domingo, 13 de enero de 2013

La canalización


Bueno, a partir del viernes va a comenzar el maratón. De cualquier manera no pude resistirme para publicar este capítulo. :D :D :D 

Lu !! Me pasé por tu blog y comencé a leer la historia :D :D ^.^ estoy encantadísima !!!

Mindy :( :( :( ¿Qué ha pasado contigo? ¡¡¿Por qué no publicas?!! ¡¡Extraño leerte!! Gracias por seguir pasándote por el blog y por comentar !! 

Así que, espero que se entretengan porque yo estoy súper feliz de que mi computadora tenga cargador de nuevo !! Ahora sí puedo hacer de las mías :D :D :D 
Ya saben, que espero que les guste el capítulo, porque van a pasar cosas muuuy inesperadas.




Σs’κα me soltó finalmente del hechizo de su mirada al dejarme libre.
Pero ni mi pulso se calmaba ¿Qué era lo que en realidad sentía? ¿Amor u odio? ¡Debía ser odio! ¡El hijo del fuego era enemigo de la hija del agua! ¡Era lo natural! ¡Era lo que debía ser! Debía odiarlo con toda mi fuerza, como la primera vez que lo vi. Y entonces recordé fugazmente cómo me salvó de caer en manos equivocadas la primera vez que nos encontramos. Debía admitir que a pesar de su aspecto, por un momento me sentí segura… sólo por un momento y un momento que había pasado hacía tiempo. Un momento que quedaba en el pasado y no podía influir el futuro.
De haber sabido cuándo amaneció, creo que hubiera estado más tranquila, pero el cielo y las estrellas no cambiaban. La noche y el día eran uno sólo y el tiempo no era nada. O al menos, no para los pobladores de aquellas tierras, porque para mí era eterno, infinito, aterrador, como siempre, parecía que el camino era interminable… pero para mi gran pesar. Junto a él, no tenía dudas de que llegaríamos. Mis modales me obligaban a quedarme callada, a pesar de que por dentro pedía a gritos descansar. Äκσ’κεωαδ fue el primero en perder de todos. Seguramente su sed y su cansancio hicieron que rugiera con una fuerza atronadora.

-Para- le exigí a Σs’κα, que no dudó ni un segundo en desobedecerme.

Me acerqué a Äκσ’κεωαδ y acaricié suavemente su hocico.

-Shhh…- lo arrullé.- Pronto vamos a llegar- mentí.

Me volví a medias hacia Σs’κα.




-No lo va a lograr, necesitamos darle agua.- musité dolida.

Σs’κα no se inmutó. Y sin dirigirme ni una sola palabra, caminó hacia delante.

Lo miré con desdén ¡¿Ahora me hacía la ley del hielo?! Pero inesperadamente paró y se volvió hacia nosotros con una rapidez desconcertante.

Sus ojos me miraron con súplica por un momento antes de ponerse en una extraña posición y empezar a hacer movimientos. Lo miré embelezada. Eran movimientos suaves, sincronizados, pues al segundo que su pie cambiaba de posición todo su cuerpo se iba adaptando, como en una especie de danza. Mi atracción se volvió gigantesca, una atracción que ni yo podía controlar.

Sus ojos se cerraron. Y sus movimientos se volvieron más firmes y rápidos. Al ritmo de aquella melodía silenciosa.

Entonces sus brazos descubiertos cobraron un color rojo. Como si su piel se agrietara. Con una luz deslumbrante. Era como si entre aquellas grietas hubiera lava. Y al momento que sus movimientos se volvían más fuertes y su luz más deslumbrante, el calor empezaba a volverse sofocante.

Allí fue cuando abrió los ojos y toda debilidad en mi desapareció por completo. Entré en un trance del que no podía deshacerme y aunque hubiera podido, no hubiera querido.

Sus ojos eran rojos, ya no había pupila, ni retina, todo completamente rojo. Descubrí que las marcas en su cuerpo eran eso. Marcas como la mía. Y el rojo en su cuerpo se volvió dorado. Ya no había grietas, sino escrituras antiguas marcadas en su piel.

Mi cuerpo empezó a moverse al ritmo del suyo, con una suavidad desconocida para mí. Poco a poco mi cuerpo se fue acercando al suyo y mi marca brilló con intensidad, contagiándosela a todo mi cuerpo, pronto mi cuerpo también tenía la marca y mis ojos no veían más que luz ¿Estarían plateados como los suyos dorados?

Entonces llegó la colisión. Sentí sus dedos entrelazarse con los míos. Sentí su calidez y pude ver, no con ojos, pero con mis sentidos, cómo mi energía plateada se entrecruzaba con la suya dorada, formando un círculo alrededor de nosotros, hasta que se convirtió en una danza entre luces que de poquito a poco empezaba a abarcar más y más. Hasta que repentinamente se juntó toda la energía. Que empezó a correr por mis venas, por mis pies, por mis manos, por mi corazón…
Mis pies caminaron hacia Äκσ’κεωαδ, que miraba, aterrado, la escena. Sentía el calor de Σs’κα todavía en mi mano cuando, uno junto al otro, nos acercamos al gigantesco oso y extendimos la mano hacia él al mismo tiempo.

