Bueno, aquí está el siguiente capítulo ;) Al rato publico el siguiente :D :D :D :D
Ahora nada más quiero agradecerle a Mely el premio jejejeje En serio que muuuuchísimas gracias :D :D :D :D Aún no lo pongo porque no sé qué pregunta hacer, pero pensaré en una ;)
Espero les guste el capítulo.
Me percaté de que estaba recostada en una cama, y después de echar un vistazo a mí alrededor, supe que era mi cama. Estaba en casa.
Recordar todo lo que había sucedido me tomó varios minutos. Tenía recuerdos borrosos, quizás porque todo había estado muy oscuro. Entonces recordé la advertencia...
-¡Mateus!- exclamé alarmada.
Inconscientemente eché otro vistazo, ahora con más atención, como queriendo asegurarme de que él no estuviera aquí.
Suspiré con alivio al comprobar que allí estaba segura.
Escuché voces fuera de mi habitación.
-¿Qué te dijo?- preguntó fríamente alguien.
Aquella voz me era tan familiar a pesar de no haberla oído durante la última semana.
-No quiso decirme nada.- contestó una voz autoritaria que tampoco me era desconocida- Pero no podía ni podré obligarla a que me diga qué pasó, ésa será decisión suya.
Sonreí. Danny siempre tan comprensivo.
-Pero se desmayó. Creo que tengo todo derecho a saber en dónde estaba y qué le pasó- repuso Jack.
-No lo tienes porque ustedes ya no son nada...- dijo fríamente Danny- Tú la lastimaste y la única razón por la que aún no te he golpeado es porque ella aún te quiere a pesar de todo.
Hubo un largo silencio, hasta que Jack lo rompió con una carcajada histérica.
-Nada de eso hubiera pasado si tú nunca hubieras venido.
-Pues déjame decirte que el hubiera no existe, así que vete guardando tus comentarios, que, te lo digo por experiencia, no van a cambiar nada más que mi aversión hacia ti.- lo amenazó Danny.
Ya mi lo imaginaba, con su metro ochenta, inclinado hacia Jack, con una expresión fría y amenazadora y sus puños crispados. Pero sabía que Jack no se quedaría atrás. Él es un muchacho fuerte.
Tuve la sensación de que si no intervenía en aquel momento, aquello podría desencadenarse en una pelea más fuerte que la verbal.
Me incorporé con gran esfuerzo, tambaleándome hacia adelante, cuando sentí la fría madera del piso. Me sostuve de la cómoda donde guardaba algunos libros y cajas.
Respiré hondo, me erguí y caminé hacia la puerta. Giré la perilla y la abrí.
Danny y Jack se volvieron hacia el mismo tiempo.
-¡Any!- exclamaron al unísono.
Danny fue el primero en reaccionar, corriendo a abrazarme. Le devolví el abrazo algo abrumada, recordando que debía alejarme de él antes de que fuera demasiado tarde.
-¿Cómo estás?- preguntó escrutándome con la mirada.
Me sonrojé levemente.
-Algo mareada- admití.
Rió y presionó suavemente mis labios con los suyos.
-¿Y ahora?- preguntó con picardía.
La cabeza me daba más vueltas que antes.
-¡Danny!- me quejé débilmente, esbozando una sonrisa.
Me correspondió con una radiante.
Entonces me percaté de que ya no solo éramos tres en el pasillo, sino que cinco. Miranda y Roger me miraban con alivio.
Danny me soltó, dándome la libertad de saludar a los recién llegados. Abracé con ímpetu a Miranda. Ella correspondió torpemente el abrazo.
-¿Qué hacen aquí?- pregunté dirigiéndome también hacia Roger.
-Queríamos saber cómo estabas.- puntualizó Roger.
Miranda sacó una carta del bolsillo de su chamarra. Me la entregó.
-Te la manda Sora desde Guatemala- comentó guiñándome un ojo- supo que estabas mal y quiso darte un detalle para levantarte el ánimo.
La miré desconcertada.
-¿Pero cómo llegó tan rápido la carta?- quise saber.
Empecé a atar cabos. Me volví hacia Danny.
-¿Cuánto tiempo llevo dormida?- pregunté alarmada.
Jack carraspeó.
-Dos días- contestó por Danny.
Éste lo fulminó con la mirada.
-¡¿Dos días?!- repetí desconcertada.- ¡¿Pero cómo?!
Danny tomó mi mano.
-Creo que la conmoción de lo que pasó te ha dejado exhausta. Pero no tienes nada por qué preocuparte, es una forma de protegerse del cuerpo- aseguró transmitiéndome su serenidad.
Asentí lentamente.
-Hablas en sueños- comentó Jack.
Danny y yo nos volvimos hacia él. Danny fulminante y yo desconcertada.
-¿Hablé en sueños?- pregunté sin dar crédito.
-Sí- se limitó a contestar Danny.
Primero me sonrojé, pero luego me invadió la duda.
-¿Qué dije?
-Te toca explicarle- le dijo Jack a Danny con repentina frialdad.
Danny bufó, pero empezó:
-Dijiste varias veces mi nombre... y...- vaciló antes de continuar, mis mejillas estaban al rojo vivo- luego dijiste algo de Mateus. Colocaste la mano sobre tu vientre, bajo las costillas y dijiste algo que no entendí. Pero te veías inquieta, sudabas tanto, que tuvimos que quitarte varias cobijas, te removías como loca y a veces golpeabas al que se te acercara- Sonrió con cierto orgullo- pero debo admitir que cuando me acercaba, tu respiración se regularizaba...
Ahora sí que mis mejillas ardían.
Entonces sentí una mano colocarse sobre mi hombro. Me volví lentamente. Jack me escrutaba con la mirada.
-¿Mateus tiene algo que ver con todo esto?- me preguntó inquisitivo.
-No- contesté rápidamente.
Incluso Danny frunció el ceño.
-¿Qué pasó allí adentro?- insistió.
-No pasó nada- mentí.
Sonreí forzadamente.
-Quiero descansar un poco, me siento un poco mareada.
Y estaba vez no mentía.
Danny estrechó mi mano con fuerza y me llevó de vuelta a mi habitación.
Me senté sobre la cama, al lado de él.
Jack nos dedicó una mirada de profunda tristeza antes de cerrar la puerta tras de sí.
Lentamente encaré a Danny.
Él me estrechó entre sus brazos. Recargué mi cabeza en su duro pecho y sin poder evitarlo, sollocé en silencio.
-Tengo miedo- susurré.
-¿De qué tienes miedo?- preguntó Danny con voz suave y tranquilizadora.
No supe qué contestar.
Danny rió.
-Entiendo, aún no quieres decírmelo. Pero quiero que sepas, que mientras estés junto a mí, nunca pasará nada, te lo prometo.
Levanté la cabeza. Nuestras miradas se cruzaron.
Tomó mi mentón y limpió mis lágrimas con la otra mano.
-Te lo prometo- repitió.
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