Aquí va otro capítulo. :D :D :D Me alegra muchísimoo que nuestro anónimo haya vuelto hahaha Hoy tuve el día prácticamente libre y se me ocurrió que quizás les serviría de ayuda si explico los significados de algunas palabras, así que, ahora, al lado de la página de "3NAM0RAM¡3NT0 cibernético", pueden leer "La gente del agua" hahahaha ¿Qué opinan? Lo iré actualizando conforme vayan saliendo nuevas palabras y así puedan consultarlo cuando más tarde vuelvan a encontrar las palabras y hayan olvidado lo que significan. Si hay alguna palabra que falte o alguna duda, ;) Ya saben que para eso estoy.
Muchas gracias por seguir leyendo, y espero que les guste la primera parte de este capítulo, que por cierto, está un poco larga :3 haha:
¿Úsalo al final? Obviamente el cuchillo, pero ¿A qué final se refería?
Escuché unos pasos detrás de mí, por lo que me volví lentamente y encaré a Σs’κα, aún enarbolando el cuchillo.
Escuché unos pasos detrás de mí, por lo que me volví lentamente y encaré a Σs’κα, aún enarbolando el cuchillo.
Él lo escrutó con la mirada, acercándose con sigilo a mí. Olvidé por completo que nos habíamos peleado antes y extendí mi mano para entregarle el cuchillo, pero él no lo tomó.
-Te pertenece, princesa.- murmuró con una tranquilidad escalofriante.
Negué con la cabeza ¿No podía ser más expresivo? ¿Para qué servía exactamente aquel cuchillo? Porque no era para cazar, era de lo único de lo que estaba segura.
Los murmullos se extendieron por la cámara. La gente empezaba a hablar de nuevo.
-¡Reunión de jefes, por favor! Todos los demás ya pueden ir a sus aposentos, muchas gracias por la maravillosa fiesta- dijo Μεπεσ a unos pasos de nosotros con una autoridad que no aceptaba réplicas.
Su voz resonó al tiempo que la gente se incorporaba de sus asientos sin quitarme la vista de encima, pero mi concentración se fue rápidamente hacia Σs’κα.
Nuestras miradas se cruzaron por un instante. La mía con la duda explícita y la de él calculadora. Y como si hubiese sido una pequeña pelea, terminé perdiendo al desviar la mirada hacia el cuchillo con cierto rubor. Observé sus marcas con atención y las comparé con la mía. Justo donde la marca de mi mano terminaba, comenzaba la del cuchillo como si fueran una sola. “Te pertenece, princesa” recordé inconscientemente. Tal como el arco era mi mano derecha, así parecía ser ahora el cuchillo también.
Miré a mí alrededor y observé cómo los jefes de los comerciantes y algunos guerreros más, además de Μεπ, se habían sentado en el extremo opuesto de la mesa. Eran hombres mayores y descomunales. Los guerreros con aquellas increíbles marcas rojas que se extendían desde su mano hasta su hombro, ganadas por la experiencia y los comerciantes con aquellos trajes tan exóticos que recordaban a los seres de las montañas.
Μεπ se incorporó, acercándose hacia nosotros.
No sé si fue mi imaginación, o en realidad Σs’κα se mostró repentinamente tenso a mi lado.
Μεπ quedó frente a mí y me sonrió sin que la felicidad le llegara a los ojos.
-Estás metida en algo más grande de lo que pensaba…- murmuró.
Suspiré bajando la mirada.
-¿Sabes por qué te dio el cuchillo?- dijo para que sólo yo lo pudiera escuchar.
Negué lentamente con la cabeza.
-Úsalo al final, dijo- musité apretando el cuchillo hacia mi regazo.
Μεπ asintió con la cabeza y me rodeó lentamente con los brazos, envolviéndome en un abrazo protector.
Suspiré antes de devolverle el abrazo.
-Entonces sí debo dejarte ir… es importante que vayas con los dioses, Καητσ.- me susurró al oído con suavidad.
No pude más que asentir con la cabeza, sintiendo cómo los latidos de mi corazón se aceleraban descontrolados al escuchar aquellas palabras ¡Cuánto deseaba decirle que me acompañara! ¡Cuánto deseaba decirle que fuéramos juntos! ¡Cuánto deseaba decirle que en aquel momento sólo quería estar con él! Sentir la calidez de sus brazos, sentir su respiración acompasada. Pero me guardé todos aquellos sentimientos, mordiéndome la lengua. Lo correcto era que fuera yo. Tenía que resignarme a aquello.
Noté de reojo la mirada taladrante de Σs’κα, como si pudiera leer mis pensamientos.
