Después de más de 30 siglos bajo la opresión de los gailte, los sobrevivientes de la raza humana deciden rebelarse. Y así es como la joven Sentela de a penas 39 años de edad, deja su hogar, la Luna, para enfrentarse a oscuros secretos y recuperar la vida en la Tierra.
jueves, 28 de octubre de 2010
Felicidad
Nos separamos lentamente. Entonces una lluvia torrencial empezó a salpicarnos hasta quedar empapados. Nos miramos directamente a los ojos, ambos con una sonrisa reluciente en el rostro.
Danny me acorraló contra la puerta, quedando mi cabeza entre sus dos gigantescas manos.
Su sonrisa se volvió pícara.
Se veía tan bien empapado de pies a cabeza ¡Pero qué vista tenía frente a mí! Me sonrojé con el corazón acelerado aún. Aquel silencio era cómodo.
Entonces juntamos nuestras frentes. Cerré los ojos lentamente, conteniendo la risa de felicidad. Nuestros alientos se combinaban, aquella fragancia era embriagadora. Me sentí turbada.
-¿Cómo...?- susurré conmocionada.
-No lo sé- contestó Danny con la respiración acelerada.
-Pero...
-Lo sé- me interrumpió como siempre- tenemos que aclarar esto.
-Danny...- susurré aún conteniendo la felicidad.
Se acercó más a mí, con su suave piel rozando la mía, sentí un extraño cosquilleo.
-Te prometo que lo aclararemos después de que todo esto termine.- dijo lentamente.
Sabía a qué se refería. No lo aclararíamos sino hasta que terminara la incineración.
Asentí lentamente, me volvió a besar pero con una dulce pasión que me caló hasta a los huesos con una felicidad extraoridinaria. Puse mis manos sobre su duro pecho. Tenía unos labios tan suaves y un aliento tan fresco y delicioso, que por un momento sentí que me derretía.
Entonces se prendieron las luces de la ventana a nuestro lado. Nos separamos de golpe y reímos en voz baja.
-Tendré que entrar por la ventana- murmuré.
Danny me jaló con dulzura al jardín trasero. Donde escalamos el árbol juntos, él atrás de mí cuidando que no cayera. Estaba tan turbada y temblaba tanto que si él no hubiera estado, ya hubiera caído de golpe, aunque él era el causante de mis temblores. Nos subimos al pequeño techito, entrando por una ventana abierta que daba a la sala de televisión.
-¡Any!- escuché la voz de mi madre en el piso de abajo.
Entonces Danny atrajo toda mi atención, me escrutaba en la penumbra y a pesar de todo, sus ojos brillaban con lucidez. Me dio un duradero beso en la frente, como nuestras despedidas cotidianas, o las que eran nuestras despedidas cotidianas. Lo abracé con fuerza.
-¡Any!- volvió a gritar mi mamá.
-Mucha fuerza, Danny- susurré.
Me percaté de su asentimiento a pesar de la oscuridad.
-Te quiero, Any- contestó antes de soltarme y desaparecer por la ventana.
-¡Any!- gritó mamá histérica.
Respiré hondo, intentando recuperar el equilibrio. Pasé mi mano por mis labios, incapaz de creer que él me había besado. Quería gritar de felicidad, llorar y saltar, pero me abstuve, dejando una sonrisa de oreja a oreja. Salí de la habitación.
-¡Ya voy, mamá!- grité intentando tranquilizarla.
Llegué entre saltitos a mi cuarto, quise cantar, pero recordé que no era buena. Me cambié rápidamente a la pijama y bajé los escalones de dos en dos. Mi cabello seguía mojado y mis ojeras seguramente eran notables, pero podría encontrar una rápida excusa.
-¿Te bañaste?- preguntó mamá
lunes, 25 de octubre de 2010
Agradecimientos
Una fuerte ráfaga de viento alborotó mi cabello.