La última y más grande colisión explosionó allí. Al momento que nuestras manos tocaron el pelaje de Äκσ’κεωαδ, éste cambió a ser de un plateado metálico y un dorado brillante, como una armadura. El brillo se convirtió en deslumbrante, pero nada me hacía retroceder. Había una fuerza increíble metida en alguna parte de mi ser. Aquella era una sensación maravillosa. Mi cuerpo consumía la energía con avidez.

Y, en un tiempo que se me hizo eterno, la energía se fue apagando hasta consumarse por completo. Mis ojos se cerraron y mi marca dejó de brillar con su característica intensidad.

El silencio fue sepulcral. Mi mano cayó a mi costado y mis pensamientos se volvieron algo confusos.

-Conducción de energía…- musité desconcertada- Mis padres dijeron que no se podía.

Pero lo más sorprendente de todo era que mis fuerzas no flaqueaban, sino que parecían interminables.

-No fue conducción, princesa.- dijo Σs’κα con repentina frialdad.

Me volví lentamente hacia él. Sus ojos me atraparon. Y por primera vez en todo el viaje, sonrió de oreja a oreja. Sus dientes eran blancos y relucientes.

-Fue canalización.- concluyó.

Mis ojos se abrieron como platos.

-Imposible… Σs’κα… tú estás con Šoŗα…- aseguré con la voz temblorosa.- sólo funciona con tu igual.

-Lo sé, si no, no hubiera funcionado- repuso con una dulzura que me derritió por dentro.

Suspiró con fuerza, endureciendo la voz.

-Nunca lo admitiría… pero ya no puedo engañarme más y mucho menos puedo seguir engañándote a ti- vaciló un poco-... Quiero tu bien.

Me miró como esperando mi reacción.

Asentí con la cabeza. Intentando articular por lo menos una oración coherente.

-Por supuesto, eres mi protector…

-No, no.- me interrumpió- quiero tu bien por sobre todas las cosas. Quiero hacerte feliz de todas las maneras posibles… y quise desde el momento en el que nuestra energía se volvió una y la flecha convirtió el árbol en cenizas.- hizo una pequeña pausa- ni siquiera yo me lo puedo explicar. Pero siempre supe que tú no podrías amarme nunca y desear lo mismo por mí, porque éramos y seguimos siendo “enemigos mortales”. Así que decidí tratarte como tal, porque eso era lo que tú querías y lo que a ti te hacía sentir bien…- pareció rememorar varios momentos en los que nos peleamos, perdiendo su mirada en algún punto fijo- pero luego veía el dolor en tus ojos y dudaba de haber tomado la decisión correcta, sólo que nunca me retracté, porque sabía que para ti era lo mejor… e intentaba convencerme de que éramos enemigos mortales, de que Šoŗα me esperaba para que la continuara amando como si fuéramos uno. Pero con el paso de las lunas se me empezó a volver imposible. Te iba conociendo e iba descubriendo la similitud entre ambos. Nos peleábamos y descubría tu gran capacidad para soportar mi mal genio y descubrí que, a parte de Šoŗα, eras la única con la que podía mostrarme tal cual era. Y aún así, debía intentar por todos los medios ignorar esos sentimientos, porque… terminaremos separados. Me reencontré con Šoŗα y la abracé y la besé como antes, pero no sentí lo mismo. Algo había cambiado y ella lo notó. Lo hablamos después de la boda y ambos notamos que lo mejor era separarse a pesar de todo lo que habíamos esperado. Que, a pesar de aún amarnos, ya no era lo mismo. Y allí descubrí que en realidad mi corazón ya no le pertenecía… descubrí que… mi corazón te pertenecía- dijo con un cariño desconocido en él.- Sólo que, como no tengo experiencia en estas confesiones, no sabía cómo decírtelo. Y lo arruiné todo con mi mal genio. Te lastimé y lo siento.

Sus ojos me penetraban. Sus facciones se suavizaron. Sentía mi boca abierta y mi mirada atónita ¡¿Me había quedado dormida?!... ¿Era esto verdad?

Su sonrisa se volvió traviesa y me vi obligada a cerrar la boca ¿Cómo reaccionar?

La emoción empezó a invadirme.

-Yo…

Pero me vi interrumpida cuando Σs’κα se lanzó bruscamente sobre mí y ambos caímos al suelo inesperadamente. Una flecha de fuego había caído justo en mi antiguo paradero.

Me asusté. Todo el encanto se rompió en aquel instante ¡Algo nos atacaba!... o alguien…

Una silueta se empezó a formar del suelo, justo a unos metros de nosotros. La cabeza, los hombros, el tronco, los brazos, todo negro, sombrío. Pero en lugar de frío hacía calor. Un calor que empezaba a volverse sofocante.

