viernes, 12 de agosto de 2011

Felicidad silenciosa

Me encantaron los comentarios :D :D :D :D :D Muchas gracias, en serioooo. Aquí les pongo el siguiente capítulo ;) Ahora con exactitud no les puedo decir cuántos capítulos quedan, porque todo esto está saliendo como está saliendo ;) :D :D :D Espero que les agrade tanto como a mí me a gustado escribir el capítulo, esta vez cuenta Any:




No supe qué hacer... estaba desconcertada, conmocionada por aquel extraño presentimiento que había acertado justo en el momento ¡Danny estaba tan cerca, que hasta podía tocarlo! No lo creía... llegué a preguntarme si era un sueño ¿Verdaderamente el hombre al que había amado con tanto fervor estaba frente a mí, mirándome fijamente con aquellos hermosos ojos verde esmeralda? ¿Debía abrazarlo? ¿Debía mirarlo hostilmente? ¿Decirle un sencillo "hola"?

-Bienvenido, hermano- dijo Fabián sacándome de aquel terrible aprieto.

-Hola, hermano- contestó Danny sin soltar mi mirada.

Me pregunté entonces qué pasaría por su mente.

-¿Pero qué pasa con ustedes?- nos reprochó Fabián colocándose entre ambos- ¿Que ya ni se saludan?

-Hola, Danny- fue todo lo que pude decir.

Mi conmoción era tal, que era incapaz de moverme. Finalmente había optado por un sencillo "hola".

-¡Qué sorpresa, Any!- exclamó Danny inexpresivo.

Asentí lentamente.

-¿Cómo vas con tus estudios?- pregunté con aparente desinterés.

-Bien- se limitó a contestar, pero algo en sus ojos me dijo que no era la verdad, entonces se volvió hacia Fabián, soltando finalmente mi mirada- ¿Cómo está papá?

La mirada de Fabián se posó automáticamente en la cama donde reposaba el señor Fontana. Danny de dos zancadas ya estaba junto a él... y por más que quisiera negarlo... ¡Me dolía no sentir su tacto! ¡Me había dolido no ver sus brazos rodearme suavemente y sus labios besar suavemente los míos! Me volví saliendo lentamente de mi rigidez. Danny se hincó junto a la cama de su padre, tomando su mano. Cerró los ojos. Sus labios se movían lentamente, como si estuviera susurrando. Pero al estar al otro lado de la habitación, no podía entender lo que decía.

Entonces Fabián se inclinó hacia mí.

-Tienes que decirle la verdad, Any.- me susurró.

Asentí lentamente con un nudo en la garganta.

-Lo haré- mentí.

Muy en el fondo sabía que no lo haría... muy en el fondo no quería romperle el corazón a Jack ni alarmar a Danny.

-No sé cuándo vengan por mí, Fabián- sollocé- pero disfrutaré lo que me queda- aseguré.

Fabián se volvió hacia mí.

-¡Ni lo pienses, Any! Si no hablas tú con él, seré yo quien hable ¡Es más! Hablaré con la policía para que busquen a ese loco.- me reprochó en susurros.

Lo miré con súplica.

-¡Si lo haces así, las cosas empeorarán! Déjamelo a mí ¿Sí?- le pedí con ojos suplicantes.

Y justo en ese instante sonó mi celular. Lo saqué de mi bolsillo y observé la pantalla. Era un mensaje nuevo de un número desconocido. Mis manos empezaron a temblar, lo abrí con extremada lentitud:

Es bueno que persuadas a tu amigo, amorcito, de otra forma, si nos delata con la policía, morirá ¿Entendido? Con este mensaje descubrirás que te tengo vigilada, pero, no soy un hombre tan cruel, créeme, querida. Soy bondadoso y por lo tanto, te diré cuánto tiempo te queda para que puedas despedirte de todos. Disfruta tu última semana de vida. Aquí te va una nueva regla, si le dices a alguien más, te quedará un día menos... a menos, amor, que se lo digas a Danny.

Hazme un favor y borra el mensaje,
Mateus.

Tragué saliva mientras borraba el mensaje y metía el celular de vuelta en mi bolsillo. Normalmente hubiera tomado unos minutos que me tranquilizara, pero al ver a Danny, tan perfecto como siempre, portando ese saco que tanto me encantaba, la seguridad de su presencia reaccionó como un fuerte calmante. Veía en sus ojos el dolor por su padre, veía su mano entrelazada con la de él y supe que, estando Danny allí las cosas se mejorarían... a pesar de que la decisión que había tomado después del encuentro con Mateus era no decirle nada a Danny. Había pensado que separarme de él, era la mejor... pero no importaba cuánto me alejara, Mateus aún así tomaría venganza de él. Lo único que me quedaba, era... ¡Qué locura! Disfrutar la última semana de vida que me quedaba. Nuevamente convine que no le diría nada. Así él disfrutaría la última semana ¡Es más! Le daría la mejor semana de su vida.

En ese instante el señor Fontana abrió lentamente sus ojos, sonriendo al ver a su hijo menor.

-Padre...- susurró Danny con una sonrisa de alivio y felicidad.

El señor Fontana le devolvió una sonrisa radiante.

-Hijo, me alegra verte de nuevo.- dijo su padre riendo con tanta felicidad que se contagiaba.

Su voz se volvió temblorosa.

-Era lo menos que podía hacer- contestó Danny, abrazándolo con fuerza.

