Recuperé mi computadora !! Pareciera un milagro para mí hahaha que ya la extrañaba :( :( :( ;) así que ya puedo publicar capítulos y les puedo ir avisando que esta semana serán muy continuos, porque, como siempre que mis historias están a punto de llegar a su fin, me gusta poner maratones ¿Qué piensan al respecto?
Me despertaron los gritos. Gente que me llamaba.
Me incorporé de un brinco y miré a mí alrededor aún con el
recuerdo de lo sucedido durante la fiesta de Šoŗα.
Respiré hondo, intentando calmar los sollozos.
Entonces se escucharon pasos que venían directamente hacia mí.
-¡Princesa Καητσ! ¡Al fin te encuentro!- me saludó Äρσητε
apareciendo en el umbral del establo.- ¡Me figuraba que estarías aquí! Prepara
al oso, tienes que irte.
Lo miré desconcertada.
-¿Qué sucedió?- pregunté incrédula.
Äρσητε me miró con lástima por un momento.
-Μιενε estaba molesto… y le avisó a los dioses de tu presencia en
nuestra morada. Debemos sacarte de aquí antes de que lleguen.- explicó
rápidamente.
Negué con la cabeza, incapaz de creer lo que escuchaba.
-¿Pero cómo?- musité.
Se escuchaban gritos en la lejanía, de voces que pronunciaban mi
nombre con preocupación.
-Fue a la puerta de los dioses durante la fiesta y avisó de tu
estancia con nosotros.
Äρσητε colocó una mano sobre mi hombro.
-No me quiero ir…- sollocé.
Soltó un hondo suspiro.
-Eres protegida de la diosa Diana, por lo tanto, no hay nada qué
temer.- me consoló.- ahora prepara al oso, avisaré que te he encontrado.
-¿Iré sola?- pregunté con la voz temblorosa.
Äρσητε sonrió sin que la felicidad le llegara a los ojos.
-Intenté persuadir a mi padre, pero, irás con Σs’κα- contestó con
pesar.
Asentí lentamente, mientras bajaba la mirada para esconder mis
lágrimas.
-Él te aprecia mucho, princesa, no permitiría que nada te pasara y
mucho menos estando a su cuidado. Σs’κα es un guerrero invencible.- aseguró
Äρσητε.
Lo abracé fuertemente.
-Gracias, Äρσητε, tus cuidados y tu compañía me son muy gratos.
Me devolvió el abrazo.
Pensaba pagárselo de regreso, pero algo en mi interior me decía
que lo más probable era que no volvería.
Los llamados fuera del establo cada vez se hacían más cercanos.
-Cuídate, princesa- y a pesar de querer ignorarlo, pude notar el
miedo en su voz.
Lo solté y me volví hacia Äκσ’ κεωαδ.
-¿Listo, amigo?... Es hora de irse- informé tomando la pesada
silla.
Se la puse con extremado cuidado y la amarré bajo su panza.
Äκσ’ κεωαδ rugió con fuerza. Aquel rugido sonaba orgulloso, listo
para partir. Jalé la correa que venía de la silla, conduciendo a Äκσ’ κεωαδ
fuera del establo.
Äρσητε ya había salido para entonces. Y los gritos fuera habían
cesado. La luz del Sol me deslumbró por un momento. Varias muchachas se
acercaron a mí. Aturdiéndome con sus voces, que se confundían unas con otras.
No podía entender lo que me decían.
-Su capa- dijo inesperadamente Μηεη, saliendo de entre sus
hermanas, primas y tías.
Sonreí mientras la tomaba de entre sus tiernas manitas.
-Gracias, Μηεη.- dije a penas logrando estrechar su mano entre
tantas mujeres.
Una de ellas me entregó una bolsita, pero no pude entender sus
palabras. Y de entre otras, cayó una bolsa más grande y pesada en mis manos.
-Gracias- agradecí buscando con la mirada a la muchacha, pero no
logré verla.
Entonces pude ver a Šοŗα que me sonreía con una tristeza infinita.
Me abrí paso entre las mujeres y alcancé a estrechar sus manos con suavidad.
-Te prometo que Σs’κα volverá sano y salvo…- aseguré.
