lunes, 24 de enero de 2011

Las apariencias engañan

Debo admitir que el capítulo es corto jejejejeje pero ahora no he tenido mucho tiempo :D :D :D :D :D Muuuuuchas gracias por los comentarios y bienvenida a la nueva seguidora ;) Les agradezco todo su apoyo.

No sabía cómo sentirme al respecto. Debía admitir que mis latidos se habían acelerado conforme pronunciaba cada palabra. Cada palabra que sentía como única...

-Te la escribió hace meses, cariño- dijo Sora con pesar, colocando una mano sobre mi hombro- puede que ese sentimiento lo haya perdido ya.

Aquellas palabras destrozaron el poco ánimo que había recuperado.

Miranda se acercó a ella y le dedicó una mirada asesina.

-¿Qué no ves que la lastimas más?- la reprochó en voz baja.

Sora se dispuso a protestar, pero la dejé con la palabra en la boca.

-No, no se peleen por eso, Sora tiene razón.- dije débil y cortante.

Ambas me miraron, una con incredulidad y otra con compasión.

-Será mejor que bajemos, van a creer que te quedaste atorada en el baño- bromeó Miranda intentando suavizar el ambiente.

-Que no sería novedad tratándose de Any- coincidió Sora.

Las dos soltaron sonoras carcajadas.

Solté una risa forzada, intentando aminorar los latidos desbocados de mi débil corazón.

Salí pisándole los talones a Miranda, deseando que la tierra me tragara en aquel momento. No quería ver a nadie a la cara, que pudieran observar a plena luz cómo mis ojos estaban hinchados por tanto llorar, cómo mis labios se contraían en una mueca de infinita tristeza. El ambiente de fiesta empezó a sentirse incluso antes de que bajáramos el último escalón.

Entonces Miranda paró de golpe, provocando que me tambalear, se volvió hacia mí.

-Any, no te preocupes por nada, es un infeliz. Nadie debe hacerte sufrir ¿Entendiste? Nadie, así que, no vale la pena que llores por él- me aconsejó suavemente, tomando mi mano.

Sora me limpió las cautelosas lágrimas que ya se habían derramado inconscientemente hasta llegar a mi mentón.

-No llores, querida. Hay otros que seguramente sabrán valorarte mejor que él.- me aseguró Sora limpiando mis lágrimas con la misma suavidad que Miranda.

Asentí lentamente, respirando hondo.

Bajamos el último escalón y una oleada de gritos y exclamaciones invadió la sala y el recibidor. Mi mamá llegó corriendo, lista para abrazarme.

-¿Cómo estás, cariño?- me preguntó con la preocupación dibujada en el rostro.

-Bien, mamá- respondí automáticamente.

Cuánto hubiera deseado que mis padres hubieran sido de esos que no permitían a sus hijos hacer fiestas en casa. Mi ánimo no daría para tanto. Me sentía exhausta y vacía. Mi único deseo en aquel momento era irme a la cama y dormir. Pero no como cualquier noche, dormir y despertar como si nada hubiera pasado, porque... sin Danny... ya no sabía cómo afrontar lo que venía en el futuro. Él había sido mi sustento y sin él, me había desmoronado en miles de pedacitos, dispersos, incurables.

-Será mejor que partamos el pastel- comentó mamá al ver lo poco convincente que se veía mi expresión.

Me soltó y se volvió hacia los invitados.

-Vamos a cantarle las mañanitas a nuestra cumpleañera- exclamó.

Sí, bueno, ése era mi cumpleaños. Que, si hubiera sido antes, lo habría disfrutado como nunca.
La gente me abrazaba, me entregaba regalos, me felicitaba y entablaba conversaciones conmigo, que ni si quiera sabía de qué eran. Estaba ausente. La única plática que despertó un poco de culpabilidad en mí, fue la que tuve con Jack, que, sentado en la esquina más apartada de la sala, miraba a la concurrencia con ojos sombríos y aburridos. Cuando me acerqué a él, se incorporó y me dio un abrazo.

-¿Por qué no me dijiste que era tu cumpleaños?- preguntó.

Suspiré con pesar.

-Lo siento, lo había olvidado- confesé avergonzada.

Soltó una amarga carcajada.

-¡Increíble!- exclamó con incredulidad.- ni si quiera mi abuela- bromeó divertido.

Me encogí de hombros.

-Ahora he tenido cosas más importantes que mi cumpleaños, supongo que ésa es la razón- repuse lentamente.

Entonces me soltó y me penetró con la mirada.

-¿Más importantes?- preguntó repentinamente interesado.

-Yo...- tartamudeé con nerviosismo- es complicado...

En sus ojos vi fugazmente la respuesta que me hubiera dado: "Pues tengo todo el tiempo del mundo", pero, al mirar a su alrededor, su rostro se descompuso.

-Estás ocupada, quizás otro día- dijo, en cambio.

Suspiré por segunda vez, entonces recordé que la idea era que pasáramos una tarde tranquila solamente los dos.

-Lo siento, Jack, de haber sabido... yo... en serio que...

Colocó un dedo sobre mis labios.

-No hay nada de qué disculparse, no cuando es tu cumpleaños y no lo recordabas. Ambos quedamos igual de sorprendidos, estamos a mano- me interrumpió con suavidad.

Quedé turbada por un momento. La punzada de culpabilidad empezó a abrirse paso en mi interior.

-Será mejor que me vaya- susurré incómoda.

Ahora no fui yo quien suspiró.

-Sí, tienes mucho que atender- convino contrariado.

Hubo un largo silencio. Esperando a que él dijera algo que parecía haber guardado. Entonces suspiré y le di un leve y rápido beso en la mejilla antes de dar media vuelta e ir a ayudar con la comida en la cocina.

2 comentarios:

  1. Lo siento ! Disculpa por no comentar en la entrada anterior , es qe estoy de vacaciones y ya sabes , el tiempo se va volando xd.


    :/ Me siento tan mal por Any , Debe ser muy Duro y a la vez algo Raro saber qe tu novio se fue con otra y no sabes si es cierto o no :/


    Jack parece muy interesante :)

    Publica pronto ! :D
    Te quiero
    Bye

    XoXo
    Rosebelle

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¡Me encantan los comentarios! Agradezco que te hayas pasado unos minutos.