Bueno, ya lo he decidido :D :D :D Mañana es el último día de maratón y es el penúltimo capítulo jejejeje muchas gracias por los comentarios.
La pistola vaciló entre mis manos.
-No lo mates- dijo aquella voz perfecta en mi interior.
Maldije en voz baja ¿Debía hacerle caso? La pistola resbaló de mis manos y cayó a mis pies con un fuerte estruendo que resonó por toda la habitación.
-¡Eso no es de hombres! ¡Debiste matarme!- dijo Mateus con la voz entrecortadamente burlona.
Aquel fuego volvió a mí con una intesidad repentina.
Lo golpé nuevamente en el rostro. Si sonó algún "Crack" no supe de dónde fue, pero, con él, me traía sin ningún cuidado.
Dio un último suspiró antes de quedar inconsciente.
Entonces me volví hacia el cuerpo de Any, que seguía en la misma posición que antes. Aquello desinfló todo mi valor. Se veía tan vulnerable y aún así, tan hermosa como siempre, a pesar de estar... a pesar de que ella...
Apreté mis ojos, evitando las lágrimas que amenazaban con desbordarse. Caminé lentamente hasta llegar frente a ella, deseoso de que esto sólo fuera un mal sueño, pero una fuerte y dolorosa punzada en mi pecho me recordó que no... que esto era la horrible y cruel realidad. Tomé su cuerpo con delicadeza y lo estreché con fuerza, colocando mi cabeza cerca de su corazón para ver si aún palpitaba, pero, en cambio, vi un hoyo. La bala había dado en el corazón... Su sangre seguía tibia, pero ya no salía más... ¡La había perdido! Mi camisa se tornó a un rojo intenso.
Las lágrimas fueron más fuertes, desbordándose lentamente, hasta llegar a mi mentón y caer sobre ella.
La besé. Sí, besé aquellos fríos y pálidos labios sin vida, pero ya no hubo calidez. Ella ya no estaba allí. Ya no más.
Sentí que el aire de aquella habitación me aplastaba, por primera vez lo percibí putrefacto... parecía que ella no era la única que estaba aquí. Deseé salir lo antes posible de allí.
Caminé directamente a la puerta y salí a la luz de la única lámpara que alumbraba el largo pasillo al elevador.
Tragué con dificultad y seguí con mi camino hasta llegar frente al elevador, que, al pulsar el botón, se abrieron las puertas de par en par. Entré y esperé aquellos dolorosos segundos a que el elevador llegara a la planta baja.
Aquel sonidito desquiciante avisó que habíamos llegado y las puertas se abrieron. La recepcionista, que parecía que se quedaría hasta tarde, dio un grito ahogado y tomó el teléfono. La miré amenazante y me acerqué lentamente.
-Si vas a llamar a la policía, diles que el hombre que buscaban esta inconsciente en el último piso.- ordené fríamente.
Ella asintió sin hacer una pregunta.
Sus manos temblaban tanto que tardó un minuto en poder marcar el número correcto.
Después de dar largas explicaciones con la voz aguda del miedo, colgó y me observó apremiante.
-Y antes de irme- continué, taladrándola con la mirada.- llama al hospital. Necesitamos una ambulancia urgentemente.
-Pero ella...
-No- la interrumpí bruscamente- No te atrevas a decir esa palabra.
Asintió temerosa, encogiéndose en su asiento.
Le di la espalda y salí del edificio. Toda ferocidad y frialdad desapareció.
"¿Qué voy a hacer sin ti, Any?" Pensé para mis adentros con un terrible dolor. Si tan sólo hubiera llegado antes... ahora entendía el significado de mis sueños. Siempre había sabido que era en Londres. De haberlo descubierto antes nada de esto hubiera pasado, pero no... fui tan tonto como para no darme cuenta.
Sentí un terrible odio hacia esa recepcionista y hacia los que me recibieron en aquel sombrío vestíbulo... quizás... si me hubieran dicho antes... si me hubieran dejado subir antes... Any... estaría radiante, escondida entre mis brazos. Sus mejillas estarían sonrosadas por tanta adrenalina... temblaría como un monito asustado. Entonces no dudaría en abrazarla. La hubiera rodeado fuertemente con mis brazos y la hubiera estrechado en señal de que todo había pasado. Sentiría sus manos rodearme también y a causa de tanta cercanía, lograría sentir sus latidos desbocados por el susto que habíamos pasado... y si no me equivocaba... también estarían de aquella manera por estar conmigo, como los míos se tornaban cuando ella estaba junto a mí. A pesar del peligro de haber pasado, me sentiría dichoso de volverla a ver, de volver a tocarla, sentirla entre mis brazos y saber que no le pasaría nada. No mientras estuviera en mi custodia. Hubiera vela por ella más que antes. Si por mí hubiera sido, habría dormido en su habitación, pero...
