lunes, 25 de abril de 2011

Más problemas

Bueno, creo que ya volvemos con los días de publicación normales: lunes, miércoles y viernes. :D :D :D :D :D Las dos líneas que vienen a continuación son contadas por Danny ;) jajajajaja sé que son muuuuy poquitas jejejeje pero era lo último que le tocaba contar a Danny. Espero que les guste el capítulo y muuuuchas gracias por los comentarios, que son los que me incitan a seguir adelante.

-¡Suéltame!- volvió a gritar con desesperación.

Yo estaba rígido en mi lugar. Sus manos resbalaron de las mías.



Contado por Any:

Al soltarme del agarre de Danny salí corriendo hacia Janet, ciega de rabia. Entonces Jack intervino. Me tomó por la cintura y me sujetó con fuerza.

Las lágrimas se desbordaron por mis mejillas lenta y silenciosamente. Forcejé por un largo rato, hasta que me di cuenta de que era imposible, por lo que me acurruqué en su regazo y cerré mis ojos. Jack me estrechó con cariño.

-Ya pasó...- me susurraba una y otra vez al oído.

Su voz calmó mis sollozos y en parte mi rabia.

-¿Cómo estás?- escuché que Danny le preguntaba a Janet.

-No es nada...- alcancé a escuchar, seguido de un gemido.

-Señora Sabas ¿No tendrá un hielo?- preguntó Danny diplomáticamente.

-Por supuesto, Danny- dijo mi siempre comprensiva madre.

Yo sabía que seguramente papá, en aquel momento, se debatía silenciosamente entre regañarme a mí o sacar a Janet de la casa.

-Papá- murmuré descubriendo mi rostro.

Él me miró con el sufrimiento explícito en su rostro.

-No es necesario que saques a nadie- aseguré con la voz entrecortada.

Él sonrió sin que la felicidad le llegara a los ojos.

-Any ¿Podemos hablar?- me preguntó Danny después de un largo silencio.

Asentí sin siquiera mirarlo a los ojos.

Mamá llegó con una bolsa con hielos y se la entregó.

Danny miró alternativamente a Jack y a Janet. Extendió la bolsa de hielos hacia Jack.

-¿Cuidarías a Janet en lo que vuelvo?- le preguntó inexpresivo.

Jack asintió tomando la bolsa de mala gana. Me percaté de que sus ojos refulgían de ira... y sabía a quién iba dirigida.

Danny se volvió hacia mí.

Mi respiración se volvió entrecortada. Había llegado el momento de la separación.

Ambos nos dirigimos al comedor y de allí a la entrada principal. Danny abrió la puerta y me dio el paso.

-Gracias- dije con un hilo de voz.

La brisa me ayudó a refrescar mis turbios pensamientos. Caminamos hacia nuestro columpio, pero esta vez nos sentamos lo más lejos posible el uno del otro.

-Any...- empezó Danny con frustración- ¿Por qué le crees a Janet? ¿Qué tengo que decirte para que me creas a mí?

Sacudí la cabeza, con las lágrimas traicioneras anegando mis ojos.

-No es sólo eso Danny, tenemos que separarnos- mi voz flaqueaba.

Danny me tomó por el mentón, obligándome a verlo a los ojos.

-¿A qué te refieres con eso?- me preguntó, penetrándome con la mirada- ¿Por qué?

Intenté desviar la mirada, pero como siempre, él me tenía atrapada.

-Es que... yo... ya...

Cuánto me costaba decir estas palabras. Lo único que me incitaba a seguir adelante era que si no lo hacía ahora, luego ya sería demasiado tarde y los dos estaríamos en permanente peligro.

-¿Qué está pasando, Any?- Danny respiró con la rabia contenida- Yo no te he pedido respuestas... esperaba que me las dieras en algún momento.

Negué repetidas veces con la cabeza.

-Danny... ya no quiero ¿Sí?- solté de golpe.

Pude observar cómo sus músculos se tensaban y su mirada se perdía en un punto invisible. Su expresión estaba cargada de dolor y frustración.

-Ya no podemos estar juntos... No podemos porque yo ya no...- contuve el aire- yo ya no te amo.

Por fin logré desviar la mirada. Su mano cayó secamente en su costado.

-¿Recuerdas que te dije que no importaba a quién eligieras, yo siempre te amaría?- preguntó finalmente con una voz cargada de cariño.

Asentí lentamente, sollozando en silencio.

-Pues así te la pongo, hermanita del alma. No me importa si prefieres a Jack, quiero que sepas que yo siempre te amaré.- dijo incorporándose lentamente.

Me vi incitada a abrazarlo, pero si caía en la tentación todo lo que había logrado se desmoronaría. Tanto como deseaba abrazarlo, también quería consolarlo, quería decirle que yo lo amaba más que a mi propia vida, quería decirle que no se fuera, que se quedara conmigo, pero ya no había vuelta atrás. Lo hecho, hecho está, me dijo mi madre alguna vez.

Se acercó a mí con extremada lentitud y me dio un duradero beso en la frente, que en el fondo me dejó aturdida y con aquella sensación tan cálida.

-Le diré a Janet que ya es hora de irnos.- se despidió.

Me sonrió pícaramente y entró a la casa.

Yo no salía de mi desconcierto. Alejarlo había sido tan difícil, pero, finalmente lo había logrado. Sentí cierto alivio en mi interior. Había arruinado los planes de Mateus, ya no habría forma de que Danny sufriera. Y aún así estaba rígida en mi lugar. Allí descubrí que el alivio sólo cubría mi dolor. Ya no volvería a hablar con Danny, él ya nunca me volvería a abrazar como antes, nunca me besaría más. Todo quedaba atrás para siempre. Y ése era mi dolor. Y entonces me arrepentí de haberlo alejado. La muerte me pareció menos dolorosa que pasar el resto de mis días sin su compañía.

Tenía ganas de gritar, pero me contuve. Me cubrí el rostro con las manos y sollocé en silencio, saliendo finalmente de mi rigidez.



1 comentario:

  1. malaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
    como sos capaz de ser tan cruel!!!
    me dan ganas de llorar!!!

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¡Me encantan los comentarios! Agradezco que te hayas pasado unos minutos.