Escruté a Danny con la mirada a pesar de la penumbra. Noté sus marcadas ojeras y su rostro deformado aún por el sufrimiento, no había rastro del radiante Danny que yo conocía.
-Deberíamos entrar- propuso.
-Sí- susurré conteniendo las lágrimas.
Nos encaminamos a la entrada donde Danny abrió con sus llaves. Haciendo el ritual habitual, subimos hasta el segundo piso, donde volvió a usar sus llaves para abrir la puerta de la casa.
Sonrió con dulzura al prender la luz, pero el departamento no tenía el aspecto habitual.
-¿Ya volviste?- preguntó una voz ronca a lo lejos.
Entonces Fabián salió a nuestro encuentro por la puerta de la cocina.
-¡Oh!- exclamó sorprendido al verme.
Intenté sonreír, pero lo único que logré fue una mueca.
-Le pedí a Any que me acompañara.- se limitó a explicar Danny.
Fabián puso los ojos en blanco.
-Y como ahora es el mejor momento y la mejor hora...- murmuró Fabián malhumorado.
-Lo siento, Fabián, pero ahora que pasan por tan mal momento me pareció oportuno acompañar a Danny.- me defendí.
Una media sonrisa se dibujó en su rostro.
-¿Quieren café?- preguntó- Ésta será una larga noche.
-Madrugada- lo corrigió Danny.
Fabián por un momento me pareció Danny con aquella lucidez en su rostro.
-¿Nos vas a acompañar a la incineración?- Preguntó Fabián.
Asentí sonriente.
-No puedo dejarlos solos en un momento tan fuerte.-contesté.
Fabián me abrazó fuertemente.
-Esto significa mucho para ambos, en especial para Danny- me agradeció.
-Les agradezco que me tomen como parte de su familia- agradecí ahora yo.
Ambos nos soltamos. Fabián me miró directamente a los ojos antes de volver a la cocina.
Entonces me volví hacia Danny que me miraba atentamente.
Sonreí intentando infundirle valor. Me tomó de la mano y la estrechó con fuerza.
-Fabián tiene razón- coincidió.
Me abrazó con una fuerza descomunal que casi me satura los huesos, la respiración se fue de mis pulmones.
-¿Desde cuándo estás tan fuerte?- dijo con el poco aliento que me quedaba.
Él me soltó rápidamente.
-No lo sé.
Reí.
-Pues debo admitir que casi me rompes los huesos.- me quejé.
Él rió conmigo.
-Hermanita, iluminas mis días en estos momentos tan tristes.- dijo abrazándome.
-Ya te había dicho antes que para eso estamos los hermanos- contesté guiñándole un ojo.
-Me gusta- comentó con cierto atizbo de felicidad.
El resto de la noche platicamos con Fabián sentados en la mesa de la cocina. Cada uno se había tomado sus dos buenas tazas de café hasta que por más que deseáramos no podíamos cerrar los ojos. Al principio fue una plática entre susurros, pero cuando despertó el papá de los dos hermanos, fue más animada. El papá a duras penas me reconoció, pero pronto recordó de dónde se le hacía conocida y me recibió con los brazos abiertos a pesar del mal momento por el que pasaban. Dieron las seis de la madrugada y nuestra plática no cesaba, hasta que el papá puso un alto defenitivo, enviándome a mí al sillón, pero me negué, recordando que debía estar en casa antes de que mi mamá despertara y notara que no estaba en casa. Por más que supliqué, los tres insistieron, preocupados por la idea de que me pudiera pasar algo. En realidad agradecí aquel gesto, pero no podía negar que debía ir con mi madre. Al final terminé saliendo con Fabián y Danny en la horrible camioneta negra que me causaba pavor con sólo mirarla. Danny se fue a mi lado en lugar de sentarse en su asiento habitual, o en otras palabras, en el asiento del copiloto. Parecía necesitar más consuelo que los otros dos hombres de la casa y yo estaba dispuesta a apoyarlo, ambos sabíamos lo que era perder a uno de sus padres, pues nuestras situaciones no eran muy diferentes, yo ni si quiera sabía si mi padre seguía vivo.