Ya no habría más. Ella ya no estaba. No volvería a escuchar su dulce voz, que me ponía los pelos de punta, no vería a esos hermosos labios color carmesí tornarse a una sonrisa encantadora pero juguetona. No vería aquellos perfectos ojos azules, que parecían traslucir algo más de lo que ella aparentaba ser. No la volvería a tener entre mis brazos y eso me dolía sobremanera. No sabía cómo soportaría tanto dolor. "Ella ya no está" Repetí para mis adentros, "Ella ya no está".
Entonces escuché un fuerte sonido en la lejanía, que a los pocos minutos se volvió más cercano. En la esquina logré divisar un auto blanco, con una cruz del lado derecho, sonando una sirena, que al verme, se apagó y se estacionó frente a nostros. Bajaron varios hombres vestidos de blanco cargando una camilla al interior del edificio ¿Pero qué rayos les había dicho la recepcionista?
-¡Sorry!- exclamé notablemente molesto.
Los hombres se acercaron.
-Who can speak Spanish?- pregunté escrutándolos con la mirada.
Uno de ellos se adelantó y sonrió con orgullo.
-Yo, señor-contestó.
-Necesito ayuda con esta chica, por favor. Sé que ha perdido mucha sangre y que lo más probable sea que la bala le haya dado en el corazón... pero ¡Por favor!- supliqué- ¡Ayúdenme! ¡Es mi última esperanza!
El rostro de todos mostraba compasión.
-Veremos qué se puede hacer.- dijo el señor poco convencido.
Entonces, con un ademán de parte de él, entre todos tomaron a Any y la colocaron sobre la camilla, corriendo hasta la ambulancia, donde la subieron y empezaron a atenderla.
"Por favor, que viva. Te lo ruego, haré lo que sea" dije para mis adentros, pero ¿A quién se lo decía? No lo sabía, se lo pedía a cualquiera que pudiera escucharme. El hombre que me atendió
al principio, salió de la ambulancia.
-Lo siento, señor...- vaciló por un momento- pero ya no hay nada que podamos hacer- dijo tímidamente.
Maldije en voz baja ¿Debía hacerle caso? La pistola resbaló de mis manos y cayó a mis pies con un fuerte estruendo que resonó por toda la habitación.
-¡Eso no es de hombres! ¡Debiste matarme!- dijo Mateus con la voz entrecortadamente burlona.
Aquel fuego volvió a mí con una intesidad repentina.
Lo golpé nuevamente en el rostro. Si sonó algún "Crack" no supe de dónde fue, pero, con él, me traía sin ningún cuidado.
Dio un último suspiró antes de quedar inconsciente.
Entonces me volví hacia el cuerpo de Any, que seguía en la misma posición que antes. Aquello desinfló todo mi valor. Se veía tan vulnerable y aún así, tan hermosa como siempre, a pesar de estar... a pesar de que ella...
Apreté mis ojos, evitando las lágrimas que amenazaban con desbordarse. Caminé lentamente hasta llegar frente a ella, deseoso de que esto sólo fuera un mal sueño, pero una fuerte y dolorosa punzada en mi pecho me recordó que no... que esto era la horrible y cruel realidad. Tomé su cuerpo con delicadeza y lo estreché con fuerza, colocando mi cabeza cerca de su corazón para ver si aún palpitaba, pero, en cambio, vi un hoyo. La bala había dado en el corazón... Su sangre seguía tibia, pero ya no salía más... ¡La había perdido! Mi camisa se tornó a un rojo intenso.
Las lágrimas fueron más fuertes, desbordándose lentamente, hasta llegar a mi mentón y caer sobre ella.
La besé. Sí, besé aquellos fríos y pálidos labios sin vida, pero ya no hubo calidez. Ella ya no estaba allí. Ya no más.
Sentí que el aire de aquella habitación me aplastaba, por primera vez lo percibí putrefacto... parecía que ella no era la única que estaba aquí. Deseé salir lo antes posible de allí.
Caminé directamente a la puerta y salí a la luz de la única lámpara que alumbraba el largo pasillo al elevador.
Tragué con dificultad y seguí con mi camino hasta llegar frente al elevador, que, al pulsar el botón, se abrieron las puertas de par en par. Entré y esperé aquellos dolorosos segundos a que el elevador llegara a la planta baja.
Aquel sonidito desquiciante avisó que habíamos llegado y las puertas se abrieron. La recepcionista, que parecía que se quedaría hasta tarde, dio un grito ahogado y tomó el teléfono. La miré amenazante y me acerqué lentamente.
-Si vas a llamar a la policía, diles que el hombre que buscaban esta inconsciente en el último piso.- ordené fríamente.
Ella asintió sin hacer una pregunta.
Sus manos temblaban tanto que tardó un minuto en poder marcar el número correcto.
