Dany jejejejeje ¡Muchas gracias por tu comentario! En serio que me alegra mucho que te haya gustado la historia :D :D :D :D :D :D :D y bienvenidas a las dos ¡Por supuesto que me paso por su blog! :D :D :D :D :D :D :D (Para todas) Espero que les guste el capítulo ;) Ya adivinarán que narra en esta parte jajajajajaja
Sonreí burlón.
-Porque nada "grave" pasó. Vengo a arreglar las cosas y tengo el tiempo limitado para lograrlo, entonces, no quiero que tu interfieras en mis planes- amenacé.
Soltó una carcajada.
-"No me puedes pedir ni mucho menos ordenar" eso.- repuso tal como yo le había dicho antes.
Lo fulminé con la mirada. Mis puños se crisparon.
-Que te quede claro que yo no voy a pelear contigo por eso.- dije intentando contener la rabia.
Sonreí forzadamente, pero su expresión no se suavizó ni un ápice.
-Si vas a ser tan breve, entonces yo también te aviso. No eres el único que la ama, yo también voy a luchar por ella- aseguró.
Lo escruté duramente con la mirada.
-Pues debes saber que no tienes más posibilidades que yo- repuse.
Soltó una segunda carcajada.
-Hablando del que la dejó el día de su cumpleaños- murmuró con sorna.
-Yo no la dejé, ella me dejó... y no fue el día de su cumpleaños, fue un día antes- aclaré.
Bufó.
-¿La estás llamando mentirosa?- preguntó.
-No- contesté con firmeza- sólo quiero que sepas que no pasó nada ¿Entiendes? Me atrevo a venir porque no pasó nada entre nosotros. Alguien nos hizo creer que sí.
Sí, había llegado a aquella conclusión desde hacía semanas.
No dijo nada.
Sonreí para mis adentros, parecía que esta batalla la había librado. Quizás así lo mantendría apartado lo suficiente... pero, sólo quizás...
-¿Esperas que me crea eso? Si yo no lo puedo creer, entonces dudo que ella lo haga.
Maldije para mis adentros ¡Había pensado demasiado rápido! Aún no había librado la batalla.
-Ella me conoce y sabrá si digo la verdad, porque, sinceramente, no me interesa lo que piensas- contesté entre dientes.
-Pues qué lástima, porque suelo tener la razón y estoy seguro que esta vez estoy completamente en lo cierto.- repuso fríamente.
Un atisbo de lucidez en sus ojos me hizo saber que no mentía ni dudaba de aquellas palabras.
Suspiré.
-Eso ya lo veremos, porque, yo tampoco suelo equivocarme y estoy seguro que ella entenderá. Quizás no hoy, pero lograré que lo haga.
Nos fulminamos mutuamente con la mirada hasta que escuché una voz conocida, que me dejó turbado. Ambos miramos hacia la entrada de la casa al mismo tiempo. Any nos observaba con ojos inocentes y cristalinos, que parecían al borde de las lágrimas.
¡Cuánta impotencia sentí cuando el chico salió corriendo a abrazarla y estrecharla con cariño! Y lo que más me dolió, fue que Any correspondió al abrazo.
Ahora cuenta Any :D :D :D :D :D
Los observé con detenimiento, aún incapaz de salir de mi asombro ¡Danny en realidad estaba allí! Mis ojos se anegaron de lágrimas cargadas de impotencia ¿Qué debía hacer en aquel momento? Él me había lastimado, no podía salir corriendo y abrazarlo. Él ya no me amaba... lo había dicho claramente en sus cartas.
Ambos hombres se volvieron hacia mí al sentir mi presencia. Entonces Jack salió corriendo a consolarme. Acepté su abrazo con cierta vacilación. Finalmente necesitaba ese consuelo.
El rostro de Danny se crispó de rabia.
Suspiré, incapaz de encararlo.
-Hola, Any- lo escuché finalmente.
No pude creer que había escuchado su voz. Instintivamente levanté la mirada, que Danny sostuvo con un cariño turbador que me robó el aliento. Mis latidos se aceleraron. Sus hermosos ojos verde esmeralda destellaron con picardía. El Danny que tanto amaba se encontraba allí, observándome con aquel cariño que tanto conocía ¿Sería posible que él hubiera terminado conmigo? Su suéter de tortuga color canela se amoldaba a su cuerpo, dejando bien marcado su abdomen bien formado y sus gigantescos músculos. Con su saco negro que llegaba hasta sus rodillas, le daba un aire de autoridad y protección. Por un momento deseé acurrucarme en su regazo, pero, en cambio, artículo en patético "hola".
Jack me soltó y sonrió con comprensión.
-Será mejor que entremos- propuso.
Asentí lentamente, sin ser capaz de quitar la vista de Danny.
Solté un largo suspiro.
-Ve entrando tú- lo apremié- yo tengo que hablar con...
No fui si quiera capaz de pronunciar su nombre. Pero Jack, con un simple intercambio de miradas, dolorosa por su parte, supo a lo que me refería y no me cuestionó, entrando con pasos cansinos a la casa.
Contuve el aire antes de volver a mirarlo.
-¿Cómo es ella?- susurré con la voz quebrada.
Danny dio unos pasos hacia mí.
-No sé de quién hablas- contestó dulcemente.
Lo escruté con la mirada, buscando algún signo de mentira.
-¿Cómo vas con él?- me preguntó.
Instintivamente me volvió hacia la entrada de la casa, observando el último lugar donde había visto a Jack.
