-¿Por qué no puedo
saber nada de ti? ¿Por qué te cierras tanto hacia los demás?- pregunté molesta.
-Para empezar,
princesa, tu y yo no somos precisamente amigos.- contestó.
Y aunque sus palabras
me dolieron, supe que tenía razón y que desde el principio aquello había
quedado claro.
Bajé la mirada y
medité sobre sus palabras.
-Necesito pedirte
una tregua momentánea…- dije rompiendo el silencio.
¡Estaba harta de
tantas peleas! Ya hasta había perdido la cuenta.
Me volví hacia él
para evaluar su reacción. Parecía querer replicar, sonriendo burlón, pero
aquella sonrisa desapareció de improvisto y su mirada se desvió.
Entonces su Ζēκδ’ą
sacudió la cabeza con ímpetu, provocando que Σs’κα, desconcertado, se aferrara
a sus astas justo a tiempo antes de caer. Se sostuvo por un instante con los
músculos tensos y la mirada seria. Su Ζēκδ’ą gruñó con gravedad, como si lo
estuviera reprochando por ser cabeza dura y sacudió nuevamente la cabeza. Σs’κα
abrió los ojos como platos antes de aferrarse ahora con ambas manos.
Una carcajada se
escapó de mis labios. Y sin poder evitarlo, rompí en carcajadas inclinándome
hacia atrás. Σs’κα me miró frunciendo el ceño. Descubrí una media sonrisa en su
rostro cuando vi su fuerte mano dirigirse hacia mí. Y como siempre, sus
movimientos gatunos y casi imperceptibles me tomaron por sorpresa. Su mano se
aferró a mi brazo y lo jaló hacia abajo, provocando que perdiera el equilibrio
y como única reacción posible y lógica, me aferré a su mano con fuerza,
precipitándome al duro suelo. Y contenta de mi logro, ambos caímos rodando. Tuve miedo de que las monstruosas patas de los Ζēκδ’æ pisaran alguna de mis
extremidades, pero Σs’κα parecía lo suficientemente ágil para mover mi cuerpo y
el suyo justo en el instante que los Ζēκδ’æ pasaban rozando nuestros rostros. Rodamos por la tierra de un color rojo hasta que terminamos rebasando al propio
líder de la manada y continuamos libremente cuesta abajo, sin poder retener
nuestros cuerpos. Sentí sus manos rodear mi espalda, mientras que escondía mi
rostro en su duro pecho. Ambos reíamos irremediablemente.
-¡Estás loco!-
grité cuando entramos a un camino rocoso.
Sentía las piedras
rasgar mis piernas y sobre todo mi vestido mientras continuábamos rodando y me
pregunté si nuestra travesía tendría en algún momento fin.
-Creo que podemos
mejorarlo…- dijo Σs’κα con una picardía contagiosa.
Y en ese momento
se escuchó una explosión, cuando nos impulsamos en el aire. Sentí cómo dos
flechas se desprendían de mi aljaba y caían. Grité sintiendo cómo el aire se
infiltraba por todos lados. Mis oídos se taparon, mientras me acurrucaba más
profundamente entre sus brazos, con la idea de que así minimizaría el golpe de
la caída.
-¡¿Cómo vamos a
aterrizar?!- grité aterrorizada.
Levanté por un
instante mi rostro encontrándome con sus ojos, que refulgían cargados de energía.
Sonrió radiante,
pero guardó silencio y me pregunté si me abría escuchado. Sentía mi estómago
revuelto. El miedo me invadió lentamente cuando escuché sus únicas dos
palabras.
-Oh, oh...
Y esperé lo peor.
De repente caíamos
en picada con las cabezas dirigidas hacia el suelo. Grité como loca,
aferrándome a él como animalito asustado. Escuché su risa estridente a pesar de
que me era casi imposible por el viento.
Mis cabellos se
empaparon cuando tocamos finalmente nuestro destino, el agua. Me atraganté de
agua al tiempo que nuestros cuerpos automáticamente se separaban. La ropa me
pesaba, pero mi cuerpo me regresó a la superficie, donde saqué mi rostro con
ímpetu, buscando aire. Nadé con esfuerzo al tiempo que una nueva ronda de agua
mi tomaba por sorpresa. Era una corriente fuerte. Y con un esfuerzo que me
pareció agotador, llegué finalmente a la orilla donde me arrastré hasta que mi
cuerpo dejó de tocar el agua. Σs’κα parecía tener más problemas que yo, como si
el agua fuera su enemigo y llegó finalmente arrastrándose junto a mí con la
respiración entrecortada. Se masajeó las sienes.
Ambos tomamos un
respiro.
-¿Le temes al
agua?- pregunté con voz ronca.