Al llegar a mi casa Danny bajó a despedir, pero a pesar de todo, nos veríamos en menos de seis horas, por lo que no fue tan difícil la separación.
-¿Estarás a las once?- me preguntó escrutándome con la mirada.
-Lo prometo- dije correspondiendo a su mirada.
Danny respiró hondo, antes de desviar la mirada.
-Gracias- repitió.
Sonreí.
-No te preocupes, pero sabes que yo no puedo ayudar mucho, tú serás el que decida si quiere aceptar las cosas tal como son o no.-dije.
Él acarició mi mejilla con suavidad, riendo repentinamente.
-No estoy seguro de cómo está la situación.- comentó sonriente.
-¿De qué hablas?- pregunté curiosa.
-Tampoco estoy seguro de lo que voy a hacer- siguió.
Aquellas palabras me asustaron sobremanera. Lo miré con los ojos desmesuradamente abiertos por el terror.
-¿No pretendes...
-Por supuesto que no- me interrumpió con cierta diversión.- es algo mucho más complicado...
-¿Pero...
Colocó un dedo sobre mis labios.
-Si fuera a suisidarme te diría, créeme- aseguró.
-¿Y si...
-Any- susurró divertido.
Lo fulminé con la mirada, pero lentamente se fue suavizando.
Danny dio un paso más hacia mí, ahora ya no nos separaba un metro, sino unos cuantos centímetros. Tan cerca que sentíamos la respiración uno del otro. Ahora me sentía turbada. Danny tomó mi mentón con delicadeza, obligándome a verlo a los ojos nuevamente. Inevitablemente quedé atrapada por tercera vez. Sentí cómo todo mi mundo se centraba en él. Perdí la noción del tiempo. Los árboles, las casas, todo desapareció ante mis ojos dejando únicamente a Danny que me escrutaba con una dulzura encantadora. Aún no soltaba mi mentón. Pasó su mano por mi mejilla, acariciándola con suavidad. Entonces soltó mi mentón y puso sus dedos sobre mis labios. Cerré los ojos. Pasó sus suaves dedos por mis párpados, por mis pómulos. Sentí cómo mis mejillas se volvían rojas. La sangre hervía en mi interior. Me sorprendía que Danny no pudiera escuchar los latidos de mi corazón. Abrí los ojos lentamente. Él mostraba una felicidad fascinante. La diferencia de alturas era tan notable y aún así en mi pecho se creó un sentimiento que nunca había sentido en mi vida, uno que ni en un millón de años quería que terminara. Danny tomó mis manos y las bajó a mis costados, estrechándolas aún. Ambos nos escrutábamos con la mirada. Era como si el mundo sólo girara en torno suyo, sentí calidez, emané aquel extraño sentimiento. Entonces Danny terminó con la distancia que nos separaba. Sus labios chocaron con una calidez embriagadora con los míos. Sus latidos eran igual de desbocados que los míos, ambos corazones chocaban sentía cada golpe como único. Era como si se quisieran juntar, convirtiéndose en uno sólo.
El presentimiento
Y por último, contestando a una pregunta de Alexa, aún no tengo los capítulos contados, pero ¿Es muy importante saber cuántos más quedan? Porque si quieres puedo calcular y entonces te digo ;)
Aquel día pasó con pasmosa lentitud. Al irme a dormir, sólo tuve oportunidad de cerrar los ojos por unas horas, que me parecieron interminables y tediosas. Me sentía desfallecer, pero mi cuerpo no me daba reposo. Trabajaba sin cesar asimilando la idea de que Danny sufría. Él sufría y yo no tenía forma de ayudarlo, porque en situaciones como ésas... las palabras no tienen valor, no sirven de nada.