Después de dar largas explicaciones con la voz aguda del miedo, colgó y me observó apremiante.
-Y antes de irme- continué, taladrándola con la mirada.- llama al hospital. Necesitamos una ambulancia urgentemente.
-Pero ella...
-No- la interrumpí bruscamente- No te atrevas a decir esa palabra.
Asintió temerosa, encogiéndose en su asiento.
Le di la espalda y salí del edificio. Toda ferocidad y frialdad desapareció.
"¿Qué voy a hacer sin ti, Any?" Pensé para mis adentros con un terrible dolor. Si tan sólo hubiera llegado antes... ahora entendía el significado de mis sueños. Siempre había sabido que era en Londres. De haberlo descubierto antes nada de esto hubiera pasado, pero no... fui tan tonto como para no darme cuenta.
Sentí un terrible odio hacia esa recepcionista y hacia los que me recibieron en aquel sombrío vestíbulo... quizás... si me hubieran dicho antes... si me hubieran dejado subir antes... Any... estaría radiante, escondida entre mis brazos. Sus mejillas estarían sonrosadas por tanta adrenalina... temblaría como un monito asustado. Entonces no dudaría en abrazarla. La hubiera rodeado fuertemente con mis brazos y la hubiera estrechado en señal de que todo había pasado. Sentiría sus manos rodearme también y a causa de tanta cercanía, lograría sentir sus latidos desbocados por el susto que habíamos pasado... y si no me equivocaba... también estarían de aquella manera por estar conmigo, como los míos se tornaban cuando ella estaba junto a mí. A pesar del peligro de haber pasado, me sentiría dichoso de volverla a ver, de volver a tocarla, sentirla entre mis brazos y saber que no le pasaría nada. No mientras estuviera en mi custodia. Hubiera vela por ella más que antes. Si por mí hubiera sido, habría dormido en su habitación, pero...
Ya no habría más. Ella ya no estaba. No volvería a escuchar su dulce voz, que me ponía los pelos de punta, no vería a esos hermosos labios color carmesí tornarse a una sonrisa encantadora pero juguetona. No vería aquellos perfectos ojos azules, que parecían traslucir algo más de lo que ella aparentaba ser. No la volvería a tener entre mis brazos y eso me dolía sobremanera. No sabía cómo soportaría tanto dolor. "Ella ya no está" Repetí para mis adentros, "Ella ya no está".
Entonces escuché un fuerte sonido en la lejanía, que a los pocos minutos se volvió más cercano. En la esquina logré divisar un auto blanco, con una cruz del lado derecho, sonando una sirena, que al verme, se apagó y se estacionó frente a nostros. Bajaron varios hombres vestidos de blanco cargando una camilla al interior del edificio ¿Pero qué rayos les había dicho la recepcionista?
-¡Sorry!- exclamé notablemente molesto.
Los hombres se acercaron.
-Who can speak Spanish?- pregunté escrutándolos con la mirada.
Uno de ellos se adelantó y sonrió con orgullo.
-Yo, señor-contestó.
-Necesito ayuda con esta chica, por favor. Sé que ha perdido mucha sangre y que lo más probable sea que la bala le haya dado en el corazón... pero ¡Por favor!- supliqué- ¡Ayúdenme! ¡Es mi última esperanza!
El rostro de todos mostraba compasión.
-Veremos qué se puede hacer.- dijo el señor poco convencido.
Entonces, con un ademán de parte de él, entre todos tomaron a Any y la colocaron sobre la camilla, corriendo hasta la ambulancia, donde la subieron y empezaron a atenderla.
"Por favor, que viva. Te lo ruego, haré lo que sea" dije para mis adentros, pero ¿A quién se lo decía? No lo sabía, se lo pedía a cualquiera que pudiera escucharme. El hombre que me atendió
al principio, salió de la ambulancia.
-Lo siento, señor...- vaciló por un momento- pero ya no hay nada que podamos hacer- dijo tímidamente.
T.T T.T
ResponderEliminarAny esta muertaaaaaaa!!!!!!!
Porque!!!!??? Nessy!!!??? T.T
Danny! Probrecito T.T
Que va a pasar con la familia de Any???!!!
Nessy!!!
Espero por el proximo capii
Besos
P.D.: Estoy triste =(
Ella ya no esta .
ResponderEliminarEsas palabras me mataron , Nessy , Eres una Genial y Maravillosa escritora , Hiciste que sintiera todo lo que sintió Danny , Hasta me salieron lagrimas , La muerte de Danny era horrible y cruel , Ella ni nadie merece morir así .
Solo siento lastima por Danny , quien a perdido su madre y ahora la persona que ama .
Penúltimo capitulo ;(
Publica pronto
Te quiero
Nos leemos
Bye
XoXo
Rosebelle
Hola paso a recomendarte el siguiente blog:
ResponderEliminarhttp://mis-bellas-letras.blogspot.com