Me sentía hecha
una sopa. Mi ropa pesaba sobremanera, en especial la funda de mi arco, por lo
que dejé caer mi aljaba al suelo.
-No somos
precisamente amigos- musitó con la respiración acelerada.
Solté una
carcajada involuntaria. Y después de aquella, un ataque repentino provocó que
me atragantara mientras continuaba riendo.
Σs’κα me miró
frunciendo el ceño.
-¿Qué es tan
chistoso de todo esto?- preguntó escéptico.
Me incorporé con
cierta dificultad, al tiempo que el agua me escurría por todos lados y me
acerqué a la orilla antes de salpicarlo.
Σs’κα se incorporó
como poseído y se alejó lo más posible.
A continuación me
vi dominada por un segundo ataque. Fue tal la fuerza, que terminé tirada en el
suelo y con dolor de estómago. Entonces, de improvisto, recibí un montón de
lodo en el rostro, que entró de paso a mi boca, dejándome un mal sabor. Me
incorporé desconcertada, mirando cómo Σs’κα reía con su voz gutural.
Lo miré
desafiante, antes de juntar otro pequeño montón y lanzárselo. Σs’κα lo esquivó
rápidamente y se inclinó, juntando otro que me lanzó nuevamente. Rápidamente lo
esquivé, pero parte de mi vestido se manchó. Y sin pensarlo dos veces, llené
mis manos de lodo antes de correr hacia él y lanzarme contra él. Fue tal mi
ímpetu, que ambos caímos de llano al suelo, al tiempo que yo llenaba su
armadura y su rostro de lodo. Pero él reaccionó rápidamente, haciendo que
rodáramos, para poder hacer de las suyas y manchar mi cabello.
-¡Eso es injusto!-
grité entre risas.- ¡Yo tengo un brazo inservible!
Σs’κα frunció el
ceño, y aprovechando la oportunidad, hice que rodáramos de nuevo. Y al instante
que quedé sobre él, me encargué de llenar su cabello y su frente, pero era tal
mi risa, que controlarme me era imposible y forcejear pronto fue imposible para
ambos. Caí a su lado y ambos continuamos riendo. Lograr calmarnos fue como
intentar no mojarse bajo la lluvia. Pasó un largo rato antes de que alguno de
los dos pudiera decir una oración coherente.
-Debiste ver tu
cara al caer…- soltó de repente, rompiendo de nuevo en carcajadas.
Lo fulminé con la
mirada, intentando disimular una sonrisa.
-Y tu debiste ver
tu cara cuando llegaste arrastrándote a la orilla- repuse entre risas.- Vuelo
libre, vuelo libre…- dije entrecortadamente- Los dioses no se equivocaron
contigo.
-Y contigo
tampoco, canto de pájaro- dijo Σs’κα repentinamente serio.
Aquel comentario
me tomó completamente desprevenida.
Lentamente me
ruboricé y lo miré incrédula, pero él se limitó a mirar hacia el cielo ¿Había
sido aquello un cumplido? ¿De él a mí?
Guardamos silencio
por momento que se me hizo eterno mientras me preguntaba cuál era la base de
nuestra enemistad... o si era en realidad enemistad. Pero terminé
convenciéndome de que debía ser así.
-Los nobles no
deberíamos hacer esto- espetó, rompiendo el silencio.
Me encogí de
hombros.
-No los que toman
su puesto en serio.- repuse con cierta indiferencia.- y creo que no es el caso
de ninguno de los dos.
Σs’κα se volvió
hacia mí, escrutándome atentamente con la mirada. Por un momento sus ojos
azules atraparon a los míos. No tuve de otra más que devolverle la mirada y
perderme nuevamente, preguntándome cuál era aquel misterio que guardaban.
-Será mejor que
continuemos…- musitó.
Por un momento,
concentrarme en sus palabras me pareció imposible.
-Debo…yo… debo
enjuagarme.- tartamudeé.
Me sentí
repentinamente tan tonta ¿Qué era lo que me hacía reaccionar de aquella manera?
Nessy¡¡ hay un premio para ti en mi blog¡¡ quiza ya lo viste, pero no esta de mas avisarte n.n el cap te quedo excelente¡¡¡ me muero de ganas por leer el siguiente :D
ResponderEliminarBesos
Oh! No puedo creer que sean tan amables, la pasen tan bien y de repente vuelven a odiarse sin razón!... Amo a los personajes, amo la dureza y el orgullo de la Princesa Kanto y la escencia "Bad Boy" de Σs’κα... Amo tu historia, de verdad la amo!!!Porfavor escribe pronto y no nos dejes esperando demasiado! Me mata la curiosidad!!
ResponderEliminarUn Abrazo
Att: Lau