Me removí en la cama buscando la posición correcta, la más cómoda, pero a los pocos minutos me levanté a trompicones, llegando a duras penas al baño, donde prendí la luz y observé mi reflejo en el espejo. Rogué por que al siguiente día tuviera fuerzas para la incineración.
Respiré hondo y abrí la llave del agua. Mojé mi rostro y lo sequé con extremada lentitud. Mis latidos eran acelerados, como si pudiera sentir el sufrimiento de Danny, sentí un dolor punzante en el pecho.
Automáticamente me llevé las manos al corazón, mojando mi pijama. Me volví hacia la puerta del baño, que entre abierta, era por la que lograba ver la luna. Salí apagando la luz y miré por la ventana. La luna llena parecía sonreír. Tomé aire y miré hacia abajo, donde el césped brillaba, como si tuviera pequeños rubíes inctrustados.
Y entonces, como si él me llamara, me vi incitada a salir. Me cambié de ropa a unos cómodos pants y saqué los pocos ahorros que me quedaban. Bajé las escaleras con extremado silencio, intentando no despertar a mi madre, que no tenía un sueño precisamente profundo. Tomé mis llaves con el llavero de mariposa, que tintineó agradablemente con el movimiento. Siempre me había identificado con la mariposa, había sido mi animal favorito desde pequeña y aquella costumbre no cambiaba. Aquella libertad y desenvoltura con la que se movían siempre me maravillaban.
Al llegar a la calle caminé unas cuadras más, buscando un taxi.
Entonces pasó uno. Rápidamente levanté la mano. Éste se paró y me subí. El señor sonrió desdentado. Contesté con una sonrisa agotada.
-¿A dónde la llevo?- preguntó.
Di las indicaciones con una sensación de desconcierto ¿Por qué las de Danny? ¿Por qué lo visitaba a estas horas? Aún así no retrocedí. Pagué cuando llegamos frente al edificio.
Vacilé por un momento antes de bajar. Entonces me percaté de una presencia silenciosa entre las sombras de la fachada. Lo observé con atención, dando un vuelco mi corazón al percatarse de quién era.
Corrí a su encuentro con ímpetu.
Danny me recibió entre sus brazos con una calidez perturbadora.
-Llegaste- murmuró conmovido.
Entonces me sentí confundida.
-¿Sabías que vendría?- susurré.
Él se limitó a asentir, aún teniéndome entre sus brazos.
Sentí una incentidumbre alarmante. Me vi incitada a hacer miles de preguntas, pero me abstuve. Él necesitaba consuelo y yo lo ayudaría a salir adelante.
Ambos nos abrazamos con mayor fuerza. Me dio un duradero beso en la frente.
-Gracias- susurró.
viernes, 22 de octubre de 2010
Permiso
-No, cariño.- susurró con la voz entrecortada- no te preocupes… es solo que…- carraspeó- pensé que sería tu padre.
Las lágrimas se desbordaron por sus mejillas. La abracé con fuerza y cariño, soltando mis propias lágrimas también.
-Él volverá- le susurré al oído- te lo prometo.
-Lo sé… es solo que se está tardando mucho- sollozó en mi hombro.
Acaricié su cabello intentando consolarla.
-Al menos sabes que volverá y eso es bueno, él nunca te decepcionaría.- contesté sonriente.
La guié hacia la mesa donde se sentó con cierto esfuerzo. Vi su rostro demacrado por el sufrimiento y cuánto había adelgazado. Sentí un dolor punzante en el pecho. El dolor de ella era infinito… pero ¿El de él?
Sacudí la cabeza y me hinqué a su lado. Ella se limpió las lágrimas esquivando mi mirada. No pude evitar que se dibujara una diminuta sonrisa en mi rostro, ella nunca admitía que lloraba cuando lo hacía. Ese orgullo y ese optimismo los había guardado desde que papá se había ido.
