martes, 18 de diciembre de 2012

Los preparativos


Ahora sí tengo una razón por la cual no he publicado !! Lo siento tanto !! Pero la cosa es que el cargador de mi computadora murió y noooo tengo !!!! No puedo cargar mi computadora a menos que vengan invitados de mis papás ^.^ que tengan cargador y que además estén dispuestos a prestármelo. 

Pero estoy pensando seriamente si en agradecimiento por su apoyo, pongo el siguiente capítulo para que tengan con qué entretenerse si es que no puedo continuar publicando por esto del cargador.

Mientras tanto les dejo este capítulo y les agradezco por los comentarios de la entrada pasada ;) Me encanta leerlos y saber que hay gente a la que le gusta mi historia. De paso, felices fiestas a todos. 



Caminamos entre la gente. Mi mano a penas era capaz de sostener la correa del oso. Quería llorar, quería estar sola.

Entonces entramos al establo, junto a los otros animales.

-La fiesta de Šοŗα es hoy en la noche. Seguramente Œητια’τοηα ya ha de saber la verdad y te ha de haber preparado un baño y un vestido, así que, terminando de descargar a los osos, te llevaré a tu habitación ¿De acuerdo?- me instruyó Äρσητε, pero me tomó un largo tiempo asimilar sus palabras.

No pude más que asentir lentamente, aún fuera de mí.

Äρσητε soltó un hondo suspiro mientras tomaba la correa del oso. Éste rugió con fuerza y se pegó a mi hombro, como sabiendo de mi tristeza.

Acaricié suavemente su pelaje.

-¿Qué sabes de Šοŗα y Σs’κα?- pregunté con un hilo de voz.

Äρσητε calló por un momento.

-Sabes que Σs’κα fue desterrado ¿Verdad?- preguntó Äρσητε.

Asentí lentamente, con la mirada perdida en un punto fijo. Mi mano acariciaba automáticamente el rostro del oso, que no quitaba su cabeza de mi hombro.

-Antes de eso, solía venir a visitarnos. Šοŗα y Σs’κα estaban enamorados. Desde pequeños jugaban juntos todo el tiempo y esa relación, cuando crecieron, no se perdió, sino que se transformó en amor verdadero…- hizo una pausa- pero una noche antes de su destierro, Σs’κα le dijo que la amaba y que el día que volviera, se casaría con ella. Šοŗα lo ha estado esperando desde entonces… pero han pasado los años y…

Me solté en llanto, cayendo de rodillas al piso. Äρσητε se interrumpió.

El oso gimió y empujó suavemente mi hombro.

-Princesa… ¿Te enamoraste de él?- musitó Äρσητε hincándose frente a mí.

No contesté nada. Pero me eché a sus brazos y sollocé en silencio escuchando cómo el oso se acostaba a mi lado.

Äρσητε pareció desconcertado al principio, pero luego me estrechó con suavidad.

-Tranquila, princesa…- intentó consolarme- de cualquier manera, ustedes no podrían estar juntos, él no puede entrar al hogar de los dioses y tú tienes que ir para allá.

Asentí lentamente.

-Es un error… es un error…- sollocé- no debo enamorarme de un hombre de la tribu enemiga… Äρσητε… quiero volver a casa.

-Y ya irás- aseguró- ahora tienes que ser fuerte y esperar el encuentro con los dioses. Disfruta, princesa. Mejor vete a lavar y a cambiar, alístate para la fiesta.

La fiesta de Šοŗα…

Me incorporé limpiando mis lágrimas y acariciando el pelaje del oso, lo ayudé a incorporarse. Junto con Äρσητε descargamos las lonas y los cacharros. Después quitamos la silla del oso y cepillamos su pelaje, haciendo después, lo mismo con el segundo oso. Me despedí de los osos y Äρσητε me llevó a la casa. Allí me encontré con Œητια’τοηα, que, efectivamente, ya sabía de mi secreto. Se ofreció a arreglarme ella misma. Me separé de Äρσητε que me dio unas palabras de ánimo antes de irse.

-Te verás hermosa, querida, pero antes tengo que ver tu rostro, en serio que no puedo creer que Œητια’τοηι no me lo hubiera dicho desde el principio, te hubiera mandado con ropa más cómoda ¡Por cuánto has tenido que pasar!- decía sin parar- pero no te preocupes, tendrás el mejor baño que hayas tenido en tu vida como recompensa por tu fuerza, princesa.

Me metió a la tina de agua caliente, que relajó notablemente mis músculos y me hizo olvidarme por un momento de los problemas. Trajo a tres de sus nietas, aunque ninguna de ellas sabía que yo era el supuesto hombre encapuchado. Y sin explicaciones de Œητια’τοηα, seguramente dejaron volar su imaginación. Ninguna se negó a ayudarla. Me tallaron hasta que mi piel se puso roja y después me untaron cremas, aceites y cepillaron mi largo cabello hasta que quedó laceo. Me hicieron una estilizada media cola en el cabello, usando la tiara y el broche de oro. Después me pusieron un vestido de seda ligera y fina, tan blanca como la nieve de los bosques, que tenía mangas livianas y en gasa que llegaban hasta el piso. Había una pequeña ranura en cada lado por la cual podía sacar los brazos. Mis hombros estaban descubiertos y los bordados eran de oro. Era ajustado a la cintura, por lo que me hacía ver de porte más elegante y erguido. Los bordados de oro también pasaban por mi cadera, en forma de “V”, seguido por la tela. Œητια’τοηα y sus nietas admiraron la transformación.

-¡Te dije que de una simple y sucia jovencita, te transformaría en una princesa!- exclamó emocionada.

Reí suavemente mientras veía mi vestido.  

-En realidad es hermoso- murmuré dando vueltas con él.

