martes, 9 de noviembre de 2010

La despedida

Jejejejeje quedé medio confundida y dolida. Creo que la historia, pues... se ha basado en hechos reales que han pasado en mi vida jeje hechos que me han dejado muy sorprendida, traumada, entonces, pues.... humm... :$ Este capítulo se lo dedico a mi tía, que murió hace un mes.
Muchas gracias, Belle. Tus comentarios son muuuuuy lindos, me encantan, me suben el ánimo en realidad ¡¡¡Mucho!!! Hizo un poco más largo el capítulo (o eso creo :P) jejejeje y muchas gracias a ToDaS por leer, que eso también me pone muuuy feliz :D


-Hemos llegado- avisó Fabián bajando del auto.

Danny me tomó entre sus brazos, y como a una niña pequeña me sacó del auto sin ninguna dificultad, sonriendo, seguramente, al sentir mis latidos desbocados. Dejó que mis pies tocaran el piso nuevamente, aunque de puntitas, pues había atrapado mis labios. Me sostenía de la cintura con una presión dulce, atrapándome entre ese mar de cariño. Me sentí turbada, con su delicioso aroma y su excelente forma de besar. Cuando me dejó nuevamente sobre el piso, tomando mi mano únicamente mi respiración aún no se recuperaba y mi equilibrio fallaba.

-Ve cómo dejaste a la pobre Any- se quejó Fabián observándome de pies a cabeza.

Ambos soltamos una carcajada.

-Estoy bien- aseguré sonrojándome.

Fabián bufó.

-Par de tortolitos... nunca pense que besaras tan bien, hermanito- lo felicitó Fabián con ironía.

Danny lo fulminó con la mirada. Fabián correspondió con una desafiante antes de darnos la espalda para entrar al hospital. Entonces el aire se volvió tan serio que hubiera podido ser cortado por un cuchillo con mucha facilidad.

Danny estrechó mi mano con nerviosismo. Me volví hacia él y sonreí, intentando infundirle valor.

Fabián caminó hacia la resepción. La sala estaba triste, melancólica. Todos parecían guardar un respetuoso silencio a los pacientes. Y nosotros no nos atrevimos a romperlo. Incluso Fabián, al acercarse a la enfermera, habló en susurros. Después de un largo intercambio de palabras, le entregó un documento de varias páginas que la enfermera revisó con desmedido cuidado.

Entonces sonrió amablemente y lo invitó a que lo siguiera con un grácil movimiento de mano.

Fabián se volvió fugazmente hacia nosotros con ademán de que lo siguiéramos. Su semblante era frío e igual de melancólico que el de todos los familiares y amigos de otros pacientes.

Jalé a Danny con suavidad, pues parecía rígido en su lugar, con la mirada inexpresiva fija en un punto indefinido.

-Danny...- susurré apremiándolo.

Fabián y la enfermera ya habían desaparecido por la esquina del pasillo a nuestro lado izquierdo.

Él sacudió la cabeza y caminó automáticamente por el pasillo. Mirando por los gigantesco ventanales.

Sentí su terrible y oprimente dolor como si fuera mío... y sin poder evitarlo, derramé las lágrimas que se acumulaban en mis ojos, ya nublados de la vista. Entonces sentí sus cálidos dedos limpiarlas con una ternura que provocó que hirviera mi sangre. Haciéndome sentir desconcertada y confusa, preguntándome qué sentimiento predominaba en mi interior, si la tristeza infinita o el amor inquebrantable.

Paramos en seco. Danny tomó mis dos manos y besó mi frente.

-No llores, hermanita.- me susurró al oído con una apagada picardía- sé lo que sientes... y lamento que tenga que ser así. Lamento ser el culpable de tu sufrimiento.

Negué rotundamente con la cabeza.

-No digas eso, Danny- murmuré conmovida.- tú no tienes la culpa de nada.

Danny rió, pero de forma apagada, como si en realidad él sólo fuera una ilusión, alejado de mí por miles de kilómetros.

-No sé qué va a pasar- murmuró con una frialdad ajena en él.

Sacudí la cabeza.

-Nadie lo sabe, Danny. Nosotros no podemos controlar el futuro, pero sí podemos disfrutar del presente. Tú sabes que ella siempre estará contigo...- intenté consolarlo.

Su sonrisa fue menos apagada que antes.

Sentí cierto cosquilleo en mi estómago. Me rodeó con sus musculosos brazos, si cabía mencionar, y me estrechó con fuerza.

-No sé qué haría sin ti, Any- murmuró.