-¿Querías decirme algo?- preguntó escrutándome con la mirada.
La miré sorprendida ¿Cómo siempre se daba cuenta de lo que pasaba por mi cabeza?
-Yo… ahhh… Danny me invitó a pasar el día con él- carraspeé- mañana.
El silencio se extendió por la habitación. Mamá se limitó a asentir con cierta lentitud.
-Con que ese muchacho, eh.- susurró más bien para si misma, rompiendo el silencio.
-Por favor- supliqué.
Mamá rió con gracia.
-Cariño, no estoy segura- murmuró.
-Está pasando por momentos muy difíciles y debo ayudarlo, se lo debo.- volví a suplicar.
-Debo pensarlo- contestó antes de incorporarse nuevamente.
Volvió con los platos, pero esta vez no tarareó.
-¿Es todo el día?- preguntó concentrada en su labor.
-No estoy segura- contesté rápidamente.
-¿A qué horas llegará por ti?- siguió preguntando.
-Dijo que a las once.
-¿Me hablarás a la hora que te traigan de vuelta?
-Por supuesto, mamá- dije conteniendo la emoción.
Ella asintió lentamente, aún dándome la espalda. Entonces se volvió y me escrutó con la mirada.
-Está bien- sentenció al final.
La abracé con ímpetu.
-Sólo prométeme que no harán imprudencias- dijo rodeándome con sus brazos.
Asentí.
-Lo prometo, mamá.
miércoles, 20 de octubre de 2010
Conversaciones guardadas (Segunda parte)
Bueno, primero que nada ¡¡¡ZZZZZZZeeeeeeeeeeeetttttttttaaaaaaaa!!! jijiji ¡¡Qué feliz me pones!! MMMMMMMMUUUUUUUUCCCCCCCCCCCCCHHHHHHHHAAAASSSSSSSSSS GRACIAS, es el segundo premio que recibe el blog. En realidad es un honor que la historia de Danny y Any sea de tu agrado, aquello me pone mucho más que feliz y ese detalle de editar la imagen es hermoso. Es única y ¡¡¡Padrísima!!! ¡¡Te salió súper bien y súper linda!!
Alexa, muchas gracias por el comentario y no tienes de qué preocuparte, la simple idea de que pases unos minutos para leer el blog es extraordinaria ¡¡Muchas gracias!! Y aún así, cuándo quieras puedes comentar. Si no te sientes inspirada para escribir comentarios
Y bueno, por último ¡Bienvenida a la nueva seguidora! Espero que les guste el capítulo.
Miranda_love_orange <3>
DIME!!!!!!!!!!!!!!!! LLLLLLLLOOOOOOOOCCCCCCCAAAAAAAA!!!!!!!!!!!
Any-Tami dijo:
Está bien:D ME dijo que era estupendo que fuera… que estaba muy agradecido.
Miranda_love_orange <3>
¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAWWWWWWWWWW!!! ¡¡¡MÁS QUE HERMOSÍSIMO!!!
Any-Tami dijo:
Sí :D
Miranda_love_orange <3>
Bueeno, t dejo ¡¡PÍCARA MÁQUINA DEL AMOR!! Jajaja hagamos plan iiiii nos vemos el domingo, OOKIIS??
Any-Tami dijo:
Jajajajaja¡¡Está bien!! Jajajaja te cuidas;)
Ro_ger dijo:
Eso si fue mala onda… no todos somos =’s :(
Any-Tami dijo:
Lo siento, Roger. No estoy en mis mejores días… no fue mi intención ofenderte, en serio. Te quiero mmmmmmmmmuuuuuucccccccchhhhhhhhhhoooooooo como eres y no desearía que cambiaras nada, en serio.
Ro_ger dijo:
NO PROBLEM!!!! ;) jejejeje los amigos se perdonan, o no??? Jajajajaja Te quiero un buen tmbn.
