sábado, 2 de octubre de 2010

Miedo tranquilo

Bueno... aahhh... seguramente se preguntarán por qué no publiqué los últimos dos días... en realidad quiero disculparme primero que nada y espero que las siguientes razones sean válidas:

Pues es la secundaria... humm... :( Es mi primer mes de secundaria y me ha costado terriblemente acostumbrarme. Ahora que empiezan los exámenes los maestros se han vuelto más exigentes que antes y nos traen como chancla :D jejejeje Pero eso no es todo, la verdadera excusa, o bueno, la más válida, pienso yo, es que.... bueno :'( un pariente mío murió hace dos días, pero ni si quiera hubo alguien con lo acompañara durante sus últimas horas porque estaba sólo en otro país, de viaje de negocios, entonces han estado arreglando todo para traerlo aquí con nosotros.

Pero basta de mí, les dejo capítulo doble, los que les debo. Y por cierto, muchas gracias por los comentarios que siempre me hacen seguir adelanta, en serio, gracias:

Me levanté y corrí con mis papás, que al parecer preparaban su cena en el piso de abajo. Cuando llegué, la cocina estaba impregnada de olor a pescado. Me acerqué a mamá que guisaba zanahorias. Le di un beso en la mejilla. Aún tenía rastros de haber llorado. Me volví a papá, que sentado en la mesa, observaba ausente hacia la ventana. Me senté enfrente de él.

-Papá- susurré.

Él se volvió y me sonrió, pero sin que la felicidad le llegara a los ojos.

-Seguro encuentras un nuevo trabajo… y si no…- aunque no lo creía después de lo que me había dicho Danny, quien merecía mi total confianza después de lo que había hecho- me casaré con tu jefe.

Papá se sobresaltó enojado.

-Cariño, no vamos a discutir por eso ¿Entendido? Mi respuesta es un rotundo no.

Encontraré trabajo cueste lo que cueste en una semana.- dijo con decisión.

-Si insistes…- susurré contrariada.

Mamá colocó un plato con pescado acompañado de zanahorias enfrente de papá y otro en su lugar habitual, sentándose con elegancia. Ambos empezaron a comer. Esperé a que terminaran.

-¿Papá?- pregunté después de un rato.

-¿Qué pasó?

Mamá recogió los platos y los llevó al lavadero. La seguí con la mirada. Mojó los platos, los enjabonó y los enjuagó. Respiré hondo.

-Danny me invitó el martes a salir.- dije lentamente.

Escuché un ruido sordo, seguido de un chillido. Me volví. La mano de mamá sangraba. En ese momento sonó el teléfono. Me paré en seco ¿Debía contestar o traer el botiquín? Antes de que decidiera papá ya había salido corriendo de la cocina, por lo que corrí al teléfono rápidamente.

-¿Bueno?- contesté.

-¡Any! Prometiste que me llamarías llegando a casa.

¡Oh, Dios! Era cierto, debía llamarle a Amy cuando llegara a casa.

-Lo siento, prima. Lo olvidé por completo.- me disculpé.

Se escuchó una risa del otro lado de la línea.

-No te preocupes, quizás no es tan importante para ti.- dijo Amy.

-Bueno ¿Qué era lo que querías decirme?- pregunté apremiante.

-Pues, que hay un Danny en mi colegio. Dos años mayor que yo. No sé si sea el chico que te gusta, pero si es así, sólo quiero informarte que ya tiene novia.

Sentí cómo la sangre se me helaba. Como si alguien me hubiera echado un balde de agua fría en la cabeza. Me quedé rígida en mi lugar. Una oleada de celos mi invadió de repente.

-¿Any?- preguntó Amy preocupada.- ¡Tamara!

-¡¿Qué?!- dije con enojo.

-No te preocupes ¿Qué tal si no es él?

En ese momento escuché un grito proveniente de la cocina.

-¿Qué fue eso?- preguntó Amy.

-Prima, te hablo mañana.- dije antes de colgar.

Corrí a la cocina.

Mamá lloraba en el piso, cubriendo su rostro con sus manos. Papá la abrazó tomando su mano y limpiándola con alcohol. Me percaté de que había sangre. Me acerqué y tomé el pañuelo de papá para limpiar yo misma la herida mientras papá consolaba a mamá. Cuando la herida estuvo completamente limpia, quité los pedazos del plato de porcelana que quedaban en su mano. Abracé a mamá al terminar.

-No te preocupes.- dijimos papá y yo al unísono.

-¿Qué vamos a hacer, Richard? Sigo teniendo miedo.- dijo mamá desconsolada.- Hay algo que me inquieta. No quiero que nuestra hija deje de estudiar.

Pasé mi mano por su cabello suavemente.

-Mamá, si es necesario lo haré.- dije.

-Cariño, no pienses en esas cosas.- siguió papá.

-¿Cómo que no lo piense? Estamos en la ruina…- contestó mamá encolerizada.

Aquello incluso me dolió a mí. Papá la soltó con sufrimiento.

-Mamá ¿Cómo dices eso?- susurré.

Ella se levantó sin decir palabra y salió de la cocina. Miré a papá desconcertada mientras él pasaba su mano por su cabello. Ahora sí se notaba que estaba nervioso. Lo abracé.

-No creo que mamá haya querido decir eso, papá.- dije dudosa.

Papá rió con amargura y me tomó de las manos. Di unos pasos hacia atrás y me miró de pies a cabeza.

-Te prometo que nada de eso pasará. Aún no somos pobres…- susurró papá dándome un beso en la frente.- Nos vemos mañana en la mañana.

Asentí lentamente.

Estaba segura que papá había susurrado algo más. No estaba segura, era algo entre “Seguramente hoy tendré que dormir en el sillón”. Bueno, era lo más lógico.

Papá me soltó y salió de la cocina cansinamente, arrastrando los pies. Me quedé parada por un momento. No podía creer lo que acaba de pasar. Mamá era la persona más optimista que conocía ¿Por qué había reaccionado de esa manera? Siempre la había visto como la esposa perfecta para papá. Siempre lo apoyaba y le daba ánimos ¿Por qué ahora no? “Porque es la primera vez que lo despiden” dijo una voz en mi interior. Aquello me hizo sentir más culpable de lo que ya me sentía. Mis papás se estaban peleando por mí…

Salí de la cocina y me dirigí a mi habitación. Cerré la puerta con seguro y me cambié la ropa a la pijama. Me lavé los dientes y me metí en las cobijas. Mis padres aún no me habían dado una contestación. Ya no sabía si vería a Danny o no. Sabía que de ahora en adelante todo sería más complicado de lo normal, y eso me asustaba un poco. No quería dejar mis costumbres habituales… ¿Por qué ahora? Recordé al jefe de mi papá y sentí rabia… no… más que rabia… cólera. Ese tonto estaba a punto de terminar con mi familia. Nos separaba…

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