-cυκŭητε nunca había hecho entregas ni había servido de mensajera- dijo uno de los guerreros, rompiendo el encanto de soledad del momento.
Μεπ besó cuidadosamente mi frente antes de soltarme y volverse hacia los jefes comerciantes y guerreros. Pero no soltó mi mano, infundiéndome confianza.
Σs’κα se colocó a su lado, formando juntos una barrera por la que no podía ver correctamente lo que sucedía.
-El cuchillo, debemos verlo.- escuché decir al comerciante con el que había hablado en la fiesta.
-Le pertenece a la princesa nada más. Es una ley tan sagrada como las armas de un guerrero.- repuso Σs’κα sin un ápice de simpatía.
¿Por qué era que de repente Σs’κα y Μεπεσ se comportaban tan fríos con los nobles de airgua?
Entonces entendí que estaban escondiendo la verdad para que en un futuro cercano yo pudiera tener un boleto de vuelta a casa. Recordé que los únicos que sabían de aquello eran los dioses, como había dicho Mina, y si los comerciantes y guerreros sabían que no había cumplido con mi misión, me sacarían de allí como si fuera de la tribu enemiga.
-¿Para qué le fue entregado el cuchillo?- protesto uno de ellos.
Μεπ fue el primero en reaccionar.
-No lo sabemos.
-Entonces con más razón,- dijo el otro comerciante- debemos ver el cuchillo. Así podremos saber para qué sirve y cuáles son los propósitos.
Aquella idea no me pareció tan mala.
-¿Es eso cierto?- pregunté alzando la voz.
Μεπ y Σs’κα se volvieron hacia mí al mismo tiempo. Dejándome entonces encarar a los comerciantes y a los jefes de guerra.
-No se lo podemos garantizar, princesa, pero si nos muestra el cuchillo- dijo el comerciante que nos había dado la bienvenida aquella tarde.
Di un paso hacia delante, soltando la mano de Μεπ, pero Σs’κα negó con la cabeza, cruzándose de brazos.
-¿El dios del fuego le prometió inmortalidad… vida eterna?- preguntó Σs’κα con la mirada clavada en el suelo- ¿O fue el dios del agua?
-No sé de qué hablas, muchacho…- repuso el comerciante.
¿De qué hablaba Σs’κα? Me pregunté yo también.
Μεπ y yo lo miramos con cara de pocos amigos.
-O tal vez el dios de las sombras, oí que ha dado mejores ofertas que muchos otros para capturar a la princesa…- continuó Σs’κα levantando la mirada.
Dirigí mi mirada hacia el comerciante, que nos miraba fijamente, con los ojos surcados de una rabia venenosa.
-Mientes…- repuso- Yo no persigo a la princesa por su sangre.
Σs’κα sonrió triunfante.
-Nunca dije los motivos de la persecución.- contradijo frunciendo el ceño.- Me sorprende que esté tan bien informado.
El comerciante negó con la cabeza, incorporándose de su lugar.
-Los de airgua nunca…
-Usted no es de airgua.- Lo interrumpió Σs’κα con una firmeza desconcertante.
Ahora las miradas de todos en la sala estaban dirigidas hacia el comerciante, intentando comprobar si las palabras de Σs’κα eran verdad.
-¿Es cierto, Aaron?- preguntó uno de los guerreros, rompiendo el silencio.
-¿Le creen a un muchacho que ni siquiera es de airgua y cuya procedencia nadie conoce aquí?- subió su tono- ¡Quiere sacarme del círculo por celos, seguramente!
Algunos miraron dudosos hacia nuestra dirección.
-Yo confío en él…- repliqué molesta.
Aaron me lanzó una sonrisa que se me antojaba malévola.
-Con todo respeto, princesa, usted ya no tiene voz en el consejo y mucho menos nuestra confianza… ¿No me había dicho que falló su misión?- dijo sin un ápice de misericordia.
¡Maldita sea! Aquello me cayó como si me hubieran lanzado agua fría sobre la cabeza. “No, no, no…” pensé para mis adentros a sabiendas de que había perdido la oportunidad de volver a casa. Guerreros y comerciantes alzaron sus voces desconcertados. Supe que había metido la pata al haberle dicho al ςëηητřα Aaron que había fallado con mi misión, porque la realidad era que nadie lo debía saber hasta el día siguiente, cuando vieran mis padres que yo aún no regresaba. El plazo se cumplía mañana.
Desvié la mirada hacia el suelo. Aquello me había dado en el orgullo.