Any-Tami dijo:
¡¡Yay!! Si estuvieras a mi lado te hubiera dado un codazo jajajaja
Danny dijo:
Te quiero, hermanita. No sabes cuánto significa esto para mí.
Any-Tami dijo:
También te quiero, para eso estamos los hermanos ¿No? :D
Danny dijo:
Pasamos por ti mañana a las once ¿Está bien?
Any-Tami dijo:
A la hora que ustedes quieran ;)
Danny dijo:
Entonces nos veremos mañana, adiós hermanita.
Any-Tami dijo:
Mucha fuerza, hermanote, te quiero mucho.
Ro_ger dijo:
Tonz veamonos maniana.
Any-Tami dijo:
Por más que quiera no puedo, ya tenía un compromiso desde antes, pongámoslo para otra vez ¿Qué te parece?
Ro_ger dijo:
Bueno… ;)
Any-Tami dijo:
Me tengo que ir, pero nos veremos el lunes ¿Bien?
Ro_ger dijo:
Por su puesto, adiós Any. TC
Any-Tami dijo:
Igual, adiós.
Me desconecté, apagué la computadora y bajé corriendo por las escaleras. Mamá tarareaba al lavar los platos, por lo que no se percató de mi entrada sino hasta que le toqué con suavidad el hombro.
A pesar de todo se sobresaltó, volviéndose con la respiración acelerada al borde del llanto.
lunes, 18 de octubre de 2010
Conversaciones guardadas (Primera parte)
Bueno, primero que nada, muchas gracias por todo. Los comentarios me han apoyado mucho y me ponen muy, pero MUY ;) contenta.
Éstas son conversaciones guardadas en Messanger. Any habla con Miranda, con Roger y con una persona más, pero esa la dejaré para que ustedes la descubran :D Aquí no puse las conversaciones completas, ésta es la primera parte y el próximo capítulo será la segunda.
Entonces, como siempre ¡Espero que les guste!
- Miranda: Azul aqua
- Roger: Naranja fuerte
- ¿?: Verde claro
Mirinda_love_orange <3>
Hey, mujer! Tonz q aras maniana? Iras con el? :)
Any-Tami dijo:
Sí, dice que es muy importante para él.
Mirinda_love_orange <3>
AAwwww!!!! HERMOSISISISISIMO!!!! Seguro esta loco x ti.
Any-Tami dijo:
No lo creo jijiji
Ro_ger dijo:
xq se metioooo al insti????? :(
Any-Tami dijo:
Tenía algo importante que decirme…
Ro_ger dijo:
JA!!!! De aqi a cuando??? Jajajaja es broma, vdd?
Any-Tami dijo:
¿De aquí a cuándo te he mentido?
Ro_ger dijo:
No debio…
Any-Tami dijo:
Pues a mí me parece romántico.
Ro_ger dijo:
:P jajajajaja
Any-Tami dijo:
Ningún hombre llega y se mete a tu INSTITUTO para hablar contigo, se arriesgarían a perder su colegio o a que lo castigaran ¿Ahora entiendes?
Danny dijo:
¿Ya le preguntaste a tu mamá?
Any-Tami dijo:
No, aún no.
Danny dijo:
¿Pero por qué no? :(
Any-Tami dijo:
Lo siento, dame tiempo.
Danny dijo:
;) Cómo tú quieras, mientras que vayas, por mí está bien.
Any-Tami dijo:
¿Debo ir de negro?
Mirinda_love_orange <3>
No me digas… tas ablando con el???
Any-Tami dijo:
Sí :D
Miranda_love_orange <3>
¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHH!!!! O-M-G
Any-Tami dijo:
Jejejeje
Miranda_love_orange <3>
XQ ese "jejejejeje"?? AYYY, NO!!!! What did he tell you????
