¡¡¡Lo siento!!! Ya sé que ahora sí me he tardado muuucho en publicar, pero, se nos cayó el Internet DOS largas semanas y desde entonces, no he podido publicar nada de nada... Ni si quiera pude avisarles que no publicaría en un largo tiempo ¡¡¡LO SIENTO, LO SIENTO, LO SIENTO, LO SIENTO, LO SIENTO!!! ¡¡¡En serio que qué pena!!!! Les recompensaré con un maratón ¿Les parece? humm... de acuerdo al tiempo que me tardé en publicar, tendría que reponerles mínimo seis capítulos... humm... Entonces, tendremos un maratón de tres días ;) Dos capítulos por día :D :D :D :D :D :D :D
Entonces, aquí le damos inicio al maratón... (Espero que les guste y Luz, muuuuuuuchísimas gracias por el premio, enseguida se va a la pared de premios :P jejejejeje Orgullosamente recibimos el segundo premio del blog :D :D :D :D)
Al llegar al parque, me di cuenta de que estaba desierto, no había ni un niño jugando. No se escuchaban sus acostumbradas risas o los regaños de sus madres, el parque estaba vacío... y lo que más me alarmó... ni si quiera rastro de mi Any. Caminé entre columpios, despotricando de rabia, reprochándome por haber sido tan tonto para dejar que Any se escapara de mis brazos. Despotricaba también contra Janet, que había arruinado nuestro momento, contra el abrazo que me dio. Ver el rostro de Any desfigurado por los celos, por un momento me hizo sentir satisfecho, porque aquello comprobaba que ella SÍ me amaba, pero luego me di cuenta de que no me gustaba verla celosa, porque sufría en demasía.
Intenté marcarle por teléfono una vez más, pero nadie contestó. Le dejé un mensaje.
-Any, por favor, contéstame...- suspiré- no era mi intención lastimarte, tú sabes que es a ti a quien amo. Janet es solo una compañera... y sé lo que pensabas... sí se me insinuó, pero nunca le hice caso, porque ningún día puedo sacarte de mi cabeza- Solté una risa- Siempre estás en todo lo que hago ¿Ésa no es prueba suficiente para que entiendas que separados, por lo menos yo no soy nada? Tenemos que hablar, Any, pero por favor, contéstame...
Me guardé el celular en el bolsillo.
En ese momento sentí otra fuerte punzada de dolor en el pecho. Me sostuve fuertemente de los columpios. Mi mandíbula se tensó. Any no contestaría, pero no porque no quisiera, sino porque había algo que se lo impedía.
Solté un gemido ahogado. El dolor era tan fuerte que empecé a temblar.
Y a pesar de mis esfuerzos, no fui capaz de parar el temblor, el cuerpo entero me dolía como si miles de agujas se hubieran insertado en él al mismo tiempo.
Respiré hondo, repitiendo una y otra vez "Debo encontrar a Any, debo encontrar a Any, debo encontrar a Any...". No me podía permitir la idea de perderla.
Lentamente fui recuperando mis fuerzas.
Cerré los ojos.
-Any...- susurré dolido.
Y como si hubiera escuchado mi llamado, abrí los ojos y allí estaba la hermosa mariposa azul, que un día nos había salvado de la muerte.
Sonreí de oreja a oreja.
La mariposa voló justo al lugar que menos hubiera esperado.
Tomé aire y caminé con cierta dificultad hacia el edificio de Mateus. Cada vez que me acercaba más, pude ir viendo cosas que en la lejanía no se veían. El letrero de "CLAUSURADO" roto y tirado en medio de la calle, los pedazos de madera, mostraban que alguien recientemente había abierto la puerta y yo sabía claramente de quién se había tratado.
La mariposa desapareció justo en la entrada, resaltando su color azul de aquellas puertas giratorias negras.
No dudé ni un segundo en entrar, pero al parecer, alguien había trabado la puerta. Maldije para mis adentros y me dispuse a empujar con fuerza, pero la puerta no cedía por más que lo intentaba.
Mis manos se crisparon en puños. Golpeé la puerta con rabia, a sabiendas de que aún así, no cedería nunca.
Miré a mí alrededor, buscando alguna otra opción, pero no había nada que me pudiera dar paso. El primer piso de aquel edificio no tenía ventanas, parecía que tampoco había otras puertas... aunque detrás del edificio... Quizás había una puerta trasera. Me aventuré, dispuesto a entrar a como diera lugar. Quizás había recuperado fuerzas, pero los temblores aún no cesaban y mucho menos el dolor. Any estaba en serio peligro y yo sin poder salvarla. Empecé a sentirme impotente.
Aquí nos vuelve a contar Any :D :D :D
La cicatriz de la bala que Mateus me disparó el año pasado, palpitaba con fuerza, como queriéndome recordar que estaba en peligro. Mi respiración era entrecortada.
Debía encontrar una salida.
Era el único pensamiento coherente que cruzaba por mi cabeza.
-Justo a tiempo, querida, te esperaba después, pero mira que el destino a querido que nos viéramos antes- escuché una voz monótona, proveniente de la penumbra.
Solté un grito ¡Mateus!
Mis latidos se volvieron más desbocados que antes. Ahora más que nada, debía encontrar una salida.
Corrí, a pesar de no poder ver nada.
-¡Oh! No te molestes, ya me encargué de cerrar todas las salidas. Tú y yo tenemos una cuenta pendiente- continuó Mateus.
Su voz cada vez se escuchaba más cerca, al mismo tiempo que mi miedo se acrecentaba.
-Tú estabas en la cárcel...- dije con un hilo de voz, casi inentendible.
Escuché sus carcajadas adelante de mí.
