriendo hacia él. Pero me detuve de golpe cuando estuve a sólo un palmo de él, temerosa de encontrarme con su rostro.

-¿A dónde vas, princesa?- preguntó uno de los Σs’καs detrás de mí.- tenemos que continuar.

Me volví lentamente y lo miré de pies a cabeza. Σs’κα me sonrió con complicidad y extendió su mano.

-¿Vamos?

Dudé. Quizás porque al encontrarme con sus ojos no sentí aquella magia.

Di un paso hacia atrás, topando con la espalda del otro Σs’κα.

Sentí cómo se volvía y me tomaba entre sus brazos.

Grité, al tiempo que todos los demás desaparecían, volviendo repentinamente a la oscuridad y el silencio.

Respiré con dificultad y cerré los ojos.

-¿Eres tú, princesa?- me susurró al oído.

No pude más que asentir con la cabeza aliviada, intentando tranquilizarme de la conmoción.

Nos quedamos así por un momento.

-¿Eres tú, Σs’κα?- murmuré, rompiendo el silencio.

De repente sentía su aliento rozar mi rostro y su nariz casi tocando la mía. La respiración de ambos era agitada.

-Quizás esto te diga algo…- dijo con un hilo de voz, antes de juntar sus labios con los míos.

Fueron tan dulces y cariñosos aquellos labios, que no dudé de que había topado con el correcto. Nuestras respiraciones se combinaron, pero nuestros latidos se volvieron rítmicos, al tiempo que un escalofrío agradable recorría mi cuerpo entero. 

Cerré los ojos, disfrutando por un momento de aquella sensación.

Nos separamos lentamente.

Ya no podía distinguir si mi respiración estaba acelerada por la reciente conmoción del beso o por la energía que recorría mi cuerpo entero.

Pero mi mirada se ensombreció.

-¿Μεπ en serio murió?- le pregunté sintiendo un nudo en mi garganta al recordar su cuerpo inerte y sus ojos vacíos.

Σs’κα negó con la cabeza, quitando un terrible peso de mis hombros.

-Era el dios de los miedos- Escuché su risa en la oscuridad.

-¿Existe tal?- pregunté desconcertada.

-Por supuesto. Se alimenta de los miedos de la gente del agua y a veces para ello, tiene que causarlos él mismo. No temas, ya pasó. Y me alegro...- dijo besando mis labios una vez más.

Sentí nuevamente un pequeño mareo que me dejó aturdida.

-Maldita sea y soy hombre casado- maldijo entre risas.

Reí con él, al tiempo que me erguía con cuidado. Aquella risa era nerviosa, pero de alivio. Μεπ estaba bien y yo estaba con Σs’κα.

Cuando nuestras risas se calmaron, entrelazamos nuestras manos y salimos corriendo a pesar de la oscuridad. Cerré los ojos y me dejé llevar por el instinto. Pude ver distintos caminos, hasta que optamos por uno a nuestra izquierda. Corrimos por los pasillos desiertos, pero aún así con la impresión de ser observados. Pronto la luz fue iluminando tenuemente los corredores interminables. Ambos andábamos con la incertidumbre de lo siguiente que pudiera llegar.

Y el peligro reapareció cuando topamos con un lago de aguas tranquilas. Σs’κα me hizo parar de improvisto cuando mi pie estuvo a punto de tocar el agua.

-No te dejes engañar…- musitó al tiempo que una pequeña piedra en el suelo caía al agua.

Para mi gran desconcierto, apareció uno de aquellos monstruos marinos y con sus tentáculos eléctricos, provocó que la piedra se desintegrara antes siquiera de que pudiera parpadear. Era un monstruo largo, en realidad, como una serpiente, pero lleno de tentáculos que despedían descargas casi imperceptibles. Y para mejorar la cosa, apareció su pareja, el doble de grande y amenazante ¡Era un suicidio lanzarse! Pero antes de que pudiéramos buscar una solución a nuestros problemas, emergieron escalones de piedra, que flotaron en la superficie. 

-No nos atacarán mientras no toquemos el agua- aseguró Σs’κα.

Intercambiamos una significativa mirada antes de soltarnos y entrar en acción. Tomé vuelo antes de saltar hacia delante y dar una voltereta para caer en la primer piedra. Cuando mis pies rozaron la piedra di directamente el segundo salto, sólo que esta vez con el cuerpo completamente extendido. Caí en la segunda piedra y continué con la tercera. Fue así hasta que pude divisar a lo lejos una pequeña isla. Mis ansias por llegar a tierra firme se volvieron impetuosas y no pude más que continuar saltando de piedra en piedra, intentando por todos los medios no tocar el agua. Escuchar los pasos de Σs’κα detrás de mí, me infundían cierta tranquilidad, pero no faltaba la incertidumbre de que pudiera dar un paso en falso.

El alivio recorrió mi cuerpo entero cuando mis pies tocaron la fría piedra de la isla. Me volví hacia atrás y esperé a Σs’κα sin perderlo de vista.

¿Ya podía tener la certeza de que habíamos pasado esta prueba?

Pero justo en el instante que aquellos pensamientos cruzaron por mi cabeza, la piedra en la que cayó Σs’κα se partió por la mitad.

-¡Σs’κα!- grité con los nervios a flor de punta.