Any-Tami dijo:
No es para alegrarse…
Ro_ger dijo:
Lo q me estas diciendo es q cuando un chico entra al insti para ver a su chica… es romantico??? :P
Any-Tami dijo:
Sí
Ro_ger dijo:
Bueee…. Tonz iia no c. NO entiendo a las mujeres.
Any-Tami dijo:
Ningún hombre nos entiende más que él.
Ro_ger dijo:
q RARO!!!! Jajajajajaja
Any-Tami dijo:
Pues las mujeres preferimos a los hombres como él, que a los hombres como TÚ.
Danny dijo:
No, cada quién irá con ropa elegante, pero no necesariamente negra.
Any-Tami dijo:
¿Cómo estás tú?
Danny dijo:
No creo poder contestarte ahora…
Any-Tami dijo:
Está bien, recuerda que me tienes para todo lo que necesites, hermanote.
Danny dijo:
Con el simple hecho de que vayas me es suficiente, en serio muchas gracias, hermanita.
Any-Tami dijo:
No hay nada de qué agradecer.
viernes, 15 de octubre de 2010
Bueno, no estoy segura de que sea muy largo, pero espero que recompence el miércoles que me salté. Sólo diré una cosa más... humm... ahora voy a tener más problemas de lo normal para publicar porque... humm... hasta allí tenía escrito, no llevo más :$ Muchas gracias por los comentarios.
¡Espero que les guste!
El resto de la clase fue aburrida, no fue más que hacer un debate sobre el cambio climático. El profesor perdió su aversión hacia nosotras cuando argumentamos correctamente. Al término de la clase todas mis amigas se reunieron con nostras, incluso Roger y Santi vinieron a platicar. La mayoría ya estaba enterada de que me gustaba alguien. Todo gracias a Miranda, que no paraba de gritar su nombre a cada rato. Tuve que contestar las mismas preguntas que Miranda me había hecho antes de la clase. Todos parecían sorprendidos y emocionados, al único que no le agradaba en lo absoluto, era a Roger, que bufaba cada vez que escuchaba el nombre. Pasé tres largas horas de clases contestando preguntas hasta que llegó la hora del almuerzo y la única que me acompañó (Gracias al Cielo) fue Miranda, que ya se sentía satisfecha y estaba completamente muda, jugueteando con el tenedor. Me gustaba que el almuerzo fuera al aire libre. Ya no sentía presión, contestar tantas preguntas me había dado dolor de cabeza.
-Volveré en un momento- murmuré.
Me incorporé de mi lugar y caminé directamente hacia el árbol de la reja, donde normalmente meditaban mis compañeros cuando tenían problemas y querían estar solos. Me sorprendía y me fascinaba aquel código que silenciosamente habíamos formado entre nosotros. Cuando alguien estaba recargado en el árbol no se le molestaba en ningún momento. Era la regla y no había excepción. El único problema de aquel lugar era que la reja era la línea divisora entre el colegio y la calle. Cualquiera que se sentara podría escuchar el auto que pasara, incluso lo vería, a pesar de que la reja estaba cubierta por una densa maleza, que con los pocos fondos del colegio, nadie se había dignado a quitar. Como decía la directora: “Un problema menor, nada importante. Que la hierva viva donde quiera mientras no moleste a nadie” Reprimí una sonrisa.
-Hola.
Me sobresalté al escuchar aquella voz. Me volví incapaz de creer que alguien pudiera haber roto la regla. Bueno, no era su culpa ¿Cómo sabría si no iba en el mismo colegio que yo? Me incorporé, le rodeé el cuello con los brazos y los estreché con fuerza.
-¡Danny!- dije sorprendida- ¿Pero qué haces aquí?
Él rió y me devolvió el abrazo.
-Necesitaba alguien con quién platicar.- se limitó a contestar.
Lo miré con curiosidad.
-¿Pasó algo?- dije al percatarme de que su rostro mostraba sufrimiento.
-Preferiría contártelo en otro lado- dijo mirando a nuestro alrededor.