-¡Aunque haya fallado para mí sigue siendo la princesa!- protestó Μεπεσ alzando la voz con rabia- ¡No cometan el error de cerrarle las puertas, porque su caso es distinto! ¡Nunca había sucedido antes! ¡Algo la está persiguiendo, algo contra lo que cualquiera hubiera tenido que usar flechas de luz! ¡Lo que le debemos es protección!
Su voz resonó en el recinto, al tiempo que iba siendo sustituida por el silencio. Tenía la sensación de que la tensión era tan fuerte, que hasta pesaba en el aire.
Lentamente encaré a aquel círculo de hombres, que me miraban incrédulos. Algunos con cierta decepción.
-Princesa… usted… ¿Falló?- preguntó uno de los guerreros que se veía con más experiencia.
Quise contestar, pero las palabras no salieron de mi boca. Por alguna razón guardé silencio… quizás porque me avergonzaba.
-¿Lo ven?- continuó el ςëηητřα Aaron.
Su voz temblaba, intentando esconder el triunfo en ella. Sentí rabia contra aquel hombre, rabia por delatarme frente a los míos.
-Μεπεσ tiene razón.- dijo Σs’κα con una firmeza escalofriante- La princesa perdió sus flechas porque fue atacada por un dragón de tierra y un espíritu reencarnado en un oso ¿No es prueba suficiente, caballeros, de que algo anda mal?
-Además de que antes de encontrarla en mi camino, tuvo un confrontamiento con un grupo de hατ’mα.- coincidió Μεπ.
Pude ver que un comerciante se inclinaba hacia un guerrero, susurrándole algo en el oído.
-¿Fue por eso que cυκŭητε le entregó el cuchillo?- preguntó el mismo guerrero.
-Como ya dijimos antes, no lo sabemos, sólo sabemos que lo que le sucede a la princesa es algo que está fuera de nuestro control, es algo grande.- contestó Μεπ adelantándose unos pasos.
-Aún así, la princesa no es más de airgua y por lo tanto no está sujeta a las leyes. No le debemos ninguna protección. Ella debe salir de aquí lo antes posible, si no quiere ser ejecutada… En realidad confiar en ella es algo imposible, porque podría ser que estuviera planeando una traición ya que no ha estado sujeta bajo las leyes- dijo el ςëηητřα Aaron.
-Las traiciones necesitan de tiempo y tiempo es lo que menos ha tenido la princesa. Usted sabe tan bien la verdad como yo y creo que va a tener que explicarle a sus compañeros- repuso Σs’κα con cierta irritación en la voz.
-¡Tú tampoco tienes voz en nuestro pueblo!- gritó el ςëηητřα con voz acusadora.
Varios intercambiaron miradas dudosas, seguramente debatiéndose entre creer en nosotros o hacerle caso a Aaron ¡Pero qué mentiroso! ¡¿Cómo no me había dado cuenta antes?! Primero diciendo que no había problemas de que estuviera aquí porque no estaba en terreno de airgua y ahora me quería sacar.
-Si es la verdad lo que nos están diciendo ¿Por qué es que no nos explicaron la situación antes, si podíamos prestarle ayuda a la princesa?- protestó uno.
Μεπ bufó.
-Porque aún así hubieran dudado en creerle o no a pesar de que las pruebas sean tan contundentes.- replicó.
Σs’κα rió burlón, recordando tanto a un dios macabro con aquellas facciones perfectas que en aquel instante parecían tan filosas como mi cuchillo.
-También contestaré a su pregunta, caballeros …- comenzó lentamente- ese “algo” que persigue a la princesa son los dioses. Sólo lo saben los que buscan atraparla, porque por su sangre los dioses pagan muy bien. Todo lo que la gente del agua anhela, los dioses se lo entregan si a cambio, traen a la princesa. Es por eso que la princesa tiene que estar siempre cubierta del rostro y no revelar su identidad ni sus propósitos a nadie, porque si la ven los ojos equivocados- noté cómo le lanzaba una mirada suspicaz al ςëηητřα antes de continuar- puede caer entonces en manos equivocadas. No hay ningún otro motivo por el cual no hayamos revelado la verdad a nuestra llegada.
El ςëηητřα soltó una carcajada.
-A mí parecer, ustedes no querían revelar la verdad para que acogiéramos a la princesa como si todavía fuera una…-dijo con una diversión irritante.
Μεπεσ, Σs’κα y yo le lanzamos miradas envenenadas.
Los otros guerreros y comerciantes intercambiaron algunas miradas y susurros.
:D
ResponderEliminarhola soy tu nueva seguidora me encanta tu blog los estoy leyendo desde hace dias y me encanta aun no me pongo del toda al dia pero muy pronto lo estare me facino chaiitoo cuidate besos :DDD
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