sábado, 23 de abril de 2011

¿Cómo olvidar?

Mamá le dio paso a Danny y a Janet.

Me percaté del largo intercambio de miradas entre Janet y Roger. Por un momento pude ver atracción en ambos, pero ésta desapareció tan rápido como llegó.

Danny se acercó a mí y me estrechó entre sus brazos.

-¿Cómo estás, hermanita?- me saludó.

Me encogí de hombros con indiferencia.

-¡Ya puedo bajar a comer!- admití.

Danny soltó una carcajada y me revolvió el cabello.

Lentamente ambos nos volvimos hacia Janet.

-Hola- la saludé con timidez.

Su rostro se contrajo en una mueca de asco.

-Hola- dijo forzadamente.

-Jack, ésta es Janet, Janet, él es mi mejor amgio Jack- los presenté.

Jack instantáneamente extendió su mano hacia ella. Janet la tomó y la estrechó por largo rato.

Sonreí para mis adentros, parecía que aquí se estaba desarrollando un nuevo sentimiento.

-¿Por qué no se quedan a comer?- propuso mi madre, que hasta el momento no me había dado cuenta de que seguía en la habitación.

La tensión en el lugar era palpable. Todos callábamos.

-Claro- rompieron el silencio Janet y Jack al unísono.

Yo no salía de mi asombro, miré a Danny desconcertada.

Danny se disculpó con la mirada.

-Perfecto, les hablo en unos minutos.- dijo mi madre saliendo de la habitación.

-Señora Clarisse...- la detuvo Danny.

Ella se volvió.

-Muchas gracias.

Mamá sonrió de oreja a oreja, y sin decir nada, salió de la habitación.

El silencio reinó nuevamente y por más largo rato.

Era un silencioso intercambio de miradas. Jack con Janet y Danny conmigo.

-Entonces, eres la mejor amiga de Danny- afirmó Jack, rompiendo finalmente el silencio.

Tomé la mano de Danny instintivamente.

Él empezó a formar círculos con su dedo pulgar, en un intento de tranquilizarme.

-Exactamente, ambos estudiamos en Alemania, allá nos conocimos.- explicó Janet cansinamente.

-¿Y qué tal? ¿Por qué te decidiste por la medicina?- le preguntó nuevamente Jack.

Janet pareció pensarlo en realidad.

-Creo que la idea de salvar vidas me emociona mucho. Descubrir nuevos remedios para la humanidad y ser reconocida por ella... me llevar a tomar esa decisión- explicó Janet lentamente.

Jack sonrió.

-Son buenas intenciones, entonces- afirmó.

Janet le correspondió la sonrisa.

-Supongo que sí- contestó.

Danny y yo intercambiamos una larga mirada de complicidad. Nos entendíamos con tanta facilidad. Podía ver la felicidad que emanábamos juntos. Ambos notábamos el interés que demostraba Jack por Janet.

-Danny...- vacilé por un momento- tenemos que...

-Hablar- concluyó por mí, adivinando mis intenciones.

Me volví hacia Jack.

-Volvemos en unos minutos- me despedí, jalando a Danny de la mano.

Danny no se retuvo, me siguió sin queja.

Cerró la puerta tras de sí y ambos caminamos por el pasillo hasta llegar al cuarto de la tele.

Cuando quedamos completamente aislados de todo ruido exterior, intercambiamos miradas antes de romper en carcajadas.

-Buena actuación- admití.

Danny sonrió.

-Tú tampoco te quedas atrás, hermanita- me elogió.

Nuestras risas lentamente se fueron calmando, hasta que la habitación quedó en completo silencio.

-Parece que hay algo entre esos dos- murmuré.

Danny asintió con la cabeza.

-Eso es bueno- comentó Danny igualmente en un susurro.

Me percaté de la cercanía de ambos.

Lentamente mis mejillas cobraron un color carmesí intenso, casi como un tomate.

La comisura de sus labios se contraía en una sonrisa pícara.

Me escrutaba con la mirada y entonces me besó. Me aferré fuertemente a él, deseosa de que aquel aliento embriagador nunca dejara de impregnarse en mi interior. Disfrutaba tanto cada vez que me besaba con esa pasión. Ésa era otra de las cosas de las que estaba segura que nunca lograría acostumbrarme. Me pregunté en aquel momento, justo cuando mis labios se movían al ritmo de los suyos, si aquella sería la última vez. Entonces lo disfruté con mayor avidez.

Nos separamos lentamente.

Mi respiración era entrecortada y la cabeza me daba vueltas.

Coloqué mi cabeza en su hombro y cerré los ojos intentando recuperarme, pero sin éxito.

Danny pasaba su mano de arriba a abajo por mi espalda, ocasionando que cada roce me quemara y acentuara mi confusión momentánea.

-¿Segura que puedes bajar a comer?- preguntó Danny burlón.

Reí suavemente.

-No me molestes- lo reproché con la voz entrecortada.

Danny coreó mis risas.

-¿Cómo crees que les esté yendo?- preguntó Danny.

Levanté la mirada.

Sus ojos verde esmeralda refulgían de cariño.

-Creo que ya hablamos lo que teníamos que hablar...

-Y ya es tiempo de regresar- concluyó Danny.

Asentí sonriente.

Me rodeó la cadera por detrás, besando mi mejilla.

-¡Ey!- me quejé débilmente- Todavía no me recuperaba.

-Ése es el chiste- me susurró al oído con voz aterciopelada.

Quedé abrumada ¿Cómo podía Danny confundir mis sentidos con tanta facilidad?

-Ni yo lo sé- admitió.

Reí.

-Me sigo preguntando si me mentiste y en realidad lees el pensamiento.- bromeé.

Besó nuevamente mi mejilla, luego mi mandíbula hasta llegar a mi cuello, allí se detuvo.

-¿Qué haces?- murmuré con el corazón acelerado.

Sentía su cálido aliento en mi nuca.

Los pelos se me pusieron de punta.

-Escucho los latidos de tu corazón ¿Alguna vez alguien te dijo que tienes los más hermosos y rítmicos de todo el mundo?- dijo con una voz acariciadora.

Mis ideas estaban dispersas, mis sentidos desordenados y mis latidos desbocados.

Y por milésima vez en el día me pregunté cómo podría alejarme de él.

Sus ojos verdes atraparon mi mirada.

-¡A comer!- escuché que gritaba mi madre desde el piso de abajo.

Suspiré con pesar.

El momento se había terminado.

Me volví lentamente y beso su mejilla.

-Gracias, hermanote.- susurré en realidad agradecida.

Él sonrió de oreja a oreja.

En ese mismo instante Jack y Janet salieron de mi habitación platicando animadamente.

Jack al verme paró en seco. Danny y yo nos separamos instintivamente.

-¿Terminaron de hablar?

-Sí- dijimos Danny y yo rápidamente.

Janet frunció el ceño, pero no intervino.

Los cuatro bajamos juntos a la cocina.





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