No me sentía así desde que dejé mi pueblo. Eso me había subido el ánimo.

-Entonces, hijas, les presento al amigo de Σs’κα, la princesa Καητσ.- dijo Œητια’τοηα señalándome cariñosamente.

Todas me miraron sorprendidas.

-¿Él… es… ella?- preguntó una de ellas.

Œητια’τοηα y yo asentimos al mismo tiempo.

-Su misión es llegar a la morada de los dioses sin que ellos lo sepan, así que debíamos mantenerlo en secreto.- explicó Œητια’τοηα acercándose a mí y estrechando suavemente mis hombros.

Todas rieron.

-¡Bienvenida!- exclamaron abrazándome de una en una.

Sonreí mientras las abrazaba. Todas parecían en realidad adorables.

-Soy Μηεη, hija de Μεŗσπα y nieta de Œητια’τοηα- se presentó una chica de cabello negro que llegaba hasta su cintura.

-Y yo soy su hermana, Κιδα- se presentó la que estaba junto a ella.

Lo que más me sorprendió de ella, fueron sus hermosos ojos verdes.

Entonces se presentó la última.

-Yo soy Šιηαŵι, hija décimo segunda de Œητια’τοηα.

Hice una leve inclinación de cabeza.

-Soy la princesa Καητσ de la tribu Âιřġυα- me presenté entonces formalmente.

Las tres se soltaron a hacerme preguntas, pero Œητια’τοηα aplaudió dos veces.

-¡Basta, jovencitas! Es hora de prepararse, que la fiesta comenzará al atardecer ¿Entendido?- ordenó Œητια’τοηα.

Todas salieron de la habitación una detrás de la otra sin rechistar.

-¿Puedo ayudarles en algo?- me ofrecí.

Œητια’τοηα rió negando rotundamente con la cabeza.

-¿Y dejar que tu vestido se ensucie?- preguntó sarcástica- No, jovencita, por órdenes mías, te quedas en esta habitación. Mandaré a Μηεη a que te traiga una nueva capa, ésta es un asco- comentó tomando la mía.

Rápidamente la detuve.

-Pero no la tires, por favor, es muy importante para mí- supliqué.

Œητια’τοηα frunció el ceño antes de asentir y salir de la habitación.

Todo quedó en silencio.

Suspiré mientras me volvía hacia la ventana que daba al patio donde empezaban a poner la comida. Las mesas largas y de madera, estaban colocadas de forma que daban hacia una plataforma donde habían puesto instrumentos algo extraños para mí. Y durante el transcurso de la tarde, observé con atención a la gente viniendo de un lado para otro. A veces con comida, a veces con regalos, a veces con platos, a veces con adornos. Pero siempre de un lado para otro. Hubo un momento en el que llegué a preguntarme qué estarían haciendo Σs’κα y Šοŗα, pero rápidamente deseché esos pensamientos. Debía olvidar mi corazón roto, debía hacerlo no porque me lastimara, sino porque no debía enamorarme del hijo del dios enemigo, sencillamente por eso. Pero desechar aquellos pensamientos me hacía reflexionar sobre otros. Sobre mi destino final, sobre los dioses, sobre mis miedos…
Sacudí la cabeza y me concentré en las hermosas flores como centro de las mesas que habían puesto con esmero las mujeres de la casa. Hasta que el Sol empezó a ponerse en el horizonte y las luces de las lámparas en el patio se prendieron. Entonces llegaron los músicos y tomando sus instrumentos, empezaron a tocar. De poquito a poco, la gente empezó a llegar, sentándose. Todos hablaban animadamente, pero entre tanta gente no pude ver a ninguna de las dos únicas personas que buscaba con la mirada ¡Cuántos nietos, sobrinos e hijos tenían Œητια’τοηι y Œητια’τοηα! Con ellos en realidad podían hacer un pueblo.
Entonces alguien tocó a la puerta, sacándome de mis ensoñaciones.

-Pase- pedí.

La puerta se entreabrió.

-Princesa, le traigo la túnica que mi madre le envía- dijo tímidamente Μηεη.

-Pasa, Μηεη- dije sonriente- ya te esperaba.

Μηεη entró y se hincó frente a mí, extendiendo la túnica.

-Μηεη, no me trates como princesa ¿Bien?- dije ayudándola a incorporarse.

Μηεη asintió lentamente y me entregó la túnica.

-Tenga, princesa.

La tomé y me la puse con delicadeza, temerosa de mover algún arreglo que Œητια’τοηα y sus nietas e hija me habían hecho. Me amarré el cordel sobre el cuello.

Y volviéndome hacia Μηεη, le di un abrazo.

-Gracias- musité.

Μηεη me devolvió el abrazo con nerviosismo.

-Tengo una pregunta, princesa- murmuró.

La solté. Sus mejillas habían tomado un tono carmesí que embellecía tiernamente su rostro.

-¿Cuál es tu pregunta?- dije con diplomacia.

-¿Qué quieren los dioses de usted?

Suspiré antes de contestar.

-No lo sé- bajé la mirada- en realidad no lo sé.

-Está lejos de su hogar ¿Verdad?

Asentí lentamente, mirando por la ventana. Allí estaban, Σs’κα y Šσŗα, aclamados y vitoreados por la familia. Œητια’τοηα daba un discurso mientras los “novios” pasaban entre las mesas hasta llegar junto a ella.

-Venga, princesa, es hora de presentarla.- dijo Μηεη tomándome de la mano.

1 comentario:

  1. Nooooooooo esta super cortico DDDDDD: esto es injusto ya me estaba emocionando :'( Pero me encanto el capítulo :D tienes que publicar pronto ^_^ ya quiero que eska vea a la princesa :D

    Besos Cami

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¡Me encantan los comentarios! Agradezco que te hayas pasado unos minutos.