Aquel abrazo duró largos minutos. Las lágrimas se desbordaron por mis mejillas. Mi corazón estaba conmovido. Padre e hijo juntos. Lentamente se fueron separando.

-¡Vengan!- pidió un hombre diferente al que habíamos visto ayer.

Reí, caminando junto a Fabián hasta ellos. Nos fundimos en un abrazo que pareció renovar las esperanzas de todos. Si podía tener algo de consuelo, era que Danny estaba rodeado de personas maravillosas, yo estaba rodeada de personas maravillosas. Todo lo que había vivido, no podía pedir más.

Y por una vez más, la mirada de Danny atrapó la mía. Me perdí en aquella mirada penetrante. Pude ver aquella vieja conexión entre los dos, aquella conexión irrompible.

Y al separarnos el señor Fontana sonrió cálidamente, mientras ambos mirábamos simultáneamente hacia otro lado.

-¿Por qué no recuperamos los viejos tiempos, muchachos?- sugirió Tobías.

Reímos a carcajadas.

-Necesitaríamos estar en la cocina del departamento- comentó Fabián recuperando un vestigio de felicidad en el rostro.

Su padre lo miró con inquisición.

-¿Qué has hecho toda tu vida, Fabián? ¿No te enseñé bien? No importa dónde sea, sino con quién estés.- lo reprochó su padre.

Nuestras risas se intensificaron.

-¡Ya pareces viejo, hombre!- se quejó Fabián, dándole un cariñoso golpe en la espalda.

Su padre lo miró con fingida seriedad.

-No es lo mismo tener muchos años de experiencia a ser viejo- lo corrigió, entonces se dirigió a Danny- ¿Cómo vas con tus estudios?

Y recibió la misma respuesta que yo: "Bien". Su padre no pareció muy convencido de aquella respuesta, pero no insistió más.

-¿Y Janet?- preguntó Fabián con cierto sarcasmo en la voz.

Danny no se inmutó. Pero inconscientemente mi concentración se posó únicamente en Danny, esperando una respuesta.

-No sé cómo vaya la cosa- contestó con cierto pesar.

-¡Pero si tú eres el que la ve todos los días, deberías saber!

-Ciertamente... es sólo que estoy un poco confundido- confesó Danny.

Mi corazón se aceleró al escuchar aquellas palabras, despertando una pequeña llamarada de esperanza. Debía hacer mi itinerario... quizás debía despedirme de mis padres al último... Rápidamente deseché aquellos pensamientos de mi cabeza, no quería que aquella idea me atormentara el resto de la semana ¡Debía disfrutarla como la última porque sí lo era!

El señor Fontana rió con cierta satisfacción.

-¿Por qué me miran así?- preguntó Danny confundido.

Las miradas de Fabián y el señor Fontana pasaban de Danny a mí simultáneamente.

-Any... ¿No tenías algo que hablar con Danny?- insinuó Fabián, mirándome con insistencia.

Le lancé una mirada suplicante.

-No ahora...- murmuré.

Fabián me reprochó con la mirada.

Suspiré.

-Me alegra mucho que ya estén juntos- me despedí- será mejor que me vaya...

Las miradas de los tres hombres se posaron fijamente en mí.

-¡Pero si acaba de llegar Danny!- exclamó el señor Fontana con la voz temblorosa.

Respiré hondo, pensando en una excusa convincente.

-Mis amigos acaban de tener una pelea y debo ir...- dije lentamente.

-¡Eso es problema de tus amigos, Any!- contradijo Fabián.

Negué con la cabeza.

-No, también es problema mío y tengo que arreglarlo, además de que llevo ya un día sin volver a casa y mis padres deben querer tener noticias de mí- dije.

El señor Fontana asintió.

-Tienes razón...- hizo una pausa-... pero... volverás ¿Verdad?

Mi error fue mirarlo a los ojos. En ellos descubría la súplica y la tristeza por mi ida. No tuve más remedio que decir que sí.

-Por supuesto- contesté finalmente incorporándome con pasmosa lentitud.

Le di un beso de despedida al señor Fontana, que me abrazó con fuerza.

-Gracias, en serio te agradezco tu compañía- dijo soltándome.

-No hay de qué...- dije sonriendo.

Entonces le di un beso de despedida a Fabián, que igualmente me abrazó.

-No sé qué hubiéramos hecho sin ti.- me agradeció.

Reí suavemente, con las lágrimas derramándose lentamente.

-Y yo sin ustedes, mucha suerte. Cuídense- dije al soltarlo.

Y ahora... a despedirse de la persona más complicada pero perfecta del mundo. Dudé por un momento antes de abrazarlo con ímpetu. Me adherí a él como un monito en apuros. Él me devolvió el abrazo con un cariño inesperado. Nuevamente tenía su olor tan cerca de mí, el calor que emanaba se pasaba a mi cuerpo. Nunca olvidaría aquel momento. "Desde aquí empieza la cuenta regresiva" pensé, antes de soltarlo y salir de la habitación.


1 comentario:

  1. :o ME ENCANTOOOO...PUBLICA PRONTO TE LO PIDO QUIERO SABER MAS....que lindo volvi pero mateus tiene complices porque dijo "si NOS delata con la policia" tengo esa duda nomas jiji...bueno amo tu novela pubica pronto...saludos cuidate ;)

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¡Me encantan los comentarios! Agradezco que te hayas pasado unos minutos.