martes, 23 de agosto de 2011

Cuenta regresiva: 6 días

Peky, pues aquí contesto a tu pregunta: mateus tiene complices porque dijo "si NOS delata con la policia"
;) Es un poco complicado de explicar, pero lo voy a intentar ;) Con NOS, se refiere a Any y a él, como si Any fuera voluntariamente parte del plan de hacer sufrir a Danny jajajajajaja Mateus no tiene cómplices ¡Gracias a Dios! :P Espero que con esto pueda contestar tu pregunta ;) Y bueno, espero que les guste el capítulo ;) muchas gracias por los comentarios:



Cuando llegué a casa, me sorprendió sobremanera ver a Roger sentado frente a la puerta principal.

Corrí hacia él.

-¡Roger!- lo saludé- ¿Qué te trae por aquí?

Lentamente se incorporó sin decir nada.

-¿Tú sabías que le gustaba a Miranda?- musitó.

Aquellas palabras me tomaron por sorpresa.

-Yo... no... ¿De qué hablas?- pregunté desconcertada.

-Me lo confesó, pero no sé qué hacer.- dijo con pesar.

-Pensé que no querías hablar con nosotras, que ya no había nada como amigos- repuse.

Él negó rotundamente con la cabeza.

-Fui un tonto... pero estaba celoso.- explicó lentamente.

-¿De qué podrías estar celoso?- pregunté.

-De tu novio...- sentenció finalmente.

Y aquello, increíblemente no me tomó por sorpresa. Muy en el fondo yo ya sabía cuál era el verdadero problema.

-Roger... en realidad no sé qué decir. Tú sabes que yo... bueno...- tartamudeé.

-No, Any, tranquila, lo entiendo.- me interrumpió.

Lo miré confundida ¿Sabía él que yo en realidad amaba a Danny?

-Entiendo que no me ames a mí- continuó.- así que he decidido rendirme. Y todo esto lo entendí desde que Miri me confesó todo.

-¿Y con todo a qué te refieres?- pregunté inquisitiva.

-Que le había gustado yo desde tercero de secundaria, pero que ella siempre supo que a mí me gustabas tú.- contestó.

Guardamos silencio por un largo rato.

-¿Y por qué nunca me lo dijo?- susurré dolida.

-Porque ella pensaba que yo te gustaba también, entonces no quería arruinar nada.- explicó.

Solté un hondo suspiro.

-Roger, lo siento tanto...

Me vi interrumpida cuando me abrazó.

-No tienes nada qué sentir, el que tiene que disculparse soy yo. Y también venía para decirte que quiero estar con Miri- dijo.

Sonreí.

-¿En serio?- exclamé.

-En serio- aseguró Roger.

-¡¿En serio?!- grité emocionada.

-En serio- repitió Roger divertido.

Solté un grito de felicidad.

-¡Felicidades!- dije abrazándolo con mayor fuerza.

-Gracias- dijo Roger con la misma emoción.- pero todavía no estamos juntos.

Ambos reímos a carcajadas y nos sentamos en el escalón de la entrada uno junto al otro.

-¿Y por qué no se lo dices?- lo reproché.

-Quiero que sea algo muy especial para ella...- confesó.

Sonreí.

-¿Te refieres a una cena sorpresa o una serenata?- quise saber.

Roger asintió.

-Nunca me di cuenta de la maravilla de chica que tenía a mi lado... pero las puertas del amor siempre están abiertas para quien las necesite.- dijo Roger.

Me tomé de su brazo y recargué mi cabeza en su hombro.

-Eso explica por qué Miri estuvo tan extraña...- comenté maravillada- ¡Estaba enamorada!

-Y creo que ella me ha enamorado también.- coincidió Roger sonriendo de oreja a oreja.

Le revolví el cabello.

-Te extrañábamos, Roger- lo reproché.

Roger sacudió la cabeza.

-Los amigos son para siempre ¿O no?- comentó.- También esas puertas siempre están abiertas.

-Por supuesto- coincidí.- siempre... entonces ¿Necesitas ayuda?

Asintió con entusiasmo.

-¿Para cuándo?- pregunté.

Roger sonrió con malicia.

-Para mañana...

-¡¿Qué?!- grité desconcertada.- ¡¿Estás loco?! ¡Algo tan especial tarda más tiempo en planearse! ¡Qué poco romántico, Roger!

Roger soltó una carcajada.

-Tranquila, pícara máquina del amor.

Reí con él.

-Ésa soy yo...- coincidí entre risas.

No volvimos a hablar hasta que nuestras risas se calmaron.

-No pienses en serenata, porque si es para mañana, no les daría tiempo de ensayar- lo previne.

Roger sonrió.

-No estaba pensando precisamente en eso...

Lo miré curiosa.

-¿Y si pasamos a la casa?- propuse.

-No estaría mal- accedió Roger.

Ambos nos incorporamos. Saqué mis llaves con el llavero de la mariposa azul que tanto me gustaba y abrí la puerta de la casa.

-¡Mamá! ¡Ya llegué!- avisé al entrar al recibidor.

Roger soltó mi brazo.

Entonces se escucharon pasos provenientes de la cocina hasta que mamá quedó frente a nosotros.

Me preparé para lo peor.

-¿Por qué no me dijiste que estabas en el hospital acompañando al papá de Danny, cariño?- me reprochó mamá- ¡Ya nos tenías preocupados!

-¿Estoy castigada?- dije con cautela.

-No, pero nos vas a tener que llevar a tu papá y a mí para saludar al señor Fontana.- repuso mamá.

Sonreí disimuladamente.

-¡Hola, mamá!- dije abrazándola con fuerza.

Mamá me devolvió lentamente el abrazo.

-¡Parece como si fueras a morir mañana! ¿Por qué tanto cariño?- preguntó divertida.

¡Lástima que tuviera cierta razón!

-No lo sé...- dije encogiéndome de hombros- hoy estoy feliz.

Lentamente nos soltamos.

-Hola, señora Sabas- saludó Roger dándole un beso en la mejilla.

-¡Qué sorpresa, Roger!- dijo contenta mamá- ¿Quieres algo de beber? ¿Algo de comer?

-No, gracias.- se negó Roger.

Lo tomé del brazo.

-Lo voy a ayudar con algunos asuntitos.- le dije a mamá guiñándole el ojo.

-¡Oh! ¡Vaya!- exclamó- ya entiendo, si necesitan algo, estaré en la cocina.

-Gracias- dijimos Roger y yo al unísono.

Subimos las escaleras y cruzamos el pasillo del segundo piso hasta llegar a mi cuarto.

-Muy bien, entonces ¿Cuál es tu idea?

¡Qué bien me la iba a pasar antes de morir!

1 comentario:

  1. me gusto...pero no se puede morir u.u y danny cuando se lo dira y cuando asara tiempo con el? es reeeee linda la historia...publica prontoporfavor no me dejes con intriga ¬¬...cuidate, saludos ;)

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¡Me encantan los comentarios! Agradezco que te hayas pasado unos minutos.