Šoŗα sonrió mientras sus ojos se anegaban de lágrimas.
-No temo por él…- dijo- temo por ti, princesa. Discúlpame por lo
sucedido ayer, me dijiste que no sería una buena idea y no te hice caso.
Suspiré y la abracé vacilante.
Ella era una chica hermosa con sus rulos dorados y su tierna
sonrisa. Sería excelente esposa para Σs’κα y si yo no volvía, pues sabía que lo
dejaba en buenas manos.
-No te disculpes, lo hacías con buenas intenciones- dije al
soltarla.
Mis ojos se anegaron de lágrimas. Si no fuera que amábamos al
mismo hombre, quizás seríamos muy buenas amigas.
La multitud nos separó. Todas me pedían que me cuidara,
estrechaban mis manos y me abrazaban sin siquiera conocerlas, pero a pesar de
todo, agradecía su hospitalidad y su cariño. Y cuando por fin pude llegar hasta
la casa, me encontré con Œητια’τοηα en la entrada. Con el Sol brillando contra
su rostro, a penas la reconocía. Parecía en realidad una diosa. Entonces todo
el tumulto desapareció, todas me abrieron paso para poder despedirme de la gran
madre. Y mientras me acercaba, Œητια’τοηι apareció, colocándose junto a su
esposa. Juntos me sonrieron y cuando estuve lo suficientemente cerca,
Œητια’τοηα me extendió un paquete.
-No deben detenerse por ningún motivo, así que les preparé la
comida.- explicó Œητια’τοηα con un cariño maternal que se reflejaba en su
rostro.
-Deberás cubrirte con la capa, princesa. Mi querida mujer ya le
entregó a Σs’κα la crema para curar tu herida en el brazo.- continuó Œητια’τοηι
estrechando suavemente los hombros de su mujer.
Sonreí. Mis ojos, que de por sí ya estaban húmedos, soltaron las
primeras dos lágrimas que recorrieron mis mejillas.
-¿Cómo supieron de mi herida?- pregunté curiosa.
Œητια’τοηι me guiñó un ojo.
-Σs’κα nos contó.- contestó sonriente.
Aquella respuesta me sorprendió sobremanera. Mis latidos se
aceleraron por un momento y las lágrimas se volvieron más insistentes ¿Σs’κα
preocupándose por mí? ¿Otra vez?
-Será un viaje de tres lunas ya que van a pie. No podemos darles
el medio que usó Μιευε, ya que los dioses llegan por el mismo.- dijo
Œητια’τοηα.
Tomé el paquete conmocionada por el momento.
-Por los dioses no tendrán que preocuparse si se van ahorita.-
concluyó Œητια’τοηι sonriéndome cálidamente.
Mis manos estaban rebosantes. Puse el cargamento sobre el lomo de
Äκσ’κεωαδ y me dirigí hacia ambos.
Si antes era un griterío de voces, ahora el silencio era
sepulcral. Niños y hombres se habían reunido con las mujeres y observaban
expectantes.
-Les pedí a mis hijas que hicieran un vestido nuevo para ti,
basado en el que dejaste tú mientras te ibas de caza, cuando consideres
necesario, úsalo.- me instruyó Œητια’τοηα mientras me abría sus brazos.
Corrí a ellos. Por un momento me recordaron a los de mi madre.
-Gracias, Œητια’τοηι y Œητια’τοηα- dije desde el alma- por su
hospitalidad y su cariño. Les estoy eternamente agradecida.
Œητια’τοηα sollozó en silencio y me miró con compasión.
-Siempre te recordaremos- susurró acariciando mi mejilla con
cariño.
En aquellos ojos supe que ella sabía que no me volvería a ver.
Bajé la mirada mientras caminaba hacia Œητια’τοηι.
-Sus hijos son…
-No me digas, hija mía, me deshonra saber que mi propio sobrino
haya hecho semejante cosa. Será reprendido cuando vuelva.- aseguró
estrechándome con fuerza.
Negué con la cabeza.
-Nadie tiene que ser reprendido, Œητια’τοηι, el ħαδσ quiso que mi
destino fuera así- me despedí.
-Hubiera sido lindo que te quedaras más tiempo- se despidió
también.
Reí entrecortadamente.