-La encontraste, hijo.- dijo una voz que no podía ser posible que viniera de la silueta, pues ésta no tenía boca.

Y de poquito a poco empecé a darme cuenta de que aquello eran cenizas.

Lentamente Σs’κα se incorporó y me ayudó a incorporarme, dándole la espalda a su padre.

-Déjame- dijo Σs’κα entre dientes.

Su padre rió a carcajadas, mientras la figura de cenizas se iba haciendo más y más grande.

-Tú bien sabes que entregándome a la princesa, tendrás nuevamente la libertad de entrar al reino de los dioses y a sus alrededores- dijo su papá con burla.

Y de repente las cenizas se fueron transformando en una mano de tamaño exuberante que se dirigió hacia mi paradero.

Las manos de Σs’κα se encendieron en un fuego que rápidamente salió disparado hacia las cenizas. Y cuando ambos chocaron, provocaron una explosión que me sacó volando hacia atrás. El golpe me dio justo en el hombro, provocándome un dolor fuerte. Miré mi hombro, que sangraba levemente. Me incorporé con los latidos acelerados. La adrenalina empezaba a correr por mis venas.

-¡Muévete!- gritó inesperadamente Σs’κα.

No dudé ni un segundo y di una voltereta hacia delante. Pude notar cómo una segunda mano de cenizas intentaba atraparme.

-No puedes vencerme, hijo, y lo sabes.- lo provocó su padre.

Entonces me volví hacia Σs’κα antes de que la mano arremetiera contra mí. Su rostro mostraba frialdad pura y ni pizca de cansancio. Su mano izquierda arremetió contra la segunda mano de cenizas.

El sonido fue tan atronador y desgarrador, como cuando desgarras un metal, y las ondas de calor fueron tan altas que salí nuevamente disparada hacia atrás.

Rápidamente me puse boca abajo y cubrí mi cabeza.

-Piénsalo… volver con Šσrα sin esconderte. Tener nuevamente los placeres del hogar. Ver todo desde arriba y aprender de los secretos del padre y la madre.- intentó persuadirlo su padre.

Levanté mi cabeza con el rostro sudoroso y manchado de cenizas.

-Σs’κα- susurré desesperada- déjalo. Deja que me lleve…

Pero era imposible que él me pudiera escuchar a tanta distancia y con tantos sonidos estridentes.

-Princesa, escapa con el oso y váyanse al pueblo antes de las puertas del hogar de los dioses- gritó Σs’κα.

Me incorporé con esfuerzo y sopesé las posibilidades.

Mis latidos eran tan fuertes que pensar parecía imposible. Di dos pasos hacia delante.

-¡Καητσ!- gritó Σs’κα molesto- ¡Haz lo que te digo o todo el viaje habrá sido en vano!

Aquello funcionó para que mis pasos cesaran. Veía a Σs’κα debilitarse poco a poco…

La única y solitaria lágrima resbaló por mi mejilla hasta llegar a mi mentón y caer al suelo.

Extendí ambos brazos hacia mis costados y grité con todas mis fuerzas.

-¡Llévame contigo, dios del fuego!

-¡Princesa, no!- gritó Σs’κα con fiereza.- ¡Quédate donde estás!

Entonces las cenizas atravesaron mi cuerpo entero como las olas chocan contra la costa. Sentí como si el aire ya no entrara a mis pulmones, asfixiada, vacía. E inesperadamente mi marca brilló con intensidad y pareció extenderse por todo mi cuerpo como una enfermedad mortecina, su acostumbrado color plateado era nada menos que verde grisáceo.

Cerré los ojos y erguí la cabeza con la frente dirigida hacia el cielo superior. Allí donde todo parecía infinito e indiferente a lo que estaba sucediendo… tal vez porque podía encontrar cierta tranquilidad. Sentía un punzante dolor en el pecho.

-¡Basta, padre!- gritó Σs’κα rabioso.

Y de repente sentí fuego en mi interior. Era tal la fuerza de ambos elementos que sentí cómo de repente mis pies se elevaban del suelo.

Pude escuchar las risas estridentes de Fοġos, risas que penetraban y auguraban sufrimiento. 

2 comentarios:

  1. Nessy tu historia es adictiva o.o quiero saber más, me encanta y que bueno que te haya gustado mi historia :)

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  2. ness, cuando pretendes publicar de nuevo?? eh cumplido la promesa de publicar en mi blog >.< aunque estoy pensando como hacer el proximo capitulo aun.

    Sabes que me fascina tu historia y que me muero de la emocion cada vez que leo la declaracion de Es´Ka xD la primera vez que la lei grite de emocion y casi me caigo de la silla, ahahhhaha. weee, espero con muchas ganas el proximo capitulo

    Besos eh Inspiracion

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¡Me encantan los comentarios! Agradezco que te hayas pasado unos minutos.