La mayoría de los estudiantes ya se habían percatado de su presencia.
-Mejor vámonos de aquí- murmuré.
Lo tomé de la mano y lo guié detrás del edificio. Era el lugar perfecto, pues la sombra nos cubriría de miradas curiosas.
Danny se recargó en la pared y cerró los ojos con fuerza.
-Me pidieron que no se lo dijera a nadie, pero no lo puedo guardar así, es demasiado dolor. Entonces decidí contártelo a ti.- explicó brevemente.
Mi curiosidad se acentuó. Me percaté de lo demacrado que estaba su rostro por el sufrimiento.
-Danny…- susurré preocupada- ¿Qué pasó?
Él desvió la mirada hacia unos estudiantes sentados sobre el césped.
-Mis padres regresaron el lunes por la noche. Mi madre tuvo problemas con el corazón y tuvieron que volver antes de tiempo. La atendieron desde entonces, pero no mejoró…
Lo abracé con fuerza. Él me rodeó con sus brazos. Recargué mi frente en su duro y protector pecho, pero por primera vez en el tiempo que llevaba conociéndolo lo sentí frío.
-Danny…- murmuré con la voz quebrada- lo siento tanto.
-No sé cómo decírtelo… es sólo que… me gustaría que me acompañaras a la… incineración.- dijo fríamente.
Lo escruté con la mirada, pero estaba inexpresivo. Asentí con la cabeza conteniendo las lágrimas.
-Te acompañaré- murmuré.
Danny me abrazó con mayor fuerza.
-No sabes cuánto significa esto para mí.- susurró.
Colocó su frente sobre la mía y cerró los ojos. Parecía contener las lágrimas también.
-¿Cuándo es?- pregunté.
-Mañana…
Asentí nuevamente. Tomé su mano y acaricié su antebrazo, donde aún quedaba la cicatriz de aquella noche. Solté un sollozo.
-Lo siento, Danny ¿Quieres que te acompañe desde ahora?
Él negó con la cabeza.
-Continúa con tus clases, te espero mañana.- dijo antes de darme un beso en la mejilla y desaparecer.
Pasé mi mano varias veces, incapaz de creer que Danny estuviera sufriendo. Caminé limpiándome las lágrimas hasta volver con Miranda, que era ajena a lo que había pasado. Al ver mis ojos hinchados, dejó el plato a su lado y corrió a abrazarme.
-¿Era él, cierto?- me preguntó.
Asentí, incapaz de pronunciar palabra.
-Mugre infeliz, no lo mereces, Any.- dijo intentando adivinar lo que había pasado.
Reí entrecortadamente.
-No fue eso… él… mañana lo veré.- me limité a contestar.
Miranda me escrutó con la mirada frunciendo el seño.
-¿Entonces lloras de felicidad?- preguntó inquisitiva.
Me encogí de brazos.
-No lo sé- mentí.
-¡Déjame ayudarte a arreglarte!- me suplicó.
Negué con la cabeza.
-Será para otra- contesté amablemente.
-Está bien, no te preocupes… nada más digo que a qué hombre se le ocurre tener una cita informal con su chica- dijo enfatizando la palabra de un modo divertido.
No pude evitar reír.
Al final del día, volví a la casa exhausta. Mamá me esperaba con la cena lista.
-Hola, cariño.- dijo sirviéndome una porción.- ¿Cómo estuvo el día?
-Bien- me limité a contestar.
Al terminar fue directamente al cuarto de televisión. Prendí la computadora rápidamente y esperé a que se cargara. Entonces se abrió automáticamente Messanger. Busqué a Danny, pero no aparecía como conectado. Suspiré resignada ¡Si tan sólo por una vez, su sexto sentido percibiera mi desesperación! Me levanté de mi asiento y corrí a mi habitación. Me cambié a la pijama, intentando ganar tiempo, con la esperanza de que se conectara. Al volver tenía tres ventanas abiertas.