-Cuando vuelva…
-¡Ay, mi niña! No sé si tengas regreso- me interrumpió Œητια’τοηι
con voz monótona.
Lo miré desconcertada.
-¿De qué habla?- pregunté con un hilo de voz.
Me soltó lentamente ¿Sabrían ellos la verdad que me llevaban escondida desde que había comenzado el viaje?
-Pensé que Σs’κα ya te lo había dicho.- contestó con nerviosismo.
-Σs’κα no me ha dicho nada…
¡Σs’κα nunca me dijo por qué los dioses me necesitaban! Me sentí
molesta ¿Dónde rayos estaba?
Y como si lo hubiera llamado, escuché su perfecta voz detrás de
mí.
-Es hora de irnos, princesa.
Me volví lentamente y sus ojos se cruzaron con los míos. En ellos
descubrí sufrimiento, tristeza, dolor y también descubrí mis ojos dolidos
reflejados explícitamente en ellos.
Me robó el aliento por un instante. Traía su larga capa de color
rojo y vestía su armadura de cuero, que se amoldaba a sus perfectos músculos. Pero no pude más que fulminarlo con la mirada ¿Más dolor quería
causarme? Le di la espalda.
-Gracias, Œητια’τοηι, gracias, Œητια’τοηα, gracias por todo.- dije
con una leve inclinación de cabeza en señal de respeto.
-Cuídate mucho- dijeron ambos al unísono.
Tomé aire y di la media vuelta. Todos se despidieron con un
movimiento de mano. Al parecer, aquella numerosa familia se despedía de mí para
siempre.
Σs’κα, Äκσ’κεωαδ y yo caminamos y caminamos hasta que la casa
desapareció de nuestras vistas. Pero las lágrimas seguían allí. Intentaba
sollozar en silencio para no darle el gusto a Σs’κα de burlarse de mí, pero a
pesar de todo. Él no comentó nada, ni se volvió a mirarme en ningún momento. Se
limitaba a jalar de la correa de Äκσ’κεωαδ con suavidad y a mirar hacia
delante. Íbamos por valles gigantescos, de montañas que parecían de agua y
árboles cuyas hojas se agitaban con el inexistente viento. El aire tenía un
peculiar olor que penetraba, un olor que aturdía después de aspirarlo un rato.
Y el suelo, el suelo era vasto, era el cielo azul celeste con nubes bajo los
pies… podía sentir el vértigo. Aquellas eran tierras desconocidas para mí. Las
nubes de las montañas en lugar de estar en la cúspide, estaban hasta abajo,
cubriendo la base de éstas. Y arriba de nosotros, el cielo era estrellado y
despejado. Toda la luz venía de debajo de nosotros.
Pero a pesar de tener muchas preguntas, no me digné a romper el
silencio. No hablaría con él hasta que no se disculpara.
Supe que anochecía cuando el suelo se puso tan estrellado como el
cielo y a pesar de no tener luna, la luz de las estrellas era suficiente para
ver las siluetas de Äκσ’κεωαδ y Σs’κα delante de mí. Para entonces, mis
sollozos ya se habían calmado, pero mi orgullo era tal, que seguía guardando
silencio. La mente me decía que me alejara de él, pero el corazón anhelaba
estar a su lado, esconderme en su regazo y sentirme protegida entre sus brazos.
Todo a pesar de que estuviera roto… todo eso a pesar de que él estuviera con
otra. Me maldecía a mí misma por tener esa tonta atracción hacia él. Yo no le
interesaba y eso lo tenía claro, mi mente no entendía por qué mi corazón aún se
aceleraba cuando veía su fornida y ancha espalda o cuando mis ojos se cruzaban
con los suyos.
Ya no podía soportarlo más.
-¿Están Œητια’τσηα y Œητια’τσηι en peligro?-rompí el gélido
silencio.
Pero Σs’κα no pareció querer contestar mi pregunta.
-No lo sé…- se limitó a decir.
-No quiero ponerlos en peligro- musité.
Mi corazón estaba desbocado por la incertidumbre ¿Habrían llegado
los dioses ya a casa de Œητια’τσηα y Œητια’τσηι? ¿Qué sería de ellos en este
momento?