Alcanzó a tomarse de una de las piedras antes de hundirse por completo, pero una gigantesca mancha en el agua empezaba a acercarse a su paradero.

Sin pensarlo dos veces, saqué arco y flecha, y tensando el arco rápidamente, intenté apuntarle a la bestia, pero se movía tan rápido que me era casi imposible. Σs’κα no tuvo más remedio que sumergirse en el agua y nadar hacia la siguiente piedra, pero la serpiente parecía mucho más rápida que él.
Intenté acompasar mi respiración al tiempo que cerraba los ojos y me dejaba llevar por el instinto. Veía tres figuras moverse en el agua. Me preparé para el tiro, esperando a que la bestia extendiera su tentáculo hacia Σs’κα. Fueron sólo unos instantes en el que la flecha salió disparada y le dio a la serpiente marina, que provocó un temblor antes de volverse polvo. 

Intenté mantener el equilibrio al tiempo que sacaba una flecha más y tensaba nuevamente el arco.

La siguiente figura empezó a acercarse con una rapidez inhumana hacia Σs’κα que al fin había logrado subirse a la piedra. Maldije para mis adentros ¡Su figura me estorbaba! El primer ataque fue bajo el agua, la serpiente golpeó con fuerza la piedra intentando romperla. Eran golpes que parecían precisos, calculados. Pero Σs’κα alcanzó a saltar a la siguiente piedra antes de que la primera se hundiera.

Esta vez su táctica no sirvió de nada. La piedra sobre la que estaba se partió por la mitad y sin tener oportunidad de impulsarse, se sumergió bajo el agua con una ligereza desconcertante mientras el monstruo marino se preparaba para su siguiente arremetida.

Tensé nuevamente el arco, pero la serpiente fue más rápida que mis movimientos y antes de que pudiera soltar la flecha, los miembros de Σs’κα se estremecieron violentamente. Parecía como si su cuerpo se convulsionara.

Entendí que debía reaccionar más rápido. Y como eco de mis pensamientos, la serpiente salió furibunda del agua, irguiéndose orgullosa de su altura. Dirigí una rápida mirada hacia Σs’κα, observando cómo jadeaba.

Tensé el arco, respirando hondo.

La flecha salió disparada antes de que siquiera pudiera pensar en la acción, dando de llano en su garganta… claro si es que a eso se le podía llamar garganta.

Un rugido estremecedero desgarró la aparente tranquilidad del ambiente.

Σs’κα se encendió en llamas, cuando salió disparado hacia arriba, convirtiéndose por un instante en la copia perfecta de la serpiente marina. Y como arremetiendo en una batalla, ambas serpientes se encararon por un momento antes de que la de fuego golpeara la cabeza de su contrincante y lanzara justamente a mi lado, provocando que el suelo a mis pies temblara.

Retrocedí asustada, dando un respingo cuando Σs’κα cayó justo frente a mí. La única diferencia fue que el suelo ya no tembló, sino su cuerpo, mientras que en el agua se segregaban una serie de olas, gracias al impacto del gigantesco monstruo marino.

Me arrodillé a su lado, recuperándome de la conmoción y enfundando mi arco.

Acaricié suavemente su mejilla intentando hacerme a la idea de que el peligro había terminado temporalmente. El problema era que aún había algo dentro de mí que no me permitía sentirme aliviada.

Σs’κα sonrió con despreocupación, presionando su mano sobre la mía.

-Debemos continuar…- murmuró incorporándose lentamente.

Al erguirse en todo su esplendor su sonrisa se ensanchó, a pesar de estar lastimado y  débil.

Tuve que levantar la mirada, porque finalmente seguía llevándome más de una cabeza.

Frunció el ceño al notar mi expresión cargada de preocupación.

-Sus descargas no pueden afectarme, porque ambos nacimos del mismo calor- explicó.

Me volví con cautela hacia la cabeza inerte de la bestia. Sus ojos saltones me miraban con furia como si aún tuvieran vida, sin augurar nada bueno.
Me estremecí incapaz de creer que ambas creaturas hubieran nacido del mismo calor. Σs’κα era muchísimo mejor que aquella cosa.

Pero entonces reparé en las crecientes olas y no pude experimentar alivio por sus palabras.

-Debemos continuar…- insistió al tiempo que entrelazaba nuestros dedos y me arrastraba lejos del nuevo peligro que se avecinaba. 

¡El dios del agua, para mi mala suerte, no parecía estar de nuestro lado esta vez!

1 comentario:

  1. Perdón por no comentar antes Nessy, he estado enferma y no tuve tiempo para leer. Primero, amo tu historia y tu forma de narrar es increíble :). Adoro a Σs’κα no se porque siempre me lo he imaginado como Finnick Odair de los Juegos del hambre (demasiado sexy) jajaja.

    Siento que la historia ya esta llegando a su final y cuando eso pasa me pongo nerviosa porque por un lado quiero saber que mas pasa y por el otro me pongo triste, por que cuando ya no haya tu historia, no se que me entretendrá. Espero que te animes a escribir otra, tienes muchísimo talento y ojalá, ojalá que publiques pronto.

    Saludos,

    Luciana B.

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¡Me encantan los comentarios! Agradezco que te hayas pasado unos minutos.