Empecé a sentirme mareada, recordando que tenía que respirar. Bajé la vista y observé con la mirada perdida mis pies, temerosa de que sus ojos me volvieran a sostener la mirada. Era débil, yo lo sabía, y si quería mantenerme firme y coherente debía rehuir su mirada a como diera lugar. Porque aquella chispa electrizante que nos conectaba a cada mirada, me pasaba por el cuerpo con una rapidez placentera, que quemaba. Anhelaba volver a sentir aquel sentimiento, pero si lo hacía, si lo hacía tendría perdida la batalla.
-Es mi mejor amigo- aseguré a sabiendas de lo que se refería.
Tuve el impulso de ver su reacción, pero me retuve, temerosa de levantar la mirada.
-Quiero que me aclares cómo pasó todo esto- pidió Danny repentinamente cerca de mí.
-No lo sé, Danny... me dijiste que ya no me amabas y que habías encontrado a otra- susurré, intentando que la voz no se me quebrara, pero sin éxito.
Tomó mi mentón con suavidad, su roce me quemaba sobremanera. Mis pensamientos se dispersaron, atrapada en las redes de sus ojos. Tuve que poner el doble de atención a lo que pretendía argumentar en mi defensa.
-No lo entiendo yo tampoco, hermanita. Tú fuiste quien terminó conmigo- aseguró, escrutándome con la mirada, esperando mi reacción.
Negué rotundamente con la cabeza.
-No me mientas, Danny. Si lo haces para no lastimarme, pues... no servirá de nada, porque el simple hecho de la mentira ya es suficiente- sollocé.
Las lágrimas empezaron a desbordarse por mis mejillas.
-¿Por qué no confías en mí?- preguntó.
La respuesta a aquella pregunta, me tomó más tiempo del normal formularla.
-Alguna vez lo hice, pero... me lastimaste... y no quiero que vuelva a pasar- expliqué lentamente.
Su mandíbula se tensó.
-Entonces confía en mí- pidió.
Sus ojos se volvieron suplicantemente seductores.
-Danny...- sollocé con un hilo de voz- no puedo, cuando te la di, la botaste y no pienso cometer el mismo error, no soy de esas personas que dan segundas oportunidades.
-Pero, Any, piénsalo solo por un momento.- me pidió- entiende que aquí hay algo que no encaja.
Negué con la cabeza.
-¿Cuándo terminé supuestamente contigo?- insistió.
-El día de mi cumpleaños- contesté dolida.
Danny sonrió con el triunfo reluciendo en sus hermosos ojos.
-¿Ves? No encaja. Yo recibí un correo tuyo, un día antes de tu cumpleaños, que decía que ya no me amabas, que habías encontrado a otro.
Me acurruqué en su regazo y sollocé en silencio. Me rodeó la cintura con sus musculosos brazos y esperó pacientemente mi respuesta ¡Qué paz interior sentí en aquel momento! Me percaté en ese mismo instante que había añorado mucho esos brazos protectores.
-¿Por qué debería creerte?- susurré disfrutando secretamente del momento.
Me estrechó dulcemente, pero no contestó nada. Me tocó ahora esperar su respuesta. Pero, si por mí hubiera sido, hubiera deseado que nunca acabara el momento...
¡¿Pero en qué pensaba?! Me había lastimado, no debía ser tan fácil de persuadir.
-¿Por qué te mentiría?- contestó con otra pregunta.
-Tú eres el que sabe.
Dio un largo suspiro.
-¿Por qué eres tan terca?- se quejó entre dientes.
Sonreí para mis adentros.
-Tú eres el que sabe- insistí.
Nos quedamos así por un largo rato.
Estar entre sus brazos era como estar en casa, de eso estaba completamente segura.
Entonces, como por arte de magia, sentí cómo la conexión empezó a fluir lentamente por mi sangre. Supe que había recuperado la conexión que la distancia nos había robado... y también supe... que él fue, es y será siempre mi alma gemela, mi sustento, mi mundo.
Dio un hondo suspiro y me separé lentamente de él.
-Será mejor que entremos- susurré.
Una sonrisa pícara atisbó en la comisura de sus labios.
De improvisto me tomó de la cadera, me acercó a él y besó mi mejilla, que al instante empezó a arder.
-Danny- lo reproché con un hilo de voz, reprimiendo una sonrisa.
-¿Qué pasa aquí?- preguntó alguien a nuestras espaldas.
Ambos nos volvimos instintivamente.
Roger nos miraba con una expresión fría.
-Hola, Roger- lo saludé.
No contestó, parecía más concentrado en Danny, escrutándolo de pies a cabeza con la mirada, sin si quiera ocultar su descontento. Di dos pasos lejos de Danny.
-Te estábamos esperando- comenté al cruzar miradas.
-Se veían más entretenidos en sus asuntos- repuso con notable molestia.
Di un suspiro nuevamente y lo invité a que entrara con un movimiento de mano. No fui capaz de mirar a Danny. Pero aquel beso me había dejado algo desorientada, aumentando el calor de mi mejilla, me imaginé claramente que debía estar roja como un tomate. Roger entró sin dedicarnos ni una sola mirada, mientras que Danny me dejó el paso.
Al entrar, Miranda y Jack estaban sentados uno enfrente del otro, mirando en diferentes direcciones. La tensión en el aire fue tan palpable que me pregunté si podría cortarla con un cuchillo. Algo en mi interior, que reconocí como presentimiento, me dijo que ésta sería una velada difícil.
Nessy, me alegra saber que as echo segunda parte de enamoramiento cibertenico!
ResponderEliminarIgual tardo un poco en ponerme al dia con la historia pero que sepas que ya he empezado a leerla desde donde me quede... y me encanta!!
Besotess ^^