Entonces Σs’κα se volvió lentamente hacia mí. Y automáticamente di
una voltereta hacia atrás mientras sacaba mi cuchillo. Y al caer de puntitas me
puse en guardia.
-Yo no lo intentaría si fuera tú, princesa.- siseó Σs’κα con una
sonrisa maliciosa en su perfecto rostro.
Las lágrimas empezaron a desbordarse por mis mejillas. Sus
palabras despertaron todos mis sentidos, haciendo mella en mí.
-No me conoces, hijo del fuego- musité conteniendo el enojo.
-Entonces ataca, hija del agua, ataca y sabremos quién de los dos
es más fuerte- me retó Σs’κα.
No necesité una segunda provocación para saltar como un tigre
contra su presa.
Σs’κα esquivó exitosamente mi movimiento. Repentinamente tenía una
espada en cada mano, irguiéndolas con agilidad.
Sentí el calor que mi marca empezó a emanar. Mi capa cayó al suelo
cuando Σs’κα arremetió contra mí y como saltamontes, salté sobre él, impulsando
mis brazos con su cabeza.
Y allí estaba la marca, brillando con una intensidad desconocida
para mí. Mis pies se movieron con la agilidad de una cazadora y mis brazos se
pusieron en posición de ataque. Dedos firmes, y mirada atenta y fiera.
Ambos empezamos a caminar, sin perdernos de vista, sin dar ni un
paso adelante ni un paso atrás. Su mirada pasó de mis ojos a mi cuerpo y supe
que calculaba sus posibilidades tanto como yo lo hacía.
Dos vueltas.
Mi corazón se aceleró, esperando el instante. Mi instinto me decía
que ya llegaba el momento de atacar.
Di una voltereta en el aire. Mis brazos empujaron su duro pecho e
hicieron que él se tambaleara hacia atrás, mientras robaba el cuchillo de mi
mano y lo lanzaba lejos.
Rápidamente retrocedí con ágiles movimientos y calculé exactamente
sus puntos débiles.
Pero antes de que pudiera reaccionar, sus manos tomaron
inesperadamente mis brazos y poniendo todo su peso sobre mí, ambos caímos al
suelo. Él sobre mí, escrutándome fijamente con la mirada. Tenía tantas
posibilidades de escapar y aún así, aquellos ojos azules me detuvieron.
Quedé inmóvil, perturbada. Con el corazón acelerado ¿Pero por el
reciente ejercicio?
-Ya no puedes hacer nada, princesa- susurró.
Su cálido aliento me abrumó más de lo que ya estaba. Me había
vuelto a vencer…
-Eres mía por segunda vez- coreó mis pensamientos con un misterio
que encendió mi curiosidad al instante.
Sus labios estaban tan cerca de los míos y su nariz rozaba la mía.
-Suéltame- musité en cambio.
Σs’κα me escrutó atentamente con la mirada, sin aparente emoción.
Era una pelea de miradas. Pero la atracción era tan fuerte que ni
mi propia mente podía detenerme. Mi corazón se desbocaba a cada segundo que
pasaba, a cada instante que la distancia entre nosotros se iba terminando.
-El hijo del fuego ganó…- dije con un hilo de voz- así que debemos
continuar.
:) AMO TU HISTORIA, no puedo creer que ya falte poco para que termine, te juro que no puedo. Por cierto, me encantaría responder cualquiera de tus preguntas :) y que pases por mi nueva historia.
ResponderEliminarBesos,
Lu
pdt: seria genial si pones una maraton
ya, eh muerto¡ como nos dejas con la curiosidad tan grande de saber que pasa con Es´ka y la princesa¡?¡?¡? aigoo¡¡ Porfa¡¡ publica pronto si??
ResponderEliminarSaludos¡¡
aigoo¡¡ Eh muerto X_X publica pronto nessy¡¡¡ espero muuuy ansiosa los siguientes capitulos :D y yo opino que un maraton seria genial xD me muero de ganas de saber que pasara entre Es´ka y la princesa¡¡ y haber si Es´ka se enseria un poco eh? mira que enamorar a la princesa y la Sora.. anaananan hombre al fin y al cabo xD
ResponderEliminarSaludos¡¡