La reconciliación

Bueno, antes de poner el capítulo, pues debo decir que leyendo el capítulo de Belle jijiji y al ver que puso parte de la letra de A year without Rain jejeje pues quise cantarla, pero... humm... me di cuenta de que soy desastroza y bueno, decidí cantar otra, que igualemente va dirigida a ella jajajaja ;) Pero bueno, la pondré del lado derecho, espero que te guste Belle jejeje y admiro mucho tu historia.

Mientras que para ti, Zeta ;) te dedico este capítulo, me parecen muy lindas tus observaciones y tu forma de pensar sobre el mundo.

Muchas gracias por los comentarios; espero que les guste el capítulo

Cuando me volví quedé sobresaltada al ver a mamá mirándome inquisitiva.

-¿Era Danny, cierto?- preguntó con una voz fría que me puso la piel de gallina.

Asentí.

-Le hubieras dado saludos de mi parte.- susurró.

Sin poder evitarlo, corrí a abrazarla. Ella lo recibió rígida. No se movió.

-Mamá, lo siento. Te prometo que conseguiré una beca, para que los gastos de nuestro dinero sean destinados a la casa.- le supliqué.- no te preocupes por papá, él está bien.

Ella movió sus brazos hasta rodear mi cuello, empezando a acariciar mi cabello. Nos quedamos así por un buen rato.

-Lo siento, cariño. No fue mi intención desaparecer tanto tiempo, pero tenía que atender unos asuntos… pero cuando me di cuenta de que tu padre ya no estaba… lo siento tanto. He intentado llamarlo, pedirle disculpas, pero no contesta. No sé dónde está, no sé que hace. Any… tengo miedo sin él.- susurró mi mamá.

Otra carga de lágrimas se desbordó por mis mejillas ¿Cuántas veces había llorado ese día? Intenté contarlas, pero no pude.

-Mamá ¿Mejorará todo, verdad?- le pregunté algo aterrada.

No hubo respuesta.

-Mamá…-susurré.

-¡Cariño! No sufras, todo esto es complicado. Pero podemos seguir adelante. Aún hay dinero en nuestras cuentas, una buena cantidad. Lo suficiente como para que sobrevivamos un rato… mientras- respiró hondo.- yo busco trabajo.

Aquella noche cenamos juntas. Fue una cena corta, pero agradable. La más agradable que había tenido desde que papá se había ido.

Desde ese día todo cambió drásticamente. Papá aún no volvía y eso nos preocupaba cada vez más. Mamá estaba muy arrepentida. Cada vez que pensaba que nadie la veía soltaba unas cuantas lágrimas. Me sentía fatal, impotente al no poder hacer nada… pero eso sí…Danny. Él estaba en todos lados cuando lo necesitaba, no tenía necesidad ni si quiera de llamarlo. Siempre me encontraba a tiempo y me ayudaba, ya fuera por chat o en persona. Platicábamos, cada vez se me hacia más fácil hablarle, contarle sobre cosas más íntimas. Al igual que él conmigo. Ambos presentábamos la duda opuesta ¿Cómo se sentiría tener un hermano? Y para él ¿Cómo se sentiría tener una hermana?... desde entonces la confianza se intensificó. Él me llamaba hermana y yo a él hermano. Era algo hermoso, tierno. Cada cosa que él decía, que pronunciaba, que hacía. Me dejaba sin palabras, sin aliento. Me sentía tan bien. Empezaba a volverme adicta a pasar tiempo con él… y si no me equivocaba… si estaba en lo cierto… A Danny también le gustaba mucho pasar tiempo conmigo. Odiaba decirlo de esta manera, pero él era mi consuelo, mi sustento. No entendía cómo antes había estado sin él. Cada vez me daba cuenta de que me obsesionaba con todo lo que él hacía. Pero nada terminaba aquí. Un mes después de lo ocurrido, cartas anónimas con una buena cantidad de dinero empezaron a llegar a la casa. Al principio mamá no estaba dispuesta a aceptarlas, pero se vio obligada al ver que su sueldo no le alcanzaba para pagar el gas y la luz. Aquello nos dolía a ambas. Yo no trabajaba, pero había dado hasta el último centavo de mis ahorros. Mamá, por su parte había conseguido un trabajo como secretaria de un señor en una compañía que decía ser importante, pero de la que nunca había escuchado hablar.

Aquella mañana perdí la noción del tiempo y para cuando me di cuenta ya habían comenzado las clases. Miranda, mi mejor amiga, tenía un humor excelente, pero mi poca atención parecía molestarla.

-¡Any!- me sacudió el hombro- ¿En qué mundo estás?

Me sobresalté, volviéndome lentamente.

-¿Es un chico?- preguntó inquisitiva.

Sonreí.

-Podría ser…- murmuré.

Miranda dio un gritito ahogado. Apretó su mano contra mi hombro, haciéndome sentir dolor.

-¿Cómo es? ¿Hace ejercicio? ¿Cuándo fue? ¿Cómo? ¿Crees que le atraes?- explotó emocionada.

Reí.

-Tranquila- dije bajando sus manos hacia sus costados- te diré todo.

Ella sonrió.

-¡Ay! ¡Qué extraordinaria amiga tengo!- dijo conteniendo la emoción.

-Bueno, su nombre es Danny…- Miranda rió- lo conocí hace más de un mes, en una comida de mis papás. Hablamos un rato y me gustó su forma de ser.

Evité comentar que había sido atacada, pero él me había salvado. No pude contener una risita.

Dio ahora un verdadero grito de emoción. Esmeralda se volvió con expresión curiosa. Su pupitre estaba a sólo dos lugares del mío. Una sonrisa se extendió por su rostro.

-¿Cómo es?- preguntó Miranda entusiasmada.

Lo pensé por un momento.

-Fuerte… aahh… espalda ancha, brazos fornidos, piel bronceada, ojos verdes, dientes blancos. Personalidad de ángel, cabello café…

Volvió a gritar de emoción.

-¡Tengo que conocerlo!- me suplicó.

En ese momento tocó el timbre y el profesor pidió orden en la clase, frunciendo el seño al pasar la mirada por nosotras.