Sonreí.

-Vamos, Danny, que si no, no podrás despedirte correctamente- lo apremié.

Logré robarle una leve sonrisa.

-La despedida fue el último día que la vi...
.
Me volví. La sonrisa en mi rostro desapareció al escuchar esas palabras.

-¿Viva?- terminé por él.

Él asintió con cierta dificultad.

-Sabía que su fin venía...- suspiró con tristeza- lo presentía con una fuerza desmesurada y dañina...

Verlo confesarse de esa manera me dolió más, acumulando el dolor que ya sentía ¡Por primera vez su don me pareció terrible! ¡Prever la muerte de tus seres queridos debía ser devastador y doloroso!

-¿Tú lo sabías...?- murmuré incrédula.

Danny asintió con repentina rabia.

-Le dije a mi padre y a mi hermano, pero ambos me ignoraron. Les dije que la pusieran en terapia más intensiva... pero...- respiró hondo, cambiando repentinamente a una melancolia desconcertante- no me creyeron... no... me hicieron caso... y me despedí de ella. Ya no podía mantener las esperanzas, aquel dolor apagaba todo sentimiento, ella se veía tan distante, cada día más consumida, la vitalidad desapareció, si habitual felicidad despareció y sus ojos...

Cerró los ojos y los apretó con fuerza.

-Y sus ojos- continuó con la voz más fría que jamás le había escuchado pronunciar- perdieron todo color, se volvieron opacos, fríos y asustados. No permitía la entrada de ningún visitante, ni si quiera la de su propia familia... por miedo a que la vieran en ese estado se distanció de todos. Los doctores nos informaron que dejó de comer, de hablar e incluso de reaccionar. Pasaba el día inmóvil, mirando por la ventana, no se movía cuando le daban su comida, no contestaba cuando le preguntaban por su bien estar... y fue por esos días que nos dejaron pasar sin su concentimiento. Yo fui el último, quería verla a solas. Quería hablar con ella, devolvernos las esperanzas a ambos. Al entrar no se movió, com habían dicho, lo confirmé en aquel momento. Su expresión era de un susto desconcertante. Su níveas manos estaban heladas, sin expresar nada, me senté a su lado, tomando su mano, la sacudí varias veces intentando devolverla a la vida, pero fue en vano. Nunca sentí tanta tristeza como en aquel momento. La punzada que me recordaba la cercanía de su muerte cruzó por mi pecho en aquella habitación y... a sabiendas de que faltaba poco... le dije adiós. Estreché su mano por última vez, besé su rostro ceniciento por última vez y me despedí de ella para siempre...

Negué con la cabeza, conmocionada por aquella despedida tan... triste.

-Murió esa misma noche, recostándose por primera vez, a la mañana siguiente parecía un ángel dormido.- terminó con la voz quebrada.

Mis silenciosos sollozos se volvieron histéricos, buscando palabras de consuelo, pero no las había. No podía prometerle que ella volvería o que todo mejoraría, eso dependía de él.

Entreabrí mis labios. Pero Danny colocó su dedo sobre ellos con suavidad, en un ademán para que guardara silencio.

-No tienes que decir nada, Any. Tu presencia ya es suficiente.- me consoló él a mí.

¡Pero si se suponía que yo debía consolarlo a él! Y aún así quedé conmovida.

-Te amo- dije encontrando finalmente las palabras adecuadas, perfectas, las únicas que habían superado mis espectativas.

Danny sonrió con un atisbo de felicidad en sus hermosos ojos color verde esmeralda.

-Te amo- correspondió.

2 comentarios:

  1. ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ *.* !!!!!!!!!!
    Este a sido el capitulo mas hermoso , mágico y maravilloso que has publicado ♥

    Escribes Demasiado bien !! =D

    Publica lo mas pronto posibleee !
    Te quiero
    Cuidate
    Bye

    XoXo
    Rosebelle♥

    ResponderEliminar
  2. Hola nessy!
    Lamento no haber comentado antes!
    Es que tenia pruebas finales y tenia que estudiar =(
    Bueno te cuento que me encanto este capitulo al igual que los anteriores.
    Me encanto la parte donde dijiste:
    -Par de tortolitos... nunca pense que besaras tan bien, hermanito- lo felicitó Fabián con ironía.
    Jaja XD
    Espero poder comentar en tu proximo capitulo a tiempo y que lo publiques pronto jaja
    Besos!

    ResponderEliminar

¡Me encantan los comentarios! Agradezco que te hayas pasado unos minutos.