sábado, 23 de abril de 2011

Explosión

Al principio todos comimos en silencio. No podía ignorar las miradas rabiosas y amenazantes que me lanzaba Janet a cada momento... y yo que pensaba que haber conocido a Jack la iba a calmar, pero las cosas no parecían así. Se había encargado de sentarse junto a Danny. El orden de la mesa era algo extraño. Jack junto a mi madre, seguido de Janet, que estaba sospechosamente pegada a Danny, que a su vez, tomaba mi mano bajo la mesa. Por lo tanto, mi padre, que apareció algunos minutos después de que comenzara la comida, se sentaba junto a mí, en la cabecera de la mesa.

-Entonces ¿Ya te sientes mejor, cariño?- preguntó papá, rompiendo el silencio.

Mastiqué lentamente, atrasando el momento de contestar.

-Sí- murmuré.

Papá sonrió con verdadera felicidad.

-Perfecto, entonces el lunes podrás regresar a clases.

Asentí con desgana.

Janet soltó una risita.

Me volví fulminante hacia ella.

-¡Pobre chiquilla! Tiene que volver a clases...- articuló con los labios, a sabiendas de que mis padres no debían escucharla.

-Tengo entendido que tú también te las estás saltando- repuse en un susurro.

-¡Qué deliciosa comida, señora Sabas!- intervino Jack con fingida jovialidad.

Mamá sonrió, indiferente a lo que pasaba a nuestro alrededor.

-Gracias, Jack ¡Qué considerado!- agradeció mamá.

-Yo estoy de acuerdo con Jack- dijo Danny con la misma jovialidad fingida.- Usted es la reina de la cocina.

La sonrisa de mamá se ensanchó.

-¡Gracias, Danny!

-¿Qué reina? Diosa- remató Jack.

-Mi especialidad son los postres, muchachos.- presumió mamá.

Jack y Danny sonrieron, pero pude notar en ambos el desafío. Los dos intentaban ganarse la simpatía de mi mamá.

-¡Siempre sorprendiéndonos, señora!- exclamó Danny.

Jack rió fingidamente.

Mamá empezaba a notar algo extraño.

-Bueno, Any ayudó un poco- admitió mamá.

-¡No seas modesta, mamá! Yo sólo puse la cubierta del pastel.

Janet puso cara de vómito.

-¡La cubierta es mi parte favorita!- se quejó.

La fulminé con la mirada.

-Quién sabe cómo sea en Alemania, pero aquí, se come lo que se te ofrece- la reproché, intentando contener la rabia.

Janet puso una mueca antes de meterse un nuevo bocado a la boca.

-¿Ya has terminado?- le preguntó mamá a Jack con satisfacción al ver su plato vacío.

-Claro, señora Sabas, pero no se moleste, yo lo llevaré a la cocina.

Entonces Danny se incorporó rápidamente y se colocó detrás de mamá.

-Mejor ninguno de los dos se moleste.- se volvió hacia Jack- Yo conozco mejor la cocina.

-No creo que sea tan grande como para que me pueda perder- repuso Jack con una sonrisa forzada.

Mamá miraba uno a uno confundida.

Entonces me incorporé yo.

-¿Saben qué?- dije al borde de la rabia- Ninguno de los dos tiene que hacerlo. Lo haré yo.

Danny y Jack me miraron desconcertados.

Tomé bruscamente los platos de sus manos y me dirigí a la cocina sin siquiera mirar atrás, por lo que no me percaté de los pasos silenciosos que me seguían.

Al entrar a la cocina, coloqué los platos en el fregadero y me dirigí por un vaso de agua al garrafón. Alguien dejó caer un plato sobre el fregadero.

Me volví sobresaltada.

Janet sonreía con malicia.

-Muy amable la invitación de tu madre, Danny y yo lo estamos disfrutando mucho.

Sabía que hablaba como si fueran novios para ponerme más rabiosa.

-No sabía que Danny te tomara como su mejor amiga.- contraataqué.

Janet soltó una carcajada forzada.

-De hecho, a veces me da la sensación de que me toma como algo más, no sabía que te tomara como su novia.

Sonreí igual de forzada.

-De hecho, a veces me da la sensación de que me toma como algo más...- murmuré intentando contener la rabia.

-Claro, pero me parece que te estás confundiendo, porque, en Alemania él me besó- dijo Janet con inocencia.

La miré desconcertada.

-¡Oh! Claro, seguramente fue durante el tiempo que cortamos- razoné.

Janet sonrió. Me daba la sensación de que era un gato con bigotes gigantescos, como el de Alicia en el país de las maravillas.