Mis sentidos se pusieron alerta, o bueno, los únicos que podía utilizar.
-Y tú estabas muerta, pero a veces creemos cosas que no son.- dijo con indiferencia.
Me lo imaginé encogiéndose de hombros, un fuerte escalofrío cruzó mi cuerpo entero, dejándome la piel de gallina.
-Escapaste...- aventuré.
Su risa escalofriante me caló hasta los huesos ¿De dónde me salía la voz? Ni yo lo sabía.
-Pues, en cierto modo sí. Mi sentencia era casi cadena perpetua, pero ya me conoces, yo no tengo ganas de pasar el resto de mi vida en una celda, así que le pagué al tribunal para que me sacaran antes de tiempo...- explicó con notable vanidad.
-Mucho antes de tiempo...- repuse.
¡A penas había pasado un año desde lo sucedido y supuestamente su sentencia era de 70 años! Quedé tan desconcertada, que mis piernas dejaron de buscar una salida. Estaba rígida como una piedra ¿Cómo la felicidad podía acabarse tan pronto?
-Pero, te diré, querida mía, que el año que estuve en la cárcel me sirvió para reflexionar que debía cobrar venganza de tu noviecito. Pensaba matarlo a él. Ya había elegido el momento exacto. Supe que se había ido a estudiar medicina a Alemania y supe que vendría una semana para acá. En realidad no sabía sus razones, pero, por el simple hecho de que viniera, me pareció suficiente. Lo planeé todo con tanto esmero, pero claro, entonces apareciste tú. El día que fueron a caminar, el día que pensaba poner en práctica mi plan, allí estabas tú, la chica que yo había matado. Al principio, debo confesar que me asusté, pero luego me di cuenta de que a él no le haría ningún daño la muerte... o bueno...- lo pensó por un momento- sí le haría daño, pero no tanto como la muerte de alguien cercano.
Mi corazón se encogió del terror.
Muchas veces todos decimos que no le tememos a la muerte, pero ahora yo no me puedo enorgullecer de haberlo pensado alguna vez, porque en aquel momento, la muerte me tenía helada. Recordar el amargo sentimiento de abandono. Las horas que se me hicieron una eternidad, corriendo en la oscuridad, sin esperanza, olvidando hasta lo que más amas. Ahora no tenía un Danny que me tuviera entre sus brazos mientras pasaba. Nadie sabía donde estaba, nadie podría salvarme esta vez.
Las lágrimas se desbordaron por mis mejillas.
Decidí voltear mis últimas cartas, esperando poder cambiar el juego.
-¿Cómo supiste que vendría aquí?- pregunté con una firmeza que flaqueaba.
Soltó una carcajada más escalofriante que las anteriores. Sentí su voz detrás de mí ¿Cómo podía moverse tan rápido? Me volví lentamente, sollozando en silencio.
-Por eso te digo que fue un encuentro inesperado, yo no esperaba que vinieras a mi nuevo hogar- contestó con sorna.
-¿Vives aquí?- dije, intentando que nuevamente dijera un monólogo que me diera tiempo de pensar.
-Me escondo de algunas personas... Mi pronto regreso puede recordarle a algunos amigos algunas cuentas que tengo pendientes. Prefiero mantenerlo en secreto, hasta recuperar todo mi dinero- explicó.
Ahora su voz se escuchaba muy lejana. Necesitaba más tiempo, pero mis armas se habían acabado. Ya no sabía qué más preguntar.
Sabía que mis posibilidades eran muy pocas, pero, moriría en el intento...
Saqué todas mis fuerzas y salí corriendo, a pesar de no ver nada. Extendí las manos por si topaba con la pared.
Supe que cruzaba pasillos, mis pasos resonaban en la oscuridad. Topaba con cajas, escritorios, libros, resbalé una vez con papeles, pero me incorporé rápidamente y seguí con mi fuga.
Un az de lus cruzaba la habitación por la que yo corría en aquel momento. Mis esperanzas renacieron. Faltaba poco para llegar a la puerta y parecía que ya había dejado a Mateus muy atrás.
Entonces un pesado cuerpo cayó sobre el mío, impidiéndome moverme. Escuché el filo de un cuchillo al ser desenvainado.
Mateus lo colocó sobre mi cuello, presionando suavemente.
-¿Crees que es tan fácil escapar?- me susurró al oído con notable rabia.
Grité en busca de auxilio.
Mateus cubrió mi boca con fiereza, lastimando mi mandíbula.
-No tienes por qué preocuparte en este momento. No pretendo matarte ahora, sólo advertirte que pronto lo haré ¿A poco no soy piadoso?- dijo con sorna- Tendrás tiempo para despedirte de todos y terminar con lo que tengas que terminar. Qué feliz me pone la idea de llenar de preocupación a tu querido novio cuando le digas que te mataré. Quiero que él esté presente cuando ocurra.
El peso que estaba a punto de asfixiarme, desapareció repentinamente. El aire se impregnó de soledad. Mateus ya no estaba.
Cerré los ojos y tragué saliva con dificultad. Había tomado una decisión. No le diría nada a Danny. Yo no quería alarmarlo. Al instante supe que también tendría que alejarlo de mí. Yo no quería que él sufriera. Porque tenía claro una cosa: Temía a la muerte, pero la prefería a la muerte de Danny.
me encanto el capitulo!!
ResponderEliminarhace mucho no escribias asi
y lo adore awwww
aparecio Mateus guauuuuuu
pero sinceramente si le matas a Dany o Any
te odiare jeje
besos..
Tienes un premio en mi blog!
ResponderEliminarhttp://susurros-de-la-noche.blogspot.com/2011/04/segundo-premio-del-blog.html