-¡Claro! ¡Sí! Fue cuando Danny terminó contigo...- lo pensó por un momento- lo recuerdo muy feliz.

Me tragé mi orgullo.

-Creo que tienes problemas...- dije ahora sí rabiosa, respiré hondo- para distinguir a la gente feliz, de la que se siente triste.

-¡Ay, querida! Discúlpame, olvidé que hablaba con la chica que casi mata al hermano de Danny.

-Veo que tampoco sabes escuchar, deberías limpiarte las orejas de vez en cuando. Yo nunca he tenido problemas con Fabián.- estaba a punto de hablar a gritos, pero debía contenerme.

-¡Ay!- dijo con nostalgia- recuerdo todas las tardes que Danny y yo pasamos juntos, lejos de ti. Cariño, Danny no te ama, sólo te tiene lástima.

En ese instante ya no me importó si me quedaba orgullo o no. Un odio desconocido en mí nació en mi interior. Estaba deseosa de golpear lo que fuera.

Me acerqué sigilosamente a la mesa en donde reposaba el pastel. Lo tomé.

-¿Sabes?- dije con la voz entrecortada- creo que será mejor que vayamos a dejar el postre.

Janet soltó una carcajada de triunfo, distracción suficiente para acercarme y lanzarle el pastel directamente en la cara.

-¿No habías dicho que la cubierta del pastel era tu parte favorita?- le pregunté burlona- Ahora es toda tuya, puedes disfrutarla.

Pero Janet no se quedó atrás, limpió el pastel de su rostro y tomó la hoya de sopa, vertiéndola a continuación sobre mi cabello.

Contuve la respiración. Mi rostro ardía, la sopa aún estaba caliente.

Corrí al fregadero y mojé mi rostro.

Janet reía a carcajadas.

Me volví rabiosa, tomé la sartén con arroz y la lancé contra su rostro nuevamente. Le dio justamente en la frente. El arroz se derramó por su blusa.

Gritó rabiosa y me lanzó una mirada asesina. No dudé en devolvérsela.




Bueno, aquí nos vuelve a contar Danny ;):

Aún no lograba salir de mi desconcierto. Any se veía en realidad molesta y lo que acentuó mi desconcierto, fue que Janet se levantara con la misma indignación de la mesa y fuera tras de Any con todo y el plato a medias en la mano.

Fueron minutos angustiosos. Todos callábamos y yo con el nerviosismo a flor de punta, a sabiendas de que esas dos mujeres juntas eran una bomba que podía explotar en cualquier momento y provocar una catástrofe.

Me removí incómodo en la silla y tomé un sorbo de mi vaso de agua.

Jack soltó un suspiro y miró su reloj de muñeca.

Se empezaron a escuchar voces en la cocina que cada vez se hacían más fuertes ¡Oh, sí! La bomba ya había explotado. Y justo en el momento en el que me levanté de mi asiento se escuchó un grito rabioso y un golpe seco. Entonces todos nos precipitamos para ver qué estaba ocurriendo. Fui el primero en entrar, quedando rígido en mi lugar al ver el desorden.

Miré alternativamente a Any y a Janet buscando una explicación. El pastel tirado en el piso, Janet con la cara manchada de betún blanco y la blusa llena de arroz, mientras que Any chorreaba de pies a cabeza.

Janet, que estaba al lado del fregadero, tomó un plato y lo lanzó contra Any, que rápidamente se agachó. El plato chocó contra la pared y se rompió en miles de pedacitos.

-¡Aquí tienes tu plato, querida! Así podrás servirte la sopa, que te lo digo, no va con tu atuendo ni con tu horrible rostro.- gritó Janet temblando de ira.

Pude ver en los ojos de Any cómo se decidía entre abalanzarse sobre Janet o no, por lo que opté por intervenir.

Corrí rápidamente, colocándome a su lado y tomándola por los brazos. Forcejeó conmigo.

-¡Suéltame, mentiroso!- chilló al borde de las lágrimas.

Aquel fue un golpe inesperado ¿Mentiroso? ¡¿Pero qué rayos le había dicho Janet?!



2 comentarios:

  1. eres mala porque los quieres
    separar a toda costa!!
    ayy estoy esperando el momento
    que un auto le atropeye a Janet jaja
    la odio...
    besos...

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  2. me encanto la maraton pero que tienes contra esos dos han pasado por todo y ahora otra ves se van a separar nooo por dios si siguen asi nooo ni me lo imagino xD

    pasate por mi blog atrevida-cami.blogspot.com

    Besos cami

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¡Me encantan los comentarios! Agradezco que